Capitulo 20

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Cuando te conocí.

Las emociones son algo que uno aveces no podemos controlar, y a través de eso solemos sufrir de muchas cosas, y más si tienes malos recuerdos persiguiéndote. No les voy a mentir de que he hecho todo para poder llevar una vida sana, ¿Es complicado? Si, solo que tenemos que saber cómo sobrellevar las cosas para que nada de eso te consuma.

Nada en esta vida es difícil, es difícil cuando te pones límites, cuando te pones a pensar en el “No puedo”. Todos al tener la madures suficiente  se da cuenta que todo lo que te pasa en esta vida es por algo, o tal vez por algún propósito que a lo mejor no sabemos cual es, pero también debemos saber que cuando las cosas se nos complican que llegan a tal manera del desespero, angustia, preocupación y sobre todo el cansancio, tenemos que mantener la calma para no entrar en un colapso.

No es bueno llegar al punto donde ya no podemos seguir aguantando cosas que nos afecta en lo emocional, hay que darle su fin, no podemos seguir permitiendo hacernos daños de esa manera o que nos hagan daño, somos sere humanos que sentimos, no robots.

Suspiro.

Fingir que no te está pasando nada, cuando en realidad estás pasando de todo, es un poco complicado, porque son cosas de las cuales uno esta luchando dia a dia.

Haber tenido esa pequeña indiferencia con mi madre no me ha dejado tranquila, haber descubierto la verdad que me dijo Jayden, tampoco me ha dejado tranquila.

Desde un principio tuve que saber que si me involucraba con el, no me traería nada bueno.

Salgo de mi habitación y me voy a la cocina a preparar un poco de café, estamos entrando en la temporada de invierno, y hay días que el grado está tan bajo que no podemos andar descalzos en casa.

Me encontraba en mi pequeño departamento, dejé la olla en la cocina mientras iba por mi teléfono que estaba en la sala. Ha pasado una semana desde el cumpleaños de Jayden, y como siempre, no se nada de él desde ese entonces.

Marco el número de mi madre, mientras aún está el tono de llamada activa, miro la hora en el reloj que estaba en la pared y marcaban las 9:30 de la mañana, allá en Venezuela vendría siendo las 15:30 de la tarde.

—Hola mamá..

Pase toda la mañana hasta las 12 del media día hablando con mi madre, tenía que disculparme con ella por la actitud que había tomado ese dia, ella las aceptó y me habia comentado que estaba saliendo con alguien, no lo tome mal, eso me alegra bastante, saber que mi madre puede volver amar.

Miro el reloj y eran las 14:00 de la tarde, voy directo al cuarto de baño para poder darme una ducha caliente;  20 minutos después, me había puesto una ropa cómoda para el frío, claro que me puse mi vestido amarillo floreado, un saco para el frio y botas.

Agarro mi bolso que estaba cerca de mi hilera de libros y metí uno que se llama Bajo la misma estrella. Salgo del departamento y me dirijo a la parada para agarrar un bus que va al centro de Madrid, donde se encuentra la cafetería Armenia.

Pasaron 15 minutos en el bus, empecé a caminar por el centro de Madrid, veía las personas pasar, el frió viento jugaba con mi cabello suelto. Al llegar a la cafetería, me voy a unas de las mesas que daba la vista a la calle de afuera, una joven chica rubia se cerca para atenderme.

—Hola buenas tardes —me saluda la chica.

Dejo mi bolso sobre el asiento de al lado y me acomodo el cabello.

—Hola, por favor un café con leche caliente con dos de azúcar y un panecillo de queso —ella anota en su pequeña libreta y se retira.

Saco el libro de mi bolso y empiezo a leerlo mientras espero pacientemente el pedido. Mientras pasaban los minutos, fundida en la lectura no me doy cuenta de que la chica ha traído lo que le pedí, hasta que alguien se sienta al frente de mi y veo dos dedos bajando el libro el libro poco a poco.

Cuando Te Conocí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora