Es curioso cómo funcionan las cosas que no recordamos y las que no podemos olvidar.
Adora no recordaba la última vez que salió de su manada a pesar de ser la alfa, la persona que debía mantener a salvo a todos los miembros de esta.
Catra no olvidaba...
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La música fuerte, el aroma a alcohol y cigarros logra que los chicos se sientan un poco desorientados, todos a su alrededor parecen disfrutar la noche a excepción de Sea Hawk quien mira con atención el vaso en su mano.
Era curioso como lejos de Mermista la vida era diferente, tranquila y dolorosa, es decir se conocieron hace dos años y el aún era muy joven, lo recordaba porque estaba comprometido, apunto de heredar la empresa familiar y comenzar una vida con alguien que quería, pero un día en su yate apareció Mermista reclamándolo como suyo. Sin preguntarle nada, sin pedirle consentimiento y antes de que él lo notara estaba viviendo una vida que no quería, en un mundo que no entendía.
-Luces como si alguien te hubiera roto el corazón- comenta Dt con una sonrisa de lado –Puedo ver un corazón roto desde lejos.
-¿Y qué tan roto esta mi corazón?- cuestiona Sea Hawk con una sonrisa.
-Lo suficiente como para terminar en un bar- bromea el rubio logrando sacar la primera risa del castaño –Linda sonrisa.
Sea Hawk no puede evitar ruborizarse, él había olvidado esa sensación y era sorprendente volver a sentirla. Era tan extraño, se sentía bien pero mal, como si se castigara a si mismo por dejar a Mermista o como si estuviera enojado por dejar todo por ella.
Roy por su parte mira con atención a Catra, ella sonríe, baila y hace las mismas bromas viejas, pero él sabe que ella ya no es igual, porque brilla tanto que cualquiera se enamoraría, brilla tan hermosos que se vuelve un poco doloroso para su roto corazón.
Catra por su parte disfruta esa noche al igual que los demás, extraña a Adora, de hecho más de lo que imagino hacerlo, como si fuera tan esencial como el aire que respira y en definitiva sabe que está enamorada. Ya es muy tarde para negarlo u ocultarlo.
Entonces bailando a la mitad de la pista puede sentirlo, el aroma de Adora cubrirla al igual que sus brazos rodear su cintura con protección, puede escuchar su respiración en su cuello, incluso puede jurar que esa idiota mujer lobo sonríe como idiota por su cercanía.
-Te extrañaba demasiado- la voz de Adora ocasiona un escalofrió en el cuerpo de la chica –No sé qué me hiciste Catra pero no puedo estar lejos de ti.
La cazadora no responde, se deja llevar por la sensación, por la protección de Adora, esa seguridad que solo puede encontrar a su lado, por ella y solo ella. Y Adora lo sabe, entiende que Catra siente lo mismo, entiende que la castaña esta tan enamorada de ella como Adora lo está.
En la barra Sea Hawk miraba con frustración a Mermista quien prácticamente había ahuyentado al rubio, el chico se levantó con fastidio y salió corriendo del bar siendo perseguido por la mujer lobo que parecía cansada o posiblemente solo débil debido a la marca rota.
-¡Mierda! ¡Solo detente!- grita Mermista apoyándose en la pared -¡Quiero hablar solamente!
-¡Ahora quieres hablar!- explota el castaño deteniendo su paso -¡¿Por qué ahora?! ¡¿Por qué solo quieres hablar cuando sientes que me pierdes?!
-¡No lo sé! ¡No tengo idea! ¡Lo siento!- la voz de Mermista era dolorosa -¡Nunca te quise hacer sentir así!
-¡Pues así me sentí! ¡Sentí que no valía nada! ¡Todo el tiempo!- confiesa el chico a punto de llorar –No tenías el derecho de tratarme de esa forma, yo solo quería estar contigo... ¡Mierda solo quería que me amaras!
-Yo te amo- asegura Mermista tomando el hombro del chico quien se aleja bruscamente –De verdad te amo, lamento haberte hecho sentir mal, lamento no tratarte como querías, pero prometo encontrar la manera de salvar esto, créeme hare todo para que esto funcione- asegura la chica sin apartar su mirada de Sea Hawk.
El castaño se recarga en la pared, la superficie es fría y le recuerda a esas tardes con su ex prometida, esas tardes en las que se recostaban en la cubierta de Yate de su familia, esos días en los que su vida parecía arreglada pero al final no lo estaba.
-Quiero que esto funcione- la voz dulce de Mermista ocasiona que el chico cubra su rostro –Quiero estar contigo toda mi vida porque te amo.
-¡Pero yo ya no te amo!- grita Sea Hawk comenzando a llorar –Espere tanto tiempo porque dijeras eso, porque ese amor fuera real... estoy cansado, duele mucho... no quiero seguir así Mermista... lo siento pero ya no puedo.
La chica se aleja del Sea Hawk con miedo, retrocede entendiendo que el final había llegado, recordando el inicio y cada una de las señales que el chico le dio. ¿Ya era tarde? ¿Todo estaba escrito? La verdad es que ella no tenía idea de ello. Y lo único que podía hacer era marcharse del lugar.
-Lo siento- susurra Sea Hawk entre llanto –Perdóname.
El chico se mantiene en el suelo, abrazándose a sí mismo como si tratara de encontrar una manera en calmar la culpa que sentía.
