Miedo. Dolor. Oscuridad.
Esas son las únicas palabras que Minho conoce.
Abandonado, vaga por las calles día y noche en busca de algo que llevarse a la boca. Sus huesos están tan marcados que sus sucias ropas apenas pueden ocultarlos.
Y su voz ya no...
Por mucho miedo que diera, como primera impresión, era realmente agradable. Tanto que llegaba a perturbarnos en cierto modo.
Sobre todo cuando sacó aquella bandeja llena de galletas con formas bastante...adorables.
- Coged, niños - sonrió - Las acabo de sacar del horno de la cocina que tenemos aquí - empezó a explicarnos - en mi tiempo libre, me gusta practicar la hostelería, ¡y que mejor que niños para probar mis dulces y galletas!
Vale...eso daba mucho más miedo.
Pero, por no hacerle el feo - y porque teníamos bastante hambre - decidimos comer.
- ¡Wow! Señora, está deliciosa - habló Chan mientras cogía dos galletas más y se las comía a la vez.
- Si...muy ricas - dije algo asustada.
Por otra parte, Seungmin apenas le dio un pequeño bocado...no le gusta mucho las cosas dulces. Aún así, esbozó una pequeña sonrisa y asintió junto conmigo.
Y era cierto, estaban para chuparse los dedos pero, por mi parte, me encontraba en completa tensión, sobre todo por la noticia que le necesitábamos contar...¿y si no me creía? Los nervios hacían que mi piel se erizara dándome varios escalofríos.
- Bueno, ¿y de qué queríais hablar? - dijo la señora mientras se sentaba en la silla y ponía sus piernas sobre la mesa. A su vez, juntó las yemas de sus dedos.
Espera...¿en qué momento cambió tan radicalmente el ambiente? ¡Parecía otra persona!
- Oh, sí - dijo Chan mientras devolvía seis galletas que había cogido, a la bandeja. - Es sobre el caso de la nueva criminal.
- Entiendo - respondió de manera seca.
Solté un suspiro y, sin más, me quité el poco maquillaje y me solté el cabello. La mujer, repentinamente, bajó las piernas de la mesa y se recompuso a una velocidad considerable.
- Tú... - dijo entrecerrando los ojos a la vez que me observaba más detenidamente, de arriba hacia abajo.
- ¡No! - se apresuró Seungmin a decir - Eso es de lo que queríamos hablarle.
La señora se echó hacia atrás, reposando por completo la espalda sobre el asiento.
- Me llamo Kim Seong Gi. Mi madre se quedó embarazada de gemelas. Una soy yo...y la otra la dieron en adopción. Esa chica siempre ha tenido rencor hacia mi por el tema de la adopción y, tengo la sospecha de que podría ser ella.
- ¿Alguna prueba?
- Hace no mucho, unos cuatro o cinco meses, estuvimos en un parque de atracciones juntos. En la noche, Minho - le señalé para que supiera de quien hablaba - se perdió en una atracción. Allí, una chica que decía ser idéntica a mi, le insultó y me robó la identidad diciendo que ella era Kim Seong Gi, cuando, realmente, yo estaba junto con Seungmin y Chan buscándolo a él. En el parque hay evidencia, las cámaras de seguridad. También pueden corroborarlo los guardas que allí se encontraban, hablamos con ellos y nos llevaron hasta la sala de vigilancia para revisar lo que habían grabado desde las CCTV.
La mujer se quedó tan callada...que dejé de hablar por temor.
- En efecto, tendremos que comprobar todo lo que nos cuentas. Mientras tanto, tendrás que quedarte con nosotros.
Espera... ¿¡qué!?
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¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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