Querido: Yo

IX

Jueves, de quién sabe qué mes, en quién sabe qué momento, pero bueno, tengo que escribir al menos uno de estos una vez al mes.

Han sido días buenos y malos.

¿Qué sucede? No lo sé. Estoy sumamente perdido en el olor a lavanda y el color de sus ojos, entre la oscuridad de su cabello y el tono de su piel. Su sonrisa es quizá mi cosa favorita, y la forma en que hace que mi nombre tenga un significado distinto cuando lo pronuncia en voz alta.

Somos unos payasos juntos, pero también se preocupa, nos preocupamos el uno del otro. Recientemente se ha propuesto hacer que duerma más seguido, pero seamos realistas, es más fácil pretender quedarme dormido, sin que mis ojos iluminen la habitación (esto originalmente lo dijo él, no yo; nunca lo había notado, a decir verdad).

Hemos creado rutinas. Cuando Suguru está triste, solo me dice "Ven" y se queda mirando mis ojos, lo cual, no voy a mentir, al principio se sentía extraño. Es como un tipo de intimidad que nunca había tenido con nadie. Luego de eso, sonríe, me besa y procede a despeinarme un poco, para hacer lo que sea que tengamos que hacer. (Sí eso que estas pensando.)

Lo he acompañado a entrenar, pero a decir verdad, soy un poco holgazán para eso, así que pretendo hacerlo (y hago un poco de trampa usando la energía maldita, pero no leyeron eso de mí).

Ahora en lo malo... bueno... me enamoré y lo estoy notando en muchos sentidos...

Sí, me he vuelto un poco, muy, mucho sobreprotector con él. Me vuelvo loco de ansiedad cuando se va a misiones solo. Pero por otra parte, pienso que él es uno de los más poderosos después de mí, y debo reconocer que también he aprendido mucho de él en varios aspectos del trabajo y como hechicero.

Sin embargo, durante estos ataques de ansiedad e incluso intentando calmar mi cerebro con energía maldita, no puedo arrancarme esa sensación de incertidumbre. Cada vez que se va, veo salir y entrar el sol, y si antes me costaba dormir, ahora me cuesta el triple, por muy cansado que esté.

Pero cuando llega, prácticamente muevo cielo, tierra y mar para ser la primera persona que se cruce con él. El problema es que en ese proceso "he golpeado, empujado, obstaculizado, dañado y entre otras cosas" actividades de terceros, y no debería de tener reacciones tan agresivas con los alumnos, maestros y personal de la escuela, solo para "recibir a mi hombre", par de vejestorios guangos que de seguro ni se les ha de parar ya. Por lo que ahora me mandan a misiones pequeñas justo en las brechas en las que Suguru pisa el edificio. Pero no se preocupen, soy cuatro veces más listo que ellos, así que he desarrollado un poco de discreción en mi táctica.

Ay, el amor... ¿quién era Satoru Gojo? El más fuerte... sí, pero ahora también el más enculado.

S.