Miedo. Dolor. Oscuridad.
Esas son las únicas palabras que Minho conoce.
Abandonado, vaga por las calles día y noche en busca de algo que llevarse a la boca. Sus huesos están tan marcados que sus sucias ropas apenas pueden ocultarlos.
Y su voz ya no...
Pero más notable eran mis ganas de seguir besándolo.
Esta vez, puse las manos en su cara, una en cada mejilla, y lo atraje hasta mí acortando, de nuevo, la distancia entre nosotros. Aún no entendía mis sentimientos, pero en ese instante, solo quería que fuéramos él y yo.
En cuanto nos separamos, una sonrisa decoró nuestras caras.
- Mmm – comenzó a murmurar – ¿S...Songi quiere a Min? – ahí estaba de nuevo, el sonido de su voz adentrándose en mi cuerpo.
Aquello hizo que mi corazón golpeara mi pecho incontables veces. A decir verdad, últimamente, cada vez que estaba con él, me sonreía o me miraba con sus fuertes ojos, algo dentro de mí revoloteaba. Tal vez sea aquella sensación de "mariposas en el estómago" aunque no podría decirlo a ciencia cierta. Por el momento, sé que le tengo mucho cariño al pequeño chico que había ante mis ojos, quiero protegerle y que nada malo vuelva a pasarle. Quiero que no sufra más. Probablemente, esto signifique amar a alguien: ser uno con esa persona y mirar el uno por el otro.
En ese caso...
- Sí – dije – Songi quiere a Min.
No sabía por qué hablábamos en tercera persona, pero me pareció algo tierno y, por esa razón, seguí el juego.
Otra vez más, fue él que se lanzó. Esta vez fue para abrazarme. Me rodeó con sus cálidos brazos y me pegó contra su pecho. Sin pensarlo dos veces, yo también crucé mis brazos por detrás de su espalda para profundizar aquel gesto de cariño.
- ¿Songi quiere estar con Min? – hizo una pausa – Min no quiere separarse de Songi.
Aquello era muy directo. Más bien, el chico me estaba sorprendiendo: nunca me hubiera imaginado que todas estas cosas las hubiera hecho por su propio pie. Y, en cierta forma, aquello me encantaba.
Mi cuestión ahora era, ¿hablaba enserio? ¿o solo se trata de un bonito juego hecho sin mala intención? Tal vez, ni siquiera se refiera a tener una relación más allá de la amistad.
- Sí – volví a afirmar – Songi quiere estar con Min.
Mis palabras generaron en el una amplia curvatura en sus labios.
Otra vez, Minho posó sus cálidos labios sobre los míos, pero esta vez, con más intensidad. Aunque yo no fuera ninguna "profesional besando" se notaba que él estaba bastante nervioso y era algo torpe, pero eso no hacía que fuera menos bonito.
****
El resto de aquella tarde la pasamos tumbados sobre la manta, observando el atardecer mientras hablábamos – más bien era yo la que hablaba, el había vuelto a solo asentir y negar, no dijo nada más – y contaba varias anécdotas.
El resto de aquella tarde, solo éramos Minho y Songi, sin importar nuestro alrededor, los problemas a los que teníamos que enfrentarnos o cualquier otro mal evento que azotara el país o el planeta.
El resto de la tarde, los dedos de nuestras manos estuvieron entrelazados, y no nos soltamos en ningún momento hasta que tuvimos que irnos.
¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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