Una misión en el extranjero mantuvo a Suguru incomunicado durante quién sabe cuántos días, y obviamente yo estaba en la miseria, mientras intentaba matar el tiempo comía dulces de todo tipo en la sala de estudios. Mientras tanto, veía a Shoko hackear bases de datos para sus exámenes de medicina en la universidad de los mortales. (No se ofendan, pero no hacen cosas tan interesantes como nosotros.)
El problema es que tanto mi departamento como el de Shoko se convirtieron en basureros de envolturas con el pasar de los días. La acompañaba a estudiar mientras comíamos dulces y comida rápida. Cuando su departamento estuvo lo suficientemente repleto de basura y platos sucios, nos mudamos al mío, hasta que eventualmente sucedió lo mismo. Después de acabar su periodo de exámenes y tras dos días de limpieza, en los que evidentemente pagué a alguien más para hacerlo, Shoko me prohibió usar su cuarto para comer cualquier cosa que "una persona decente no pueda limpiar en breves".
Sin embargo, esas noches de felicidad también se fueron en picada. Según sus palabras médicas, estaba desarrollando un apego ansioso hacia Suguru. Además, esta distancia y "silencio obligado" no me estaban ayudando, sumado a mi poca capacidad para dormir decentemente. Shoko me compartió unas gotas para inducirme el sueño y que, de cierta manera, pudiera apagar mi cerebro un rato, eso sí, siempre bajo su supervisión.
Por lo mismo, me empezó a usar como sujeto de experimento para su proyecto de psiquiatría. Me obligó a hablar de cosas de mi propia psique con ella, lo cual fue una introspección terrible. Pero mira, sacamos información interesante.
El lenguaje del amor de Suguru hacia mí:
Fotos: Siempre toma fotos cuando estamos juntos, o cuando estoy comiendo algo y se me cae, o cuando yo me caigo, o cuando estamos haciendo nuestras cosas (sí, justo eso que estás pensando en este momento, cochino). También me manda selfies, y yo le mando algunas de vuelta. Siempre tenemos fotos recientes el uno del otro.
Dormir: No voy a negar que cuando estoy con él suelo dormir más de lo habitual, lo cual no alcanza a ser lo mínimo que en realidad debería descansar para ser una persona funcional, pero sí para ser yo. Sin embargo, he de admitir que mi sueño dura muy pocas horas pero más de lo habitual. Por otro lado, me gusta quedarme despierto y sentir cómo Suguru me busca a su lado entre sueños. Me abraza con fuerza y balbucea cosas que ni concentrando todo mi poder puedo entender, excepto cuando dice mi nombre.
Dulces: Siempre, cada vez que regresa de sus misiones, me trae algo dulce. Si estoy enojado, aparece con un pastel; si me siento deprimido, llega con una crepa; y si estoy siendo terco, trae diferentes tipos de galletas. Y si busca algo más... bueno, no es muy difícil adivinar que, de vez en cuando, me obsequia una caja de chocolates como una forma sutil de pedirme... sexo.
Pero, a ver... esto no me convierte en un animal caliente, aunque la realidad es que me vuelvo débil ante su olor y su calor. Según Shoko, estoy peor que una colegiala en plena pubertad. Yo le respondo que, una vez que has estado con alguien que es como una fina carne, es un disfrute privilegiado, y la verdad es que no me canso de ello.
Si tuviéramos que hacer la misma lista, pero ahora a la inversa, quedaría más o menos así:
Regalarle discos: Suguru ama el rock y tiene estas bandas medias raras alemanas que gritan mucho. He de decir que no me encantan en ese sentido, pero tanto ruido me adormece. Quién lo diría. Por eso siempre que voy a Europa le traigo viniles o discos.
El sedoso cabello de Suguru: Se mantiene así gracias a mí. He tenido relaciones con mujeres y hombres, nada serio, y por ende, he acariciado muchas cabelleras de diversos tipos. Sin embargo, el cabello de Suguru es tan sedoso que me he vuelto adicto a trenzarlo o simplemente peinarlo con mis dedos. Es una maravilla y, de paso, lo ayuda a conciliar el sueño en sus noches de insomnio.
Robarle sus gomas: Y sí, está altamente relacionado con lo anterior. Suguru es muy pulcro y odia salir a la calle con el cabello suelto, pero tiene que ser realista. No puede pretender que no quiera disfrutar de su melena. Así que cada tanto le robo sus gomas, para fastidiarlo. Una broma blanca.
Besitos: Porque es íntimo, es algo muy nuestro y siempre queda aturdido por tres segundos cuando recibe uno.
Sé que no leen esta información por privacidad, pero si alguien ajeno a nosotros tres se entera de lo que acabo de escribir, por favor, les prohibo difundirlo. Créanme cuando digo que tengo maneras de saber de dónde se originó el rumor.
Volviendo al tema que nos ocupa, la parte más difícil de las misiones de Suguru es el hecho de que conozco perfectamente su aroma, especialmente cuando consume maldiciones. Perder ese olor siempre me pone de mal humor. Detesto la incertidumbre de no saber, al menos, si está relativamente cerca. Aunque durante los primeros días hay llamadas de por medio, han pasado varios días sin tener noticias suyas. Solo sé que sigue con vida, gracias a que, afortunadamente, el dinero brinda contactos. Y aún más si eres descendiente del clan Gojo.
Pero la ansiedad es mi vecina incómoda. Desde que tengo esto con Suguru, veo maldiciones propias que afortunadamente esfumo en un pestañeo. Pero en ocasiones, provoca que flaquee demasiado y no me reconozca. A veces, el amor se siente como un gas incómodo, similar a cuando consumes uno de esos ramen mexicanizados. Obviamente, nuestro estómago no está preparado para tolerarlo.
Siempre me quejo de que es muy pesado, incluso para alguien como yo, a quien este tipo de cosas le parecían banales en términos de tener una relación. Pero por él, todo vale la pena.
SG.

ESTÁS LEYENDO
Querido: Yo
FanfictionSatoru Gojo y su enorme ego fueron reprendidos y castigados. El grandioso e increíble Satoru ahora debe llevar un diario personal, como un niño pequeño, con el fin de reducir su arrogancia y mantener los pies en la tierra. Sin embargo, entre tantas...