Miedo. Dolor. Oscuridad.
Esas son las únicas palabras que Minho conoce.
Abandonado, vaga por las calles día y noche en busca de algo que llevarse a la boca. Sus huesos están tan marcados que sus sucias ropas apenas pueden ocultarlos.
Y su voz ya no...
Una vez más, nos dirigíamos hacia el hospital. Puesto que en la ambulancia sólo podíamos ir dos acompañantes, Chan se quedó para hablar con la policía y contarles todo lo que sucedió.
- Apartaros por favor – exigió los médicos mientras irrumpían en la cabaña.
Dos fueron con Minho y, otros dos, fueron con Han y Hyunjin, quienes estaban empezando a recuperarse.
Estos trataron sus heridas y, en vista de que no necesitan ir al centro médico, la policía se hizo cargo de ellos.
- Tu deberías de venir con nosotros – me dijo una médica mientras revisaba las diferentes heridas de mi cara. No eran muy graves, pero tenían que asegurarse de que no hubiera ningún coágulo de sangre obstruyendo las vías respiratorias o algún canal haciendo que se me compliquen las cosas.
Sin decir nada, acepté ir con ella. Igualmente iría sí o sí, dejar solo a Minho no entraba en mis planes.
- ¿Vendréis alguno de vosotros? – añadió el médico que había tratado a Han.
Chan y Seungmin se miraron durante unos segundos para decidir quién se quedaba o quién venía.
- Ve tú. Seungmin, yo iré con la policía para contarle todo. – respondió este.
Seungmin acató lo que dijo como si de una orden se tratara y, junto a mí, subimos a la parte trasera del vehículo.
Miré a Seungmin y él entendió a la perfección lo que quería decir:
- No te preocupes, estará bien – me dijo mientras acariciaba mi mano.
Ante esto, yo asentí y no volví a soltar una palabra ni aparté la mirada de Minho en todo el camino.
- Quédate en la sala de espera, en unos minutos te daremos paso – le dijo la médica a Seungmin.
Se llevaron a Minho a una sala en otra planta, tenían que hacerle un examen a fondo y tratarlo. Por mi parte, me llevaron a una habitación en la misma planta en la que estaba Seungmin donde me dieron cuidados básicos, además de un examen por los posibles coágulos.
- Por suerte, todo está bien – me dijo el médico encargado de esa área. – sólo hay heridas superficiales.
- Menos mal – suspiré completamente aliviada. - ¿Y mi amigo? ¿Minho?
- ¡Oh! ¿Es el otro chico que acaba de llegar? – asentí ante su pregunta – no te voy a engañar, por lo que vi, va a necesitar mucha más atención. Aun así, se recuperará. No te haces una idea de la de personas heridas, inconscientes o incluso en estado de coma que vienen aquí por peleas callejeras, discusiones de borrachos en discotecas y otros casos por el estilo. Unos antes, otros después, pero siempre terminan recuperándose. – dijo para tranquilizarme.
Y lo hizo.
- ¿Puedo salir ya? – pregunté desesperada por reunirme con Minho.
- Sí, claro. En recepción dejaré tu tratamiento y la factura.
- Perfecto. Muchas gracias. – hice una reverencia antes de salir.
Me encaminé hasta donde estaba Seungmin.
- ¿Sabes algo de Minho?
- ¡Songi! ¿Cómo estás? ¿Qué te dijo el médico?
- Estoy bien, solo son heridas superficiales, nada por lo que preocuparse – sonreí y este mi miró aliviado.
Se lo han llevado a otra planta, tenemos que esperar aquí hasta que nos avisen.
Me agarró del brazo y nos sentamos en las butacas a la espera de nuevas noticias.
Estaba muy intranquila.
¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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