Los labios de Rhaenyra atraparon a los de Aegon, dejándolos sin aliento. La reina sin reino se movía como una diosa contra el cuerpo del rey verde, haciendo ver borroso del deseo. Sabía a dulce miel con un toque de especias mientras él la besaba.
¿Fue esto real?
El rey no lo podía creer. Se sintió demasiado asombroso.
—Mi Rhaenyra...— Las palabras de Aegon escaparon silenciosamente—Te quiero. Te necesito. Te amo—. El rey susurró apasionadamente. Ya era hora de que él mostrara su amor—Yo soy un rey— Aegon habló en voz baja: —Pero cuando estoy contigo, sólo soy un hombre que quiere a su mujer—.ella lo tomo de las mejillas mientras su vestido se deslizaba grácilmente fuera de su cuerpo. Estuvo tentada a decirle que jamás sería suya, pero opto por guiar las manos de su hermano a sus senos, permitiéndole tocarlos.
—Que romántico—exclamo con un gemido ahogado, aunque no quisiera admitirlo Aegon sabía cómo tocar a una mujer—No dejas de sorprenderme, hermano.
—Gracias mi dulce hermana.— La voz del rey era ronca mientras le susurraba al oído. Quería más—Eres tan hermosa.— Aegon tocó a su hermana una vez más. Si sólo pudiera hacer una cosa con su vida, sería amar a Rhaenyra.
Ella era la única mujer que quería.
Rhaenyra jadeo sorprendida cuando Aegon el despojo de su corpiño, liberando por fin de su cautiverio a la inmensidad de sus senos, el rey los acuno en sus manos como si fuera lo más preciado del mundo, un tesoro de valor incalculable. Sus dedos trazaron su forma redonda y sonrío al ver los picos rosados ponerse duros al tacto, se inclina y captura uno de esos picos tan provocativos en sus labios, mientras que con su otra mano bajaba la falda de la cintura de Rhaenyra.
—¡Ah! Aegon...—Rhaenyra aparto el rostro, avergonzada por las sensaciones que la embriagaban, en si lo que le daba más vergüenza era que fuera Aegon quien la haría sentir así
Tal como él pensaba, a ella le gustaba que él la tocara.
Eso excitó a Aegon.
El rey quería tocar más de su cuerpo, su hermana tenía un cuerpo tan maravilloso. El toque del rey les hizo a ambos sentir cosas que realmente no entendían. Quería ir más allá, tocarla por todas partes. A ver si lo disfrutaba tanto como imaginaba. Rhaenyra era tan hermosa, su cuerpo le dolía por ella y nunca se había sentido tan excitado. ¿Estaba siendo un buen hermano? ¿O estaba haciendo algo malvado...? ¿Qué había que pensar? Después de todo, ella era su hermana.
Pero necesitaba más. No podía imaginarse estar sin ella. Él nunca la dejaría ir. Rhaenyra tenía que ser suya y sólo suya.
—Rhaenyra...— Susurró, —No puedo dejar de tocarte...—el aliento cálido de Rhaenyra golpeó el rostro de Aegon mientras sus habilidosas manos comenzaron a despojar al rey de sus ropajes reales, el chaleco de cuero rodó por el suelo mientras se fundían en un beso lleno de necesidad. Finalmente la empujo haciéndola caer de espaldas sobre la cama, Aegon se detuvo un momento, observándola, bebiendo cada detalle de ella semidesnuda en su cama, como siempre debió ser.
—No me mires rogó—Rhaenyra cubriendo sus senos con sus manos, sintiendo la repentina vergüenza de su estado desnudo, pero necesitaba actuar así, necesitaba tantear el terreno, ¿Qué pasaría si los hacía sentir especiales a ambos solo para descubrir que los trataba exactamente igual? Podía fingir inocencia, que sus sentimientos estaban confusos y cualquier excusa posible. Su mayor carta era usar los sentimientos, sin importar lo perversos que fueran, de sus hermanos por ella. Necesitaba hacer que ellos se mataran entre si con tal de tenerla. De solo imaginar a Aegon y Aemond estrellando sus espadas en una pelea mortal donde solo uno o mejor aún, ninguno quedaría en pie su coño se mojaba tanto como un Velaryon en altamar. Guardaba la esperanza de volver engatusar a Aemond, no entendía qué le pasaba, pero sin duda lo necesitaba para lograr enloquecer a Aegon, aunque todavía estaba Daeron como opción, pero a él lo conocía mucho menos y realmente no le parecía tan malo como Aegon y Aemond, no quería jugar con sus sentimientos pero si Aemond le fallaba al menos ya tenia su reemplazo, si Daeron tampoco le servía se vería obligada a usar a Gwayne, el tipo caería ante sus pies, pero no causaría el daño en Aegon que ella necesitaba causar. Aegon sonrió al ver a su hermana boca arriba. Quería ver su cuerpo, sus pechos, era tan hermosa.
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La Danza de los Corazones Durmientes
FanficRhaenyra x Aegon/Aemond/y un sorpresa. Tras la muerte del rey Viserys y la usurpación de Aegon II, Rhaenyra busca aliados que puedan ayudarla a recuperar lo que por derecho es suyo, prontamente su amado hijo, Lucerys Velaryon perece a manos de Aemon...