XXI

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Hace unos días, descubrí aspectos nuevos sobre Suguru. 

Para empezar, ya no fumaba, algo que siempre le criticaba a Shoko por haberlo metido en ese horrible vicio. Aunque no lo hacía habitualmente, tenía episodios en los que parecía una chimenea.

Siempre se iba a las 5:30 a. m., y sí, como es evidente, mantengo una higiene del sueño inadecuada. Apenas puedo pegar los ojos cuando estoy con él, por muy cansado que esté. Observo que tiene una alarma; no es ruidosa en absoluto, ya que Geto siempre ha sido una persona madrugadora.

Se levanta, me termina de cubrir bajo la fina sábana, va al baño a cambiarse, se ata el cabello, pero ya no en un moño completo, siempre de media cola. Se lava la cara, me mira desde el baño y antes de irse siempre contesta algo en su celular. Siempre que se va, me quedo por lo menos 30 minutos antes de comenzar a considerar regresar a casa. No duermo en ese tiempo, sino que me quedo aferrado a su almohada, oliendo su colonia, deseando que todo fuera diferente, pidiendo a gritos que en alguna parte de mi infinito, pueda regresar el tiempo y corregir cosas, ser menos egoísta y engreído, entender lo que pasó y, de cierta manera, salvarlo de sí mismo o, por lo menos, ayudarlo más de lo que realmente hice.

Pero un día, él no se fue con el alba y ese mismo día fue uno de esos en los que caí en los brazos de Morfeo por un poco más de tiempo del usual. Cuando desperté, Geto tenía mi brazo atrapado entre sus extremidades; casi podía sentir que quería anclarme a él de alguna manera.

Me saqué de su agarre lo más suave que pude. Hubiera dado todo por quedarme, pero tenía algo que hacer y necesitaba regresar a la escuela antes de las 7 a. m. Me vestí y en la mesa del comedor, su teléfono se iluminó. Me fijé en dos cosas: la primera, tenía la esperanza de ver una foto nuestra como fondo de pantalla, pero en ese momento solo tenía un fondo morado sólido, sin nada. Claro, Satoru, ¿olvidaste que cuando te abandonó no se llevó nada consigo más que tu corazón? Y lo segundo, eran los mensajes que tenía:

"Señor Geto, ¿ya merito vuelve?", "Señor, Nanako tiene moretones por caerse de la cama", "Geto, Mimiko está llorando, no puedo controlarla, ¿volverá pronto?"

Todos venían firmados con nombres de mujeres. No les voy a mentir, lo primero que se me cruzó por la mente es que Geto había embarazado a alguien y en ese momento me usaba como su amante, porque, bueno, él particularmente nunca había estado con una mujer cuando lo conocí, pero más allá de eso, eran las mentiras. ¿Cómo alguien que te ha pedido perdón, te dice que eres lo mejor de su vida e intenta enamorarte cada día, viene con una mentira así de grande?

No voy a mentir, mi primera reacción era despertarlo, atarlo, encarcelarlo, sellarlo, incluso matarlo, por lastimarme, no solo al Satoru actual, sino también al de hace unos años. Pero al igual que la vez en que me dejó, solo quedé en blanco. Bloqueé el teléfono, lo dejé donde lo encontré y me fui.

Bloqueé todo contacto con él, tanto digital como físico. Tomé a Megumi y nos fuimos a Viena durante unas semanas. Para nuestra suerte, la salud de Tsumiki mejoraba; seguía en coma, pero sus resultados mostraban mejoría. Aprovechamos los días para visitar Europa central; Megumi estuvo alucinado todo el tiempo, ya que aquí era más común ver a personas paseando perros. Aquel viaje fue decisivo para la salud de Tsumiki; los doctores consideraban que si en los próximos días los resultados seguían aportando buenas mejoras, podrían sacarla del coma y regresar de nuevo a vivir a Japón. Aquello me dio un nuevo panorama de lo que haría a continuación. No sabía ahora qué quería Geto de mí, pero necesitaba proteger.

Una de las cosas de ser un niño riquillo, como solía burlarse Shoko de mí cuando éramos estudiantes, era que el dinero me servía para solucionar cosas absurdas como trámites burocráticos. Solo la adopción de Megumi se aceleró en un 73%; la de su hermana fue aún más sencilla.

Adquirí una casa en un lugar algo más alejado de Tokio; Setagaya era lo suficientemente cercano como para poder ir y venir en transporte en caso de riesgo para la seguridad de Megumi. También contraté una institutriz privada para ambos, así como un mayordomo y una nana.

Vendí el departamento que tenía. Evidentemente, si Geto fuera a buscarme, el único punto de referencia que tendría sería la escuela y estoy seguro de que no se atrevería a ir hasta ahí; suficiente riesgo tenía ya vernos públicamente de vez en cuando.

Cuando regresé a Japón, supe que Geto estuvo alrededor de mi departamento; sentía su olor tenue, pero todo estaba en orden. Le dije a Megumi que recogiera sus cosas importantes y lo mudé temporalmente a una habitación dentro de la escuela.

Durante esos días de transición, en los que tuve que quedarme en el departamento de Shoko por mi propia seguridad, logré dormir. Inconscientemente estuve usando mi infinito en Megumi y la distancia que nos separaba implicaba que el desgaste de mi energía maldita también consumió mi energía vital. Fue la primera ocasión que dormí 8 horas en años.

"¿Desde cuándo lo sabías?"

"Suguru, Satoru es un idiota, tenía toda la cara, exactamente igual a cuando salían hace años".

"¿No le reclamaste?"

"No lo culpo, más bien te culpo a ti, por volver a ilusionarlo. No fue fácil para él en ese entonces. ¿Por qué quieres hacer todo esto de nuevo?"

"Ieri siempre me conociste tan bien".

"No soy psicóloga, pero siempre supe que esto pasaría. Solo hubiera esperado que me lo dijeran y que no lo volviera a descubrir, pero bueno, aquí estamos. ¿Quieres?"

"Lo dejé hace años".

"Igual, pero supongo que estoy aprovechando recordar esas tardes donde éramos tres versus el mundo".

Ambos estaban hablando en el balcón de la sala de Shoko; entonces me sentí estúpido. No solo por considerar que estaría en un lugar más seguro, sino porque de nuevo, no enfrentaba el problema. De nueva cuenta, había intentado erróneamente escapar de algo que me seguía desde años. 

Cuando me levanté y vi a los dos hablando con el atardecer de fondo, sentí una nostalgia increíble. De pronto, tenía otra vez 16 años; los veía por primera vez en la academia y nada de esto había sucedido. Una sensación rara salió de mi cuerpo; solo escuchaba sus palabras como ecos, y sentía que una aura azul cubría la habitación. Todo se sentía tan raro, como una especie de viaje, y cuando esa esfera de energía estuvo a punto de cerrarse, la detuve y la imagen de ambos resultó de nuevo en el ahora.

¿Qué fue lo que acaba de crear?

Satoru Gojo

Querido: YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora