Miedo. Dolor. Oscuridad.
Esas son las únicas palabras que Minho conoce.
Abandonado, vaga por las calles día y noche en busca de algo que llevarse a la boca. Sus huesos están tan marcados que sus sucias ropas apenas pueden ocultarlos.
Y su voz ya no...
Normalmente no era una chica que hiciera este tipo de cosas. Yo, en términos generales, soy de las que se acercan al peligro. Si hay un ladrón en casa, soy la primera en ir con un bate de béisbol.
Pero esto parecía más un espectro maligno o un fantasma que un ladrón.
Prefería un ladrón.
Ante mi voz, "aquello" salió corriendo. Por mi parte, me quedé congelada. Solo reaccioné cuando me di cuenta de que ya se había ido definitivamente.
Asustada y temblorosa, llamé a Chan.
Lo llamé a él y no a Seungmin ya que este segundo iba a hacer todo un escándalo, se tomaría la situación demasiado enserio. Y no necesitaba eso ahora. Lo que realmente quería era animarme y olvidarme de este susto y, mi gran amigo sonriente, era lo que pedía en este momento.
- C....¿Chan? – intenté que mi voz saliera lo más normal, pero no pude controlarla.
- ¡Hola Songiii! – habló feliz mientras alargaba mi nombre. - ¿Ocurre algo? – me conoce demasiado bien como para no saber que algo pasa.
Yo seguía sin moverme del mismo sitio en el que estaba cuando vi aquello.
- C....creo que había un ladrón en mi casa.
- ¿¡Qué!? ¿¿Estás bien?? – empezó a alarmarse.
- ¡Si, si! – me apresuré a responder – y, al parecer tampoco ha robado nada.
- Pero ¿Cómo ha sido?
- Al volver del parque, cuando entré en casa, había cosas tiradas por el suelo. Fui mirando que todo estaba a la vez que entraba con cuidado. Al principio pensaba que era Tinker, ya sabes, el gato de mi vecina. Pero, en cuanto llegué a la cocina, todo estaba hecho un desastre: comida por el suelo y algunos productos nuevos estaban empezados. Obviamente el gato no podría hacer eso. En ese momento fue justo cuando escuché un paso detrás de mí y le vi.
- ¿¡Le viste la cara!?
- No, estaba demasiado oscuro. Solo sé que esa cosa o persona es alta y bastante delgada – me dio un escalofrío al recordarlo.
- Songi – me cortó en mitad de mis palabras mientras su voz se tornaba seria.
- ¿Has llamado a la policía?
- No....tampoco pensaba hacerlo – dije mientras escuchaba como él suspiraba molesto – Chan....no se llevó nada, ni me hizo daño. Tal vez solo quería comer. – pensé en ese momento.
- ¿Y? ¡Eso no es escusa! – habló - ¿Estás vestida? ¿O en pijama?
¿A qué venía esa pregunta?
- Claro, voy con la ropa con la que me has visto esta tarde – comenté sin saber el porqué.
- Perfecto, pues la policía va camino a tu casa. Mi madre los acaba de avisar.
- ¿¡Qué!? ¡Chan! – me quejé - ¿Por qué les habéis llamado? ¡Es molestarlos por nada!
- ¡Si es algo Songi! Puede que esta sea la primera vez de muchas y que las siguientes vayan empeorando cada vez más y más. O no a ti, si no a cualquier otra persona del barrio. Llamar a la policía es lo mejor que podemos hacer. Al menos, para que estén al tanto de la situación.
- Tsk – chasqueé la lengua sin poder decir nada ante su argumento.
Tal vez llamar a Seungmin no habría sido tan catastrófico.
Hablamos un poco más hasta que escuché las sirenas por la calle sonando cada vez con más intensidad.
Poco después, mi amigo y yo nos despedimos para así, poder abrirle la puerta a los oficiales.
No toqué nada, ellos tomaron algunas fotos, me pidieron mi tarjeta de identificación y me hicieron varias preguntas.
- ¿Vives sola? – una pregunta bastante molesta para mí.
- Si.
- ¿Y tus padres?
- En un viaje de negocios.
El policía no hablaba mucho, solo se limitaba a preguntar y escribir en una pequeña libreta.
Me gustaba más el otro agente que vino con él, el que tomaba fotos. Ese señor estaba siendo alegre y amable desde que tocaron al timbre.
- Si ocurre algo, o pasa cualquier cosa, llama a este número – me dio una tarjeta. En esta estaba el número de teléfono que correspondía directamente a la estación de policías de mi área y no al numero de emergencia. De esta manera estarían aquí más rápido.
Minutos después, terminaron de hacer sus cosas y se fueron.
Me puse a limpiar todo mientras mi cabeza solo pensaba en algo:
¿Y si vuelve?
¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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