15: La vida nos dió otra chance

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Tiago:

No es novedad que a mí me guste Mauro Monzón. El problema es que no me da bola.

Y todo porque le da cagazo estar con un pibe. O eso asumo, tampoco estoy seguro de que yo le guste. Quizás estoy re flasheando.

Mauro:

(No sé si vieron la novela "Buenos chicos", cuestión que yo estoy obsesionada, así que este capítulo Mauro y Tiago estarían dentro de esa historia. Si no la vieron denle una oportunidad. Está en Youtube y es argentina.)

Estábamos en un operativo con los chicos, el cual salió mal y nos secuestraron a todos😘

No, no es joda, es posta y es muy triste.

La mitad de nosotros estábamos en una especie de cuartito encerrados sin saber qué mierda hacer.

Yo no podía sacar la vista de encima a Tiago, a quién veía muy nervioso.

En una vemos por la ventana una camioneta.

—¡Ey miren!— Dice el chino. —¡Nos vienen a sacar!

—Pero…— Dije yo al ver que la gente que nos tenía secuestrados estaba saliendo a tirotear esa camioneta. —¡La puta madre!

Uno de los tipos nos vió espiando, y comenzó a los tiros.

—¡Agachense!— Gritó Diego.

El problema es que Tiaguito no llegó a hacerlo, ya que un tiro le pegó.

—¡TIAGO!— Grité.

Y no sé cómo, llegué a agarrarlo antes de que caiga al suelo.

Su respiración se volvió agitada.

—¡LLAMA A UNA AMBULANCIA!— Dije desesperado viendo la herida. Le había pegado en la parte baja de su estómago, y no paraba de salir sangre. —¡HAGAN ALGO!— Le grité a los demás.

—¿¡CÓMO QUERÉS QUE LLAME SI NO TENGO TELÉFONO!?— Me gritó Diego desesperado.

—¡HACELE PRESIÓN CON ALGO!— Exclamó chino.

Tiago no paraba de quejarse y sufrir del dolor.

Desesperado y sin saber qué hacer, me quité la remera y la puse sobre la zona e hice presión. Tiago pegó un quejido alto.

—Tranquilo tranquilo…— Dije muy desesperado. Sin dejar de presionar lo abracé y le hablé. —Tranquilo casquito ya va a venir la ambulancia. Todo va a estar bien te lo prometo

—M-Mau m-me d-duele…— Dijo llorando.

—¡HAGAN ALGO LA CONCHA DE SUS MADRES!— Grité y ellos empezaron a buscar la forma de salir. Las ventanas estaban selladas, pero el tiro había roto una.

Miré a Tiago y sus ojitos querían cerrarse.

—No, no, no, no Tiago no te duermas.— Le pegué cachetadas con la mano que lo estaba abrazando. —¡Tiaguito quedate acá no te duermas!— Dije con el corazón en la boca. Comencé a llorar. —¡Tiago por favor!— Insistí y él abrió los ojos y luchó por no dormirse. —¡Aguantá por favor!

De repente escuchamos sonidos raros y la puerta de la habitación fue abierta. Era uno de los nuestros.

—¡CAMI!— Gritaron chino y dogo.

—¿¡Q-QUÉ PASÓ!?— miró a Tiago.

—¡ESTÁ JUGANDO A LAS CARTAS, QUÉ TE PARECE QUE LE PASÓ, CAMILA, LE PEGARON UN TIRO!— Grité yo.

—¡HABLALE BIEN A MI NOVIA GIL!— me dijo Diego.

—¡LLAMEN A UNA AMBULANCIA!

—¡AMBULANCIA NO!— Gritó Diego. —¡CÓMO MIERDA LES EXPLICAS ÉSTO!

One shoots Litiago 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora