Miedo. Dolor. Oscuridad.
Esas son las únicas palabras que Minho conoce.
Abandonado, vaga por las calles día y noche en busca de algo que llevarse a la boca. Sus huesos están tan marcados que sus sucias ropas apenas pueden ocultarlos.
Y su voz ya no...
Subir en aquella montaña rusa fue mil veces mejor de lo que pensé, ¡incluso grité de la emoción! Era una maravilla a la que todos deberían de atreverse a subir, al menos, una vez en la vida.
Tras bajarnos de aquella "pura adrenalina", nos dirigimos a la salida. No podías salir del ambiente ya que, hasta esta, estaba completamente decorada como si fuera un castillo antiguo con pasadizos, música, etc. Seguimos las señales del suelo mientras Chan y Songi hablaban de lo divertida que había sido la atracción. Yo iba escuchándolos, sonriente, y asintiendo emocionado ante las cosas que decían.
En mitad de la salida había una pequeña sala en la que podrías ver la divertida foto que te sacaban en mitad del paseo. ¡Nuestras caras eran tremendamente divertidas!
Pero, de repente, todo mi mundo se paró como si de un reloj se tratara.
Nos quedamos mirando las fotos durante bastante tiempo, fue por eso que la siguiente tanda de personas llegó a la habitación de las fotos. El bullicio de estos me empujó.
- ¡Songi! ¡Chan! – pronuncié.
Estaba atrapado entre la gente y ellos siguieron su camino para llegar hasta Seungmin.
Como si, desde un principio, solo se subieron en la atracción ellos dos.
En mi lucha por salir de aquel bullicio y, antes de darme cuenta, me había metido por uno de los pasillos incorrectos a la salida. Con los nervios había perdido la orientación y se me olvidó seguir las flechas del suelo.
Ahora sí. Ahora notaba el miedo inundar mi cuerpo.
El lugar, ya de por sí, era oscuro y tenebroso, pues era su decoración, y aquello hacía que empezara a paralizarme del miedo.
- ¿Songi?....¿Chan? – susurré al borde de las lágrimas – por favor....¿dónde estáis?
Asustado, seguí andando por aquel lugar, pero un pasillo me llevaba a otro, que enlazaba con otro y así sucesivamente. ¿Por qué había esta cantidad de caminos si solo se utilizaba uno para salir? Probablemente sea lugar para los trabajadores o mantenimiento....pero era demasiado.
- ¿Hay alguien? – hablé tembloroso.
Un ruido me hizo sobresaltar.
No sabía si ir hasta este o correr en su contra. Intentaba calmar mi mente, no toda la gente es tan mala como con la que viví en mi infancia... ¿no? Al menos Songi, Chan y Minho no lo eran.
"Ellos te odian"
"Ellos nunca te quisieron"
"Ellos no te quieren a su lado"
"Solo eres escoria"
"Púdrete"
Eché a correr.
Eché a correr para deshacerme de aquellas palabras que flotaban en mi mente.
- ¿Qué haces aquí? No puedes estar en esta parte de la atracción ¡Chico! – escuché hablar a un hombre, pero corrí tanto que se quedó atrás.
Continué mi camino....más bien la dirección de los diferentes pasillos, mientras intentaba dar con una salida aleatoriamente.
De repente, una mano me agarró y me estampó contra la pared.
- Recuerda, gusano, te abandonaron.
- ¿S....Songi....? - conseguí articular.
¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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