𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟑𝟓

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[•Lᴀᴅʀᴏ́ɴ ᴇɴ ʟᴀs ᴍᴀɴᴏs ᴅᴇ ʟᴀ ᴏʀɢᴀɴɪᴢᴀᴄɪᴏ́ɴ•]

«sʜᴀᴘɪʀᴇ ᴋᴜᴅᴏ»

Nadie se atrevió a mencionar una sola palabra ante la repentina aparición de los hombres armados.

- ¡Les hemos hecho una pregunta! - Nos apuntó amenazadoramente con su arma, una M416. Pero aún así nadie respondió, en cambio, las luces comenzaron a parpadear hasta que estas se apagaron por completo.

Escuché a aquellos hombres maldecir, pero antes de poder hacer algo alguien me jaló del brazo y me alejó de allí.

- Se puede saber que- ¡Kaito! - Me interrumpí a mi misma al ver a mi novio frente a mí, me había llevado a quien sabe que lugar del hospital.

- Dame tu ropa.

- ¿Qué?

- Que me des tu ropa, yo saldré en tu lugar.

- ¿Estás loco? - Puse mis en sus hombros y lo moví un poco - Voy a salir de aquí ahora y me entregaré a ellos, no voy a dejar que pase a mayores y mucho menos que tu vayas en mi lugar.

- Imagine eso...

- ¿Qué...? - Antes de seguir hablando me roció la cara con un spray, y eso fue lo último que supe, pues me quedé dormida casi al instante.

¡Te maldigo Kuroba!

Cuando desperté, ni él, ni los que iban buscándome estaban ahí, mucho menos los demás, solo había gente que no conocía.

Este es mi punto fatal, soy impulsiva, y gracias a eso tomé decisiones de las que me estoy arrepintiendo.

«ᴋᴀɪᴛᴏ ᴋᴜʀᴏʙᴀ»

Voy a resumiros todo lo que paso luego de dejar a Shapire dormida. Me disfrace de ella y me entregue a esos hombres, quienes no fueron nada amables conmigo, bueno, supongo que tirarte dentro de un camión es la más cariñoso que puede hacerte un secuestrador, ¿no?.

En fin, que ahora estaba atado a una silla, aún disfrazado de Shapire, con cuatro hombres armados y cámaras de seguridad vigilandome.

Respiré ondo, automáticamente todos me apuntaron y yo abrí mis ojos, ¿que tan fatal podría llegar a ser Shapire pata que le temieran a esta magnitud?

Una puerta a mis espaldas se abrió y sentí pasos acercarse a mi, luego una mano en mi hombro.

– Siento mucho esto, ¿vale?, pero ellos quieren recuperar la joya y yo quiero recuperarla a ella...

No reconocía al dueño de la voz, pero poco después se paro frente a mi.

Era como verme en un espejo, solo que más viejo y rubio. El chico se quedó mirándome fijamente, alzando una ceja.

–¿Y? ¿No dirás nada? ¿No estas sorprendida?

No entendí nada, ¿a que se refería? Shapire seguro le conocía, y maldije mentalmente que lo hiciera.

Gruñó y acercó demasiado su rostro al mío, ¿no conoce el espacio personal?

– ¡Venga ya! Esperaba una reacción mejor...

𝗟𝗮 𝗛𝗲𝗿𝗺𝗮𝗻𝗮 𝗱𝗲 𝗦𝗵𝗶𝗻𝗶𝗰𝗵𝗶 𝗞𝘂𝗱𝗼 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora