Miedo. Dolor. Oscuridad.
Esas son las únicas palabras que Minho conoce.
Abandonado, vaga por las calles día y noche en busca de algo que llevarse a la boca. Sus huesos están tan marcados que sus sucias ropas apenas pueden ocultarlos.
Y su voz ya no...
- Lo que escuchas, escoria, nadie te quiere, ni si quiera nosotros. ¡Púdrete! – escupió quien se había convertido en la persona más importante para mí.
Ni si quiera me esforcé por retener las lágrimas. Las dejé salir sin más.
Era incapaz de controlar mis emociones, pero tampoco me preocupaba el no hacerlo.
El dolor, la presión que mi pecho estaba sintiendo, me estaba matando. Estaba consiguiendo que perdiera la cabeza.
Intenté con todas mis fuerzas salir de su agarre, tanto que me estaba haciendo daño en las muñecas. Forcejeé y forcejeé hasta que, con una sonrisa de malicia, me dejó escapar y ella corrió en la otra dirección.
Encontré la salida, esta daba la calle, a una zona de limpieza en la que se encontraban los productos y utensilios. Anduve por el camino intuitivamente y terminé en una zona desconocida. Me atrevería a decir que, ni siquiera, aparecía en el mapa del parque de atracciones, pues esta estaba completamente vacía, oscura y sin ni un trabajador o vigilante.
Aprovechando el lugar, me dejé caer al lado de un árbol y me desahogué. Comencé a dejar que todo saliera. ¿Qué esperaba?, ¿realmente me había creído ser parte de Songi, Chan y Seungmin? ¡Era una completa locura! Soy Minho....la escoria de Minho. Era obvio que no podía ser cierto.
La cantidad de lágrimas que emanaban de mis ojos hacían que mi respiración se dificultara. No podía respirar bien. Con mi puño comencé a dar pequeños golpes en mi pecho a la vez que tosía por el llanto.
Enterré mi cara en mis brazos y dejé que las emociones continuaran su camino.
Fueron segundos...minutos....horas, no tenía ni idea de cuanto tiempo habría pasado, cuando Songi apareció de nuevo. Aparentemente estaba "preocupada", pero no iba a volver a caer en su miserable trampa.
- ¿Está usted bien? – habló, supongo que pensaba que era un desconocido....aunque ahora me había convertido en uno.
Levanté la cabeza y le miré con intensidad, odiándola más.
- ¡Minho! – se lanzó a abrazarme, y me rompí. Me rompí en mil pedazos. Quería eso, sentir el calor de Songi, sentir que Songi me quiere, pero no podía seguir engañándome - ¿¡Estás bien!? ¿¡Te han hecho algo!?
¿Por qué me hacía aquellas preguntas? Era por su culpa que estábamos en esta situación....
- ¡Nadie escucha a Minho! - grité- ¡Por eso Minho nunca habla!
Fueron las únicas palabras que pude articular antes de echar a correr.
Sin escuchar a Songi llamarme a lo lejos, sin pensarlo dos veces...
Me dirigí hacia la salida.
Se acabó.
No aguanto más.
¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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