Rhaenyra corría por los pasillos del castillo asustada, la obsesión de su hermano por ella se había vuelto muy peligrosa y la reina sin reino sabía que Aegon sería capaz de cualquier cosa por tenerla. Los suelos de piedra rasgaban sus pies, el aliento le faltaba y sus pulmones quemaban, aún así se negó a detenerse.
—Oh, dioses,—rogó mientras corría descalza y alzando su vestido con sus temblorosas manos— no dejen que me atrapé.
Los pies de Rhaenyra hicieron un fuerte repiqueteo contra el suelo de piedra. El rey la vio correr desde su lugar en el diván con leve diversión mientras tomaba pequeños sorbos de vino rojo.
—Ahora, ¿por qué huirías así de mí, hermanita?—preguntó fingiendo confusión, sus ojos observando su forma y admirándola—¿Es así como muestras tu aprecio por todo mi amor y atención? Qué cruel eres—El rey rápidamente comenzó a correr tras ella, se sintió feliz, casi emocionado, recordando los días en que era niño y jugaba con Rhaenyra, pero ese juego no era por diversión, era por algo mejor: dominio y rendición; Aegon abrió sus brazos como las fauces de un dragón y rodeo a su hermana, corrío entre risas de borracho, apreso el cuerpo de su hermana entre sus brazos, casi como si quisiera ser uno con ella, aprisionándola contra una pared. Su voz era un murmullo ronco—No te haré daño, querida hermana.—arrulló Aegon contra su oído—Te dije eso antes. Sólo estoy jugando un... juego contigo. Al escondite.
—¡No! ¡Ah! ¡Déjame!—grito la reina cautiva tratando de liberarse, pero el rey solo se rió con diversión, apresando la esbelta cintura de su hermana entre sus manos, pegándola a su cuerpo.
—No luches, florecita, sabes tan bien como yo que tu lugar esta a mi lado, en mi lecho, como siempre debió ser.
—¡Déjame tranquila!—grito mientras trataba de escapar—¿Por qué me sigues haciendo daño, Aegon? ¡Ya tienes todo lo que siempre quisiste! ¡Eres rey! ¡El trono de hierro es tuyo, ahora déjame!
Aegon levantó una ceja ante la pregunta.
—Eres una niña dulce, hermana.—dijo, su sonrisa se curvó de manera burlona, arrastro a Rhaenyra hasta una habitación y la lanzó sin decoro alguno sobre unos sillones. El rey respiro profundo divirtiéndose con la visión de su hermana aterrada en el sillón, tan rabiosa como un dragón podría estarlo, tomó una copa y la lleno del liquido que era su delirio, lo bebió de un sorbo, sus ojos violetas y alcoholizados hipnotizados por la forma en que sus senos subían y bajaban con cada respiración debajo de la tela. Dejó la copa a un lado y extendió sus dedos, tratando de acariciar su mejilla, pero ella se resistió, algo que solo hizo el deseo del rey aumentar—Pero aún no tengo todo lo que quiero—su voz se convirtió en un murmullo:—Tu afecto. No tengo eso. Madre y padre, Aemond... todos te prefieren a ti. ¿Por qué no puedes dejar algo de amor para mí?—el rey apretó los dientes, incluso Alicent que tanto "odiaba" a su hermana sacrificaría a los cuatro con tal de tenerla de su lado, era algo que Aegon tenía muy en claro—Al menos dame un poco de ese amor que tanto sabes acumular.
—¡Déjame!
—¡Eso es todo, sigue luchando!—Aegon se rió locamente mientras apretaba a su hermana, con una mano apretando su cintura y la otra alrededor de su cuello—No es divertido si te rindes, hermana.—se inclinó para susurrarle al oído—Sé que te gusta, flor. ¿Por qué si no vendrías aquí vestida tan escasamente?—estampo sus labios con violencia contra el cuello magullado de su hermana, dejando un rastro de saliva y sangre por igual—Podemos tener una audiencia si quieres. A mi madre le gustaría mirar como castigo a la puta de Rocadragón.—el rey se rió y empujó a su hermana hacia la cama. Volvió a reír, disfrutando de las protestas de Rhaenyra—Cállate y disfrútalo, dulce hermana. Te gustaba cuando era el tío Daemon quien te jaloneaba—agarró a su hermana por la cara, la empujó y volvió a taparle la boca con la mano. Ese juego era mucho más emocionante ahora—Sé que no resistirás por mucho tiempo, hermana. Es sólo cuestión de tiempo; y si sigues luchando tan duro, tendré que castigarte por ello.
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La Danza de los Corazones Durmientes
FanfictionRhaenyra x Aegon/Aemond/y un sorpresa. Tras la muerte del rey Viserys y la usurpación de Aegon II, Rhaenyra busca aliados que puedan ayudarla a recuperar lo que por derecho es suyo, prontamente su amado hijo, Lucerys Velaryon perece a manos de Aemon...