C A P I T U L O 22

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El fuego se esparce con rapidez, una bala atraviesa la pierna de Adora quien casi cae al suelo, detrás de ella puede ver a Octavia quien le sonreí aun con arrogancia, como si finalmente lograra la meta de su vida entera

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El fuego se esparce con rapidez, una bala atraviesa la pierna de Adora quien casi cae al suelo, detrás de ella puede ver a Octavia quien le sonreí aun con arrogancia, como si finalmente lograra la meta de su vida entera.

-¿Dónde está Catra?- cuestiona la cazadora apuntando fijamente a la alfa quien abre los ojos con asombro –¡Te hice una pregunta! ¡Responde!- ordena Octavia con furia.

En un momento Octavia es derrumbada por un lobo joven que trata de salvar a Adora a toda costa, la rubia grita que se aleje pero el chico no hace caso y continua acorralando a Octavia quien mira a la alfa con diversión.

Un rugido escapa de los labios del lobo joven quien es apuñalado por la cazadora, es claro que esa riña está decidida porque antes de que Adora pueda mover un musculo Octavia dispara directo en la boca del lobo que cae a un lado muerto y volviendo a ser humano por la edad del joven.

Lo que queda en el suelo es cuerpo desnudo de un adolescente de no más 15 años, un simple niño que intento desesperadamente salvar a su líder mostrando la lealtad que entre los lobos existe.

-Lo repetiré- exclama la mujer del parche apuntando a Adora –Dime donde esta Catra ¡Ahora!

En la zona infantil el gran lobo negro cae al suelo exhausto y lleno de heridas, los cazadores en la zona están todos muertos y el pelaje de Casta totalmente cubierto de sangre, la mujer trata de recuperar un poco de fuerza lo que le da el tiempo perfecto a Hordiano de atravesar su pierna con dos flechas sin titubear. El lobo suelta un gemido de dolor al caer al suelo producto de la falta de equilibrio.

-He deseado matarte desde el día que mataste a mis padres- confiesa el hombre con una sonrisa cínica –Y por fin tendré el gusto de hacerlo.

La ropa de Hordiano está cubierta de sangre, su cabello canoso tiene matices rojos al igual que su barba, producto de los jóvenes guerreros que se atrevieron a atacarlo. El hombre levanta su arco dispuesto a atacar a la mujer cuando su brazo es atravesado por una flecha de Cazador.

-Tu llevas la rivalidad familiar a otro nivel hermanito- bromea Weaver con una sonrisa engreída –Pero como soy tu hermana mayor mi deber es corregir eso.

-¡Tú no eres nada mío!- grita el peliblanco sacando un arma de su traje de cazador y disparando descaradamente hacia la mujer del arco -¡Tú y yo dejamos de ser hermanos cuando los escogiste a ellos!

-¡Lo lamento pero es mi vida y yo decido!- replica Weaver huyendo al bosque y siendo seguida por Hordiano.

Ambos se disparan mientras se ocultan entre árboles y arbusto, recordando los viejos enteramientos con su padre y el cómo los hacia pelear entre ellos para hacerlos más resistentes, pero al final solo ganaba el que tuviera menos que perder. Una bala atraviesa el hombro de Hordiano quien aprovecha la pequeña abertura en su herma y dispara directo a su estómago derribándola sin piedad.

Ambos pierden sus armas, pero Hordiano camina hasta Weaver quien está en el piso, la mujer trata de recordar cuando fue la última vez que vio al inocente Hordiano, a ese chico que se negaba a pelear con ella y por eso recibía palizas de su padre. Parecía que ese ser humano había desaparecido en la mirada fría del hombre frente a ella.

-"Si no estás dispuesto a morir no ganaras"- sentencia Hordiano disparando dos veces en el estómago de Weaver –Eso es lo que papá siempre decía.

-"Si estás dispuesto a morir... debes estarlo... para matar"- exclama con dificultad la mujer para mirar a si hermano con lastima.

Hordiano está apunto de terminar con la vida de su hermana cuando por un instante ve esa mirada de anhelo en ella, esa esperanza de ver una última vez a la mujer que ama, ver por una última vez a la maldito que mato a toda su familia.

-Incluso muriendo lo único en lo que piensas es en esa zorra- se burla el hombre guardando su arma en su bolsillo –Pues despídete de tu repugnante amor.

Weaver escupe sangre, es claro que comienza a ahogarse con ella sin que pueda evitarlo, el cazador se aleja del lugar enterrando uno de los fantasmas que más lo han aterrado durante toda su vida, se acerca hasta Casta quien ya no es un lobo, ahora solo es una mujer desnuda llena de horribles heridas.

Una sonrisa se dibuja en el rostro del hombre quien alza su arco del suelo y apunta hacia ella quien trata inútil mente de transformarse, un intento tan patético que el hombre no puede evitar reír y dispara directo al vientre desnudo de la mujer, clavando la flecha tan dentro de ella que el sacarla seria adelantar su muerte.

-Te veré en el infierno Casta- gruñe el hombre entrando a la zona infantil.

La verdad era que en los planes atacar a los niños no era una prioridad, pero él estaba seguro que abría cazadores que no lo respetarían y lo harían de todos modos, pero se siente un poco más relajado al encontrar el salón vacío.

En el centro de la aldea los lobos siguen peleando ferozmente, el lobo Dorado ha logrado hacer retroceder considerablemente a los cazadores que quedan, pero también ha sufrido más daño del que había recibido hasta ahora. La vista de Adora se comienza a nublar pero aun así se mantiene firme entre sus tropas en una línea únicamente defensiva. Nada la hará retroceder.

-¡Tiradores! ¡Ahora!- grita Octavia con un poco de sangre en el rostro -¡Fuego!

Adora no reacciona porque antes una hilera de flechas atraviesa a las tropas, incluida a ella misma quien pierde su transformación casi inmediatamente en un intento de no sufrir más daño del necesario. Algunos lobos caen al suelo inertes y otro cubren a Adora quien cae al suelo inconsciente por el esfuerzo.

Una gran sonrisa se dibuja en el rostro de Octavia quien desenfunda una espada preciosa de plata y se dirige al puñado de lobos heridos que cubren a Adora.

-Lo lamento pero tengo que hablar con su alfa- exclama con arrogancia grabada en su voz.

En otra zona Perfuma y Mermista comienzan a alejar a los niños del lugar, llevándolos tan lejos como pueden aunque por dentro se mueren por volver a la batalla y si es necesario morir en el campo de guerra con todo el honor.

-Concéntrate Perfuma- pide Mermista tomando el hombre de la distraída chica –Esto es demasiado importante, si no los podemos proteger nada de esto habrá servido para nada.

La rubia asiente para tratar de relajar a los pequeños que lucen aterrados, Mermista se detiene un momento para asegurarse que el aroma del túnel no cambien algo que no ocurre y agradece profundamente porque quiere decir que sus amigos lograron distraer a los cazadores.

Wolf and Hunter || CatradoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora