Estoy muy emocionado: ¡Hoy es mi primer día de trabajo! Después de tanto tiempo quedé en una empresa. Esa es la razón de mi sonrisa imborrable. ¡De verdad estoy muy contento!
Todo emocionado, me vestí medio formal con una camisa blanca y un pantalón negro. Obviamente en los pies zapatillas, porque jamás usaría zapatos de señor. ¡Tengo 23 años! Esos zapatos no van conmigo.
Llegué a la empresa con una enorme sonrisa. Aunque no puedo engañar a nadie, estoy más nervioso que la mierda. Paso la gran puerta principal y la verdad me sentí como en casa. El lugar es muy agradable, con un estilo muy moderno y blanco. Mucha gente ronda por acá, parece un gran negocio con muchos empleados. ¡Y lo mejor es que a partir de ahora yo soy uno de ellos!
Nervioso me acerco a una especie de mostrador.
—Hola, buenos días.— Digo con una agradable sonrisa.
El chico me mira, parece un poco confundido porque frunce su ceño.
—¿Hola…?
Recuerdo que no sabe quién soy.
—¡Ah, sí! Soy… soy Mauro Monzón… hoy era… mi primer día acá…— Intento hablar lo más fluido posible pero no me sale a la perfección.
—¡Ah!— Responde con una sonrisa. Dirige su mirada a un monitor y busca algo. —¡Sí, Mauro! Tu oficina a partir de ahora será la catorce. Subís las escaleras y a la derecha está el pasillo.— Explica. Mete la mano en un cajón y saca un objeto. —Esta es la llave. Siempre al ingresar a la empresa me la pedís y al finalizar tu horario laboral la dejás por acá.
Tomo la llave y la observo.
—Muchas gracias…— Hago un gesto esperando
—¡Daniel!
—Muchas gracias Daniel.— Agradezco con una sonrisa y doy un paso hacia atrás.
—De nada, ¡Mucha suerte en tu primer día, Mauro!
—¡Gracias!— Exclamo y me alejo.
Un poco tímido pero a la vez emocionado, subo las escaleras mientras miro al rededor. Llego al primer piso, dónde hay un pasillo con varias habitaciones diferentes. Todas las puertas tienen un número.
Y finalmente al llegar a la catorce, utilizo la llave y abro.
Es tan agradable. Muy blanca y con detalles en madera color clarita. Lo que me llama la atención es que hay dos escritorios, pero no hay nadie y la puerta estaba cerrada. Quizá mi compañero llegue más tarde, ni idea. Me encogí de hombros y sonriente miro el que decidí que sería mi escritorio. Me siento en la silla giratoria y observo cada objeto de la mesa. Todo de primera calidad, como me lo imaginaba. Una laptop, unas agendas y hojas blancas, un frasco con varias lapiceras y marcadores, entre otras cosas.
Me siento tan feliz y orgulloso porque por fin tengo mi propio trabajo.
No es que necesite la plata, por suerte. Pero mamá y papá me bancaron toda la vida, me pagaron mi departamento y mis estudios. Era hora de sacarles ese peso de encima, estoy muy grande como para depender de ellos. Nunca tuve suerte para encontrar trabajo porque tengo muchos tatuajes y eso impedía que me acepten en muchos lugares. Pero por fin encontré el lugar.
El trabajo es sobre marketing y todo ese tema, que siempre me encantó.
Pasó aproximadamente una hora, en la que yo organice todas mis cosas y horarios, me siento muy cómodo, realmente.
Una cosa me saca de mis pensamientos: La puerta.
Se abre y rápidamente miro. Ingresa un hombre físicamente muy llamativo. Pelo oscuro tirando a negro, sus ojos sí que son negros y brillantes, sus labios gruesos y bastante rosas, su piel no tan pálida. Los músculos de su brazos tensan la camisa blanca. Parece tener una altura realmente importante. Y lo que más llama mi atención fueron sus tatuajes. Muy variados y ¡mucha cantidad! Me hace sentir bien que alguien tenga tantos tatuajes como yo en la empresa. Ya veo porqué no tuvieron problema conmigo.
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One shoots Litiago 2
AlteleHola!! Estas son mini historias de Litiago. Actualizo cada vez que tengo ideas y tiempo jiji Si tenés una idea y te gustaría que la escriba mandame al priv o al tablón de mensajes!! 😁