Miedo. Dolor. Oscuridad.
Esas son las únicas palabras que Minho conoce.
Abandonado, vaga por las calles día y noche en busca de algo que llevarse a la boca. Sus huesos están tan marcados que sus sucias ropas apenas pueden ocultarlos.
Y su voz ya no...
El pánico, el reflejo del miedo, era lo que podía ver desde los pocos metros que me separaban de la cabaña.
Sin darme cuenta en el momento, dejé caer la bolsa de la compra y me encaminé hacia ellos pisando con fuerza el suelo.
- ¿¡Qué estáis haciendo!? – grité dando un fuerte golpe en la puerta el cuál provocó que los tres se sobresaltaran. ¿Cómo habían encontrado éste lugar?
- Ella es tu valiente salvadora, ¿verdad, bebé llorón?
Minho estaba tirado en el suelo con algo de sangre en su labio y los ojos llorosos.
- He dicho.... ¿¡QUÉ ESTÁIS HACIENDO!? – acorté la distancia con el más alto de los dos.
- Mírala, toda una heroína – me miraban por encima del hombro.
En realidad, no sabía que haría si empezáramos una pelea....nunca antes he estado en una. Supongo que, simplemente, me dejaré llevar.
Y así fue.
El más alto lanzó un puñetazo contra mi estómago haciendo que retrocediera un par de pasos.
- No creas que por ser una niña nos vamos a cortar un pelo – rió peligrosamente – Podríamos divertirnos– la mirada de cómplices que hubo entre ambos hizo que entendieran en qué pensaban.
- ¡Malditos degenerados! – me abalancé sobre ellos tomándolos por sorpresa.
Para mi suerte, conseguí tirar a Han al suelo y este se golpeó la cabeza con la mesa. Aquello lo dejó algo atontado y pude centrarme en el que, por descarte, sería Hyunjin.
Aproveché para lanzarle mi móvil a Minho, quién temblaba en el suelo mirando todo lo que sucedía.
- Tranquilo. Avísales. – dije antes de que Hyunjin tirara del cuello de mi camiseta hacia atrás.
No sabía qué pasaba ni por donde venían los golpes, pero ambos estábamos recibiendo bastantes.
Era bastante obvia la desventaja en la que estaba: Hyunjin era más alto que yo y muchísimo más fuerte. Además, se notaba que tenía bastante práctica en esto de las peleas. Pero, a pesar de eso, no me quedaba muy atrás. Era capaz de golpearle, no sabía si era por humillación o dolor, pero lo escuchaba quejarse cada vez que yo le daba. Y, por alguna razón, eso era música para mis oídos.
No sabía si podría aguantar mucho más, pero pude ver como un asustado Minho escribía lo más rápido que sus temblorosos dedos le permitían.
Esta vez, Hyunjin me tiró al suelo y se sentó en mi barriga.
- Ya no tienes escapatoria – dijo mientras agarraba mis brazos.
Ahora sí que pude darme cuenta de que varios de mis golpes aleatorios le alcanzaron. Tenía un moflete rojizo y la sangre salía de su nariz.
A pesar de hacer lo que podía, sentía los golpes de aquel despiadado golpeando mi cara.
- ¡No! ¡No! ¡PARA! – escuché gritar a Minho.
Su voz, su bonita voz....La segunda vez que la escuchaba en el día de hoy....
Eso era en lo poco que podía pensar.
Vi cómo intentaba tirar de Hyunjin, pero Han le agarró por la espalda y lo tiró al suelo.
Ambos empezaron a forcejear mientras, al igual que nosotros, lanzaban puñetazos y patadas en todas las direcciones con la esperanzas de dañar a su adversario.
El sabor metálico en mi boca comenzó a hacerse presente. No sabía cuanto más podría aguantar.
Por favor, no tardéis mucho.
¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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