Miedo. Dolor. Oscuridad.
Esas son las únicas palabras que Minho conoce.
Abandonado, vaga por las calles día y noche en busca de algo que llevarse a la boca. Sus huesos están tan marcados que sus sucias ropas apenas pueden ocultarlos.
Y su voz ya no...
- ¿Minho? – dije poniéndome en pie pero sin soltar su mano.
Noté como las miradas de Chan y Seungmin se posaron en este. El chico miraba el lugar sin entender muy bien que estaba pasando, después miró hacia abajo, supongo que miraba su cuerpo y, finalmente, me miró fijamente.
- ¿Cómo estás? – me apresuré a decir.
Sus ojos se quedaron penetrantes en los míos durante unos segundos más hasta desviarlos a mis dos amigos. Aunque me estaba empezando a preocupar por sus acciones, quería darle tiempo para poder despertar por completo y asimilar lo que estaba sucediendo.
- ¿Minho? – dijo Seungmin mientras ponía su mano en el hombro del chico.
Minho miró la mano de este con algo de disgusto y Seungmin la quitó rápidamente al ver que lo estaba incomodando. Miró sus manos y al ver la mía, yo también la quité.
Con algo de pánico, revisó las palmas de sus manos y empezó a respirar con dificultad.
- Voy a avisar al médico – se apresuró a decir Chan mientras salía de la habitación.
- Todo está bien, Minho, cálmate – dije intentando tranquilizarle.
Me miró espantado sin bajar sus manos, que se encontraban ahora a la altura de sus ojos.
Su respiración se agitaba más, miraba el lugar con auténtico terror. Sabía que no le gustaba el hospital por lo que sucedió cuando apenas nos conocíamos, pero tampoco era la primera vez que estaba aquí. ¿Por qué reacciona de esta forma? Tal vez esté en estado de shock...
- Salid un momento, por favor – nos pidió el doctor a la vez que entraba con una enfermera más.
Obedientes, salimos del lugar y éste cerró la puerta.
- ¿Qué ocurre? ¿Por qué hacen esto? – dije asustada mientras le preguntaba a Chan.
- Tranquilízate, Songi, ya sabíamos que el verdadero problema estaría cuando se despertara. Hay que darle tiempo – puso su mano en mi cabeza para darme apoyo.
- Eso es. Igualmente, aún no podemos dar nada por hecho.
Agarré esas últimas palabras de mi sonriente amigo como si fueran mi única esperanza.
Por suerte, esta vez apenas tardaron mucho en salir.
El doctor se quedó hablando con Chan, que era el único que, seguramente, se quedara y entendiera todo lo que dijera el profesional.
- Según el señor, puede presentar alguna pérdida de memoria. Algo así como amnesia temporal. Puesto que no habla, tampoco podemos saber mucho al respecto, pero, y por el momento, ese es en resumen, lo que me ha contado. También dice que le han puesto un calmante.
- Oh...entiendo – dije mientras me acercaba al chico. - ¿Minho? ¿Me escuchas?
Me miró con algo de cansancio en su mirada. Sí, me escuchaba.
- ¿Te encuentras mejor?
Este asintió con la cabeza mientras descansaba sus párpados unos segundos antes de volver a abrirlos.
- ¿Nos recuerdas?
Esa pregunta hizo que me doliera el corazón. Estaba muy asustada por la respuesta que este iba a darnos.
¿Y si no nos recordaba? ¿Y si todo el tiempo fuera una laguna en su mente? ¿Y si no volvía a hablar?
Apenas le escuché decir cuatro palabras, y quería ayudarle y comprenderle para que pudiera volver a la normalidad.
Pero ya no sabía cómo esto iba a seguir.
¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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