Miedo. Dolor. Oscuridad.
Esas son las únicas palabras que Minho conoce.
Abandonado, vaga por las calles día y noche en busca de algo que llevarse a la boca. Sus huesos están tan marcados que sus sucias ropas apenas pueden ocultarlos.
Y su voz ya no...
D...¿De verdad íbamos a salir con estas pintas a la calle? ¡Realmente llamaríamos más la atención de las personas!
Me eché las manos a la cabeza...esto no va a salir nada bien.
- Chan...aunque no lo parezca, tú eres el que más cabeza que tiene de los cuatro que estamos aquí...eres el más maduro... - dije algo desesperada.
- Tú confía en nosotros. Sé que estás pensando en lo horrible que puede parecer esta idea....pero hazme caso, pasareis muy desapercibidos.
Era Chan...él sabía cuando algo saldría bien o cuando saldría catastróficamente horrible. Pero, aun sabiendo eso no llegaba a fiarme del todo.
Suspiré.
Solo me dejaré llevar y que pase lo que tenga que pasar.
No pasó mucho tiempo después cuando nos encaminamos por las escaleras hacia la entrada de la vivienda.
- ¿Seguro? - pregunté a la vez que posé mi mano sobre el picaporte de la puerta.
- Seguro, Songi - habló esta vez Seungmin.
Esta vez, solté un suspiro aún más largo. Estaba poniéndome más nerviosa de lo normal...mucho más.
Sin darle muchas más vueltas a la cabeza, salí de la casa y, en cuanto salieron todos, eché con llave para emprender nuestro camino hasta comisaria.
...
Llevábamos unos minutos caminando y, por suerte, ¡no había nadie en la calle! Solo nos cruzamos con un señor mayor que paseaba a su perro.
Pero, algo al fondo, hizo que mi corta felicidad se esfumara más rápido que mis ganas de vivir en ese preciso instante. Un cúmulo de personas a unos cuantos metros hacía que mis nervios aumentaran.
- ¿¡Qué es todo esto!? - dije mientras me paraba en seco.
- Vamos Songi, sigue caminando con naturalidad - dijo Chan mientras me agarraba del brazo y tiraba de mi hacia delante.
De reojo vi a Seungmin, quién soltó una carcajada. ¿Qué era tan gracioso? ¡Yo estaba que me quería morir! Pero, conforme iba avanzando por la calle...me di cuenta del por qué de todo. Del por qué los chicos estaban tan confiados con su "maravillosa" decisión, por qué las risas de Chan, por qué los outfits tan horribles y, para colmo, con el género cambiado...
Las personas allí acumuladas...ropas de colores, armas de madera o cartón, maquillajes extravagantes, pelucas...¡había una fiesta de disfraces en el pueblo!
- ¿¡Qué!? - solté, esta vez sí, con una sonrisa en mi cara.
Chan empezó a reír sin poder controlarse. ¡Incluso Minho se tapaba la boca para disimular su obvia risa!
- ¡Tendrías que haber visto tu cara cuando te has mirado en el espejo! - Chan prácticamente gritaba aquello sin poder controlarse.
Yo eché una mirada amenazadora a Seungmin, mientras este agachaba la cabeza y se cubría con la mano para reprimirse la carcajada. Seguidamente, miré a Minho:
- ¿Tú lo sabías? - le pregunté mientras le señalaba con el dedo.
Este asintió.
Quería matarlos pero, a la vez, podía respirar de alivio. ¡Ahora me parece una maravilla de disfraces!
La misión de ir a comisaría y pasar de desapercibido...era posible.
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¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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