Miedo. Dolor. Oscuridad.
Esas son las únicas palabras que Minho conoce.
Abandonado, vaga por las calles día y noche en busca de algo que llevarse a la boca. Sus huesos están tan marcados que sus sucias ropas apenas pueden ocultarlos.
Y su voz ya no...
Me desperté a causa de los golpes que escuchaba en la planta de abajo.
Estiré la mano en busca de mi móvil en la mesita.
Pero no encontré ni el móvil ni la mesita. Abrí los ojos y entendí la situación.
Estaba durmiendo en el colchón y Minho en la cama. Este aún dormía profundamente.
Me levanté y, algo temerosa, bajé las escaleras para llegar hasta la puerta principal.
- ¿Quién es? – pregunté. Al ser una casa vieja, pues era la casa de mis abuelos, no hay manera de ver a la persona que hay al otro lado. Ni siquiera hay mirilla en la puerta.
- Abre ya o tiro la puerta abajo.
- Mejor hazle caso, no he podido frenarle.
Suspiré aliviada, eran Seungmin y Chan.
- ¿Qué hora es? – dije somnolienta mientras le rascaba la cabeza, la cual tenía el pelo alborotado.
- Pronto – habló un Seungmin serio mientras entraba buscando algo - ¿Dónde está?
- ¿Eh? ¿El qué? – respondí.
- Se refiere al chico – me susurró Chan.
- ¡Ah! Está durmiendo.
Seungmin fijó su mirada en las escaleras, mirando hacia las habitaciones.
Lo vi pisar con fuerza cada escalón que iba subiendo.
- ¿Qué vas a hacer? – dije algo preocupada mientras corría un poco para alcanzarle.
- Matarlo.
- ¿¡Qué!? Estás loco – le agarré del brazo para intentar pararle, pero podía conmigo.
- Seungmin, tranquilízate. Songi está bien – escuché decir a Chan, quién venía justo detrás nuestro.
El mayor no dijo nada, solo siguió hacia su objetivo.
Cuando estuvo enfrente de mi puerta, la abrió de un golpe haciendo que Minho se despertara sobresaltado.
Corrió hacia él mientras Minho se arrinconaba, sentado en la cama con la espalda en la pared, sin escapatoria.
Seungmin le cogió del cuello de la camiseta con agresividad.
- ¿¡Qué le has hecho a Songi!? – empezó a gritar.
Minho solo negaba con su cabeza repetidas veces mientras me miraba en busca de ayuda.
- ¡Seungmin! ¡Basta! – le grité yo y tiré de él, consiguiendo que le soltara – Le estás asustando.
- ¡Me da igual!
- ¿¡Qué te pasa en la cabeza!? ¡Él no ha hecho nada malo! – dije señalando al nombrado mientras este nos miraba a los dos, horrorizado.
- Dejaste de contestar al grupo....y pues Seungmin empezó a sacar sus propias conclusiones – comentó Chan mientras sujetaba a este.
- ¿Ese es el problema? ¿No pudiste pensar que me había quedado dormida?
- No con este aquí – lo señaló con desprecio.
Suspiré, esta vez a causa del enfado.
- Minho no es peligroso, si quisiera hacerme algo, ¿no crees que ya lo habría hecho? A tenido el tiempo y las oportunidades suficientes.
- Tal vez es un psicópata y está preparando algo mucho más enrevesado. – respondió cruzándose de brazos. Ante esto, Chan le soltó.
Minho levantó la mano, interrumpiendo nuestra discusión.
- ¿Qué pasa mocoso? – dijo Seungmin de mala gana.
Este se señaló a él, luego a mí. Seguidamente hizo un gesto....algo así como dar un puñetazo o clavar una navaja, y finalmente, negó.
Las caras de Seungmin y Chan fueron un desastre....tanto que tuve que aguantarme la risa.
- ¿Qué dice? – se dirigió a mi – no hablo takataka.
Ahogué una pequeña risa.
- Creo que dice que él no me haría daño – ante esto, Minho asintió varias veces.
- Ja.... – Seungmin soltó una risa irónica – al final resulta que es mudo de verdad y todo.... ¿y por qué debería de creerte? Vienes de la calle, eres un sucio y rastrero vagabundo que a saber si ha terminada así por una estafa, una pelea o un asesinato – empezó a pelear con el chico.
- ¡Seungmin! – le grité mientras le empujaba hacia atrás para reducir la evidente cercanía que tomaba hacia el chico conforme hablaba de manera amenazante. - ¡Déjalo! ¡No tienes que comportarte como un estúpido!
- ¿¡No!? ¡Veremos si dices lo mismo cuando te apuñale por la espalda!
Volvimos a empezar la discusión.
- ¡Parad los dos! – esta vez era Chan quién empezó a enseñar el demonio que lleva dentro cuando se cabrea.
Obviamente los dos nos callamos como si este fuera a matarnos.
- ¡Songi! – me puse recta, como si fuera un profesor regañándome - ¡No puedes culpar a Seungmin, es normal que esté preocupado! Y ya sabes cómo es su manera de preocuparse....pero aún así, no puedes tomarla con él. – ahora miró a Min - ¡Seungmin! – este se estremeció a mi lado - ¡Tú tampoco puedes hablarle así al niño! ¿¡Acaso eres un idiota!? No estás teniendo respeto hacia él, ni siquiera sabes nada del chico como para decirle esas cosas de abusón de primaria.
Me alegraron mucho las palabras de este.
Tsk, jódete Seungmin. Sonreí victoriosa.
Pero la sonrisa se me fue en cuando vi a Minho bajarse y ponerse de pie.
Mirándonos fijamente.
Como si, de un momento a otro, fuera a hablar
¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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