10: La empresa (3°)

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Luego de un rato de ver películas en el living, él me llevó a cocoyito a mi cuarto. Sí, sobre su espalda. El hecho de que tenga mucha más fuerza que yo, me hacía sentir bien. Obviamente que eso me gustaba porque sabía que el día en que me agarre, me dejaría sin caminar, pero mientras tanto finjamos que no es por eso.

Entre besos, nos acostamos para dormir. Pero en eso, a él le llegó una llamada, entonces atendió.

—¿Carmen?— Lo miré. —¿Qué pasó?— Se quedó en silencio dos segundos. —¿Cómo qué…? ¡Bueno tranquila! ¿No hay nadie?… Okay, tranquilizate, ya voy para allá.— Suspiró y cortó la llamada.

—¿Qué pasó…?

—Carmen, una empleada que hace turno noche, me llamó porque escuchó un ruido y cree que podrían estar entrando a robar.

—¿¡Cómo!? ¿¡Robar la empresa!?— Me senté en la cama.

—Sí, pero no te preocupes, está lleno de seguridad.— Salió de la cama y empezó a vestirse.

—¿Y entonces?

—Nada, me voy pero porque la escuché muy asustada.— Se puso la camisa.

—Ah… bueno.— Asentí.

—Ey, Maurito.— Se acercó a mí y tomó mis cachetes. —Perdoname… tenía muchas ganas de dormir con vos… perdón en serio, bebé.

—No… no pasa nada… ya fue.— Bajé mi mirada.

—Noo… no te me enojes…— Levantó mi cabeza y lo pude mirar, estaba haciendo puchero. MI JEFE CON ESA CARA ES COMPLETAMENTE MI DEBILIDAD.

—N-no me enojo, se lo juro.— Sonreí.

—Bueno.— Me sonrió y me dió un beso en los labios.

—¿Quiere que vaya con usted a la puerta?

—Sí tenés ganas…

Solté una risita y me puse de pie en la cama. Él me levantó y entre risas fuimos así hasta la puerta de entrada. Me bajó con cuidado y se me quedó mirando.

—No lo veo muy apurado…

—Es que no me quiero ir, pero quizás después tenga problemas.

—Bueno, vaya… está todo bien, de verdad.—Le acomodé el cuello de la camisa.

—Bueno… nos vemos mañana, ¿sí?— Asentí y dejé que me diera otro beso. —Dios esa carita hermosa, te partiría en mil pedazos.— Apretó mis cachetes y yo reí. —Chau, te amo.— Me dió otro beso y abrió la puerta.

—Chau…— Le dediqué otra sonrisa y la puerta se cerró. Me apoyé en esta y suspiré.

La cantidad de cosas que habían pasado hoy…

—Por favor… Mauro enamorado sos muy peligroso, tene cuidadito, ¿tamo?— Hablé conmigo mismo como un esquizo, y volví a la cama.

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Día 13.

Llegué todo nervioso y emocionado. No podía creer que me estuve besuqueando con el JEFE de esa gran empresa. Era demasiado para mí.

Entré a mi oficina e intenté distraerme ordenando las cosas. Estuve como dos horas trabajando, ya estaba en otra. Pero la puerta me interrumpió y no pasó mucho tiempo hasta que él me besó abrazándome.

Reí y me separé un poquito.

—Buen día, señor.

—Hola Maurito, te extrañé.— Volvió a besarme. Yo sonreí y lo tomé del cuello. Él de mi cintura.

One shoots Litiago 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora