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Desperté tocando la cama, buscando a Hyunjin, el cuál no se encontraba a mi lado.
Hice pucheros al no notarlo al lado mía dándome besos, como solía hacer, pero supuse que se fue por la mañana para no incomodar a mi madre, que seguramente vendría borracha. Me incorporé en la cama viendo el alrededor.

Todo fantasías mías, la puerta se abrió viendo a un Hyunjin sin camisa; sólo unos bóxers tapaban su cuerpo.

— Buenos días precioso. ¿Cómo dormiste?

— Perfectamente, ¿tú? — Dije volviendo a tumbarme, dando unas palmadas a la cama indicando que se sentará a mi lado.

— Muy bien.— Haciendo caso a mis gestos, se sentó a mi lado y depositó un pequeño beso en mis labios.

— ¿Y esa forma de vestir en casa de tu suegra? Que poca vergüenza Hyunjin.— Dije sarcástico.

— Oh no, tu madre aviso que no volvería hasta mañana y dijo que Han igual.— Asentí levemente y me incorpore en la cama. — Además, no pensé mucho en mi vestimenta cuando me levanté a las 7 de la mañana para evitar una regañada de tu madre. ¿O acaso olvidaste el desastre de ayer? — Concluyó riendo por lo último.

— Oh.

El chico rió de nuevo y me invitó a levantarme para ir a desayunar, contesté que iría en unos minutos, ya que primero me asearía. Mientras estaba en el baño, el más mayor aprovechó para ponerse una camisa negra.

Bajé finalmente y encontre el salón arreglado, nada que ver con anoche. Me sonrojé por ello y me senté en el comedor, en el cuál ya se encontraba Hyunjin.

Conversamos sobre que haríamos en el día, sobre ayer y otras cosas no muy importantes.

— Deberíamos visitar alguna que otra ciudad. O incluso salir del país.— Comenté, terminando de beber el zumo de naranja que Hyunjin había hecho minutos atrás.

— Sí, pero lo haremos cuando termines la universidad.— Dijo levantándose un poco, limpiando seguidamente mi mejilla. — No quiero que te agobies con los exámenes.— Se acomodó en su asiento.

— No te preocupes por eso, lo tengo controlado.— Dije sonriendo por su acción. — Aún así, pienso lo mismo. Deberíamos hacerlo cuando tengamos tiempo suficiente para disfrutarlo debidamente.

Sonreímos y seguimos desayunando. Después nos dirigimos al sofá y pusimos una película de romance. Hyunjin estaba tumbado en el sofa, en la parte más alargada de este. Yo estaba juntó a él, con mi cabeza apoyada en su pecho. De vez en cuándo la desviaba al brazo que rodeaba mi cuello.

— Sabes, me recuerdan a nosotros.— Dijo el castaño, señalando la televisión con su mano libre.

— ¿En qué sentido? — Dije desviando mis ojos hacia arriba, viendo mejor el rostro del mayor.

— En el sentido que no les importa la opinión de los demas, es decir, son dueños de su propia vida. Hay algunas parejas que se dejan influenciar por algunas opiniones y dejan de tener su chispa. Sin embargó, ellos la conservan a la perfección y son ellos mismos.— Suspira y pausa la película. — Nosotros somos algo así. Muchos nos juzgaron por la manera de conocernos o sólo por ser nosotros mismos en nuestra relación. Pero aún así, seguimos siendo los mismos.— Coge mi barbilla y la levanta un poco, mirándome fijamente. Se niega a apartar la vista, y tampoco quiero que lo haga. Los nervios fluyen por mi cuerpo. Tenerlo frente a mí, cogiendo mi barbilla mientras me mira sin apartar su mirada me pone lo suficiente nervioso cómo para perder mi orgullo y apartar la mirada primero. Suspiro agitadamente, vuelvo mi mirada de nuevo a él y lo encuentro en la misma posición. Pero ahora parece aparecer una sonrisa en sus labios, más amplia que la anterior.

Flechados | Hyunlix ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora