29. La orgía verde parte 3

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NOTESIHON: Originalmente este capitulo iba a ser mas humorístico que cualquier otra cosa, pero analizando las cosas mejor, no tiene nada de gracioso la situación, Rhaenyra esta siendo violada colectivamente por todas las personas que alguna vez juraron cuidarla y no puede hacer nada porque ni siquiera puede mantenerse en pie por si misma, ayer leía algunos capítulos y llegue a la conclusión de que debería tomar algunas cosas con seriedad, en especial tomando en cuenta el material con el que me estoy basando para hacer esta historia (una película que me encanta pero como mujer resulta aterradora) por lo que trataré de darle una perspectiva mas madura, en especial porque Rhaenyra jamás estaría sexualmente con alguno de sus medio hermanos sin ser forzada a hacerlo y genuinamente estoy sufriendo por lo que la haré pasar a Rhaenyra, pero de solo pensar en que ustedes también sufrirán no puedo resistirme a hacerlo :)

Cuando Aegon despertó tardo un par de minutos en entender lo que veía, sus ojos solo podía enfocar manchas borrosas y amorfas que se movían de un lado a otro, poco a poco la nitidez volvió a él, en cuanto pudo comprender lo que sus ojos veían quiso correr y usar su espada para decapitar a quienes osaron tocar a su hermana, pero cuando intento levantarse se percato de que estaba atado a una silla y amordazado, no le quedo más alternativa que contemplar con horror a Rhaenyra siendo follada por Daemon...no, Aemond, su hermano la estaba tomando por detrás, haciéndola saltar sobre su polla como lo haría con cualquier puta. La montaba sobre la mesa haciendo que los senos de Rhaenyra rebotaran sin piedad, derramando leche por todas partes, para su horror su madre atrapo uno de los senos de su hermana, comenzando a chuparlo con la necesidad de un recién nacido.

Miro a su alrededor buscando algún guardia pero encontró a los guardias muertos por heridas que claramente eran de Aemond, por su parte su abuelo yacía en el suelo, con un profundo golpe en la mejilla al igual que Tyland y Criston Cole, inconscientes pero con sus erectas pollas todavía a la vista. No le fue difícil comprender que su hermano se negaba a compartir a Rhaenyra. 

—¡Ah, Aemond!—gimió ella y Aegon sintió que se moría. ¿Ella...lo estaba disfrutando? Podía verla mover sus caderas al ritmo que su hermano entraba y salía de ella, ¿por qué lo estaba disfrutando? Debería estar aterrada, maldiciendo o rogando ser liberada, siempre actuaba así cuando él la tocaba, incluso bajo los efectos del afrodisiaco ¿Por qué entonces era diferente con Aemond? ¿Era porque se parecía a Daemon? Él también podría parecerse un poco mas a su difunto tío si eso garantizaba que Rhaenyra gimiera su nombre así,  podría usar la piedra de divorcio con Helaena, por ejemplo.

—Helaena, ven,—invito Alicent, dando atrevidas lamidas al seno de Rhaenyra—prueba la leche de tu hermana, esta deliciosa—Aegon le ordeno con la mirada a quien era su esposa que no se acercara, pero ella ni siquiera lo miro, se acerco lentamente y con delicadeza se inclino cerca de los pechos lactantes de la reina negra.

—¿Puedo tocarlos?—pregunto tímidamente, Aegon aparto la mirada, no iba a soportar ver el flácido cuerpo de Helaena tocando el perfecto de Rhaenyra, le resultaba más atractivo cogerse una patata que a Helaena ¿y qué más podía hacer? Ahora que conocía el verdadero placer que podía ofrecer el cuerpo de una mujer se negaba a someterse nuevamente a la tortura que era encamar a Helaena o contemplarlo.

—Yo...—gimió Rhaenyra, acariciando el rostro de Helaena, quería apartarla, quería empujar a Aemond, a Alicent, sentía que iba a vomitar, pero sus dedos se entumecían, sus piernas y brazos hormigueaban. No podía moverse, todo su cuerpo pesaba. Helaena soltó un jadeo lleno de necesidad y sin dejarla terminar la beso, un beso tierno y suave, sus labios delgados contra la suavidad de la boca de Rhaenyra, era cálida, casi dulce, la princesa verde bajo la cabeza y beso levemente el pezón ya endurecido, dio otro par de besos antes de abrir la boca y comenzar a lamer las gotitas blancas que emanaban, abrazo a su hermana mayor de la cintura hundiendo su boca en aquella fuente de leche, comenzando a frotar su entrepierna contra los muslos de su hermana.

—Sabe muy bien—gimió Helaena, con los ojos llorosos del deseo—¿Puedo besarte?— "¡Ni siquiera lo pienses!" grito Aegon para sus adentros, la muy puta ni siquiera dejo a Rhaenyra responder cuando ya estaba devorando su boca en un beso cargado de deseo. Aegon maldijo a los siete, ¿cómo se atrevía a besarla? ¿Más aún sin su permiso? ¿No sabía acaso Helaena lo malo que era eso? El rey verde apretó los dientes con tanta rabia que casi se rompieron. Estaban violado colectivamente a su futura esposa delante de él y nada podía hacer.

La Danza de los Corazones DurmientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora