Dos

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Papá Félix le había dado una misión, una muy importante y Samuel estaba encantado de cumplirla mientras se aferraba al cuello de su mami.

Todo hasta que vio como su mami Samantha echaba un bote de fórmula al carrito, la odiaba, prefería mil veces el sabor natural de la leche materna, sentir ese calorcito corporal y como el lobo de su mami lo arrullaba, mientras le hacían mimitos hasta caer en un profundo sueño. La pesadilla había empezado cuándo hace unas semanas había comenzado a alimentarlo con otros suplementos, así que el pecho había disminuido un poco, pésimo servicio.

"Nooo"

Aquello fue simplemente traducido a balbuceos, y a sus pataletas que no eran para nada fuertes, su mami solo comenzó a mecerlo y hacía soniditos tiernos para tranquilizarlo.

― Oh que lindo ¿es tu bebé? ― una voz desconocida alertó a Samuel, haciéndolo parar con su berrinche.

"¡La misión! Casi la olvidaba"

Samuel miró con fingida inocencia al hombre frente a él, su fuerte olor indicaba que era un alfa, y al bebé no le gustaban los alfas, muchos menos los que se acercaban a su mami con solo una intención. Robarse su amor y su leche, al menos eso le había dicho papá Félix.

"Se le van a salir los ojotes de huevo frito si sigue viendo así a mi mami"

― Umn, sí gracias ― Samantha sonrió al alfa frente a ella mientras echaba un segundo paquete de pañales al carrito de compras. Nunca lograba entender a qué le llegaban aquellas pláticas casuales en el supermercado.

"Siempre tan linda mami"

Por un momento el bebé había quedado embobado con las sonrisas de su madre, mientras hacía burbujitas con su saliva y aferraba su puñito cerrado a su ropa.

― ¿Cómo se llama? ― el alfa insistió en continuar con la conversación.

"Que te importa"

― Uh, Samuel ― contestó la omega, más concentrada en sus comprar que en una plática del insistente muchacho.

― Lindo nombre para un lindo bebé ― el chico acarició su abultada mejilla ― está gordito.

Y esa fue la gota que derramó el vaso. Samuel hizo un puchero inconforme y sus mejillas pálidas se tiñeron de rojo. Se acercaba uno de sus mejores berrinches.

― Oh ¿Qué pasa mi amor? ― preguntó Samantha mirando el cambio de su carita y fue cuándo se soltó a llorar, fuertemente llamando la atención de varias personas en el pasillo y exaltando al alfa.

Samantha preocupada empezó a mecerlo sin entender el llanto de su hijo, dando palmaditas en su pequeña espalda y susurrándole cosas bonitas. El alfa que estaba molestando se disculpó retirándose del lugar. Misión cumplida.

"Te salvas de que no tengo dientes"

Fue entonces que se dejó llevar por los mimos y el aroma de su mami, siendo adormecido, mientras pensaba en lindos gatitos saltando una cerca, si supiera contar lo hubiera hecho. Durmió tranquilo pensando que papá Félix estaría orgulloso.

― Quiero suponer que esto no es obra de Félix ― murmuró entre dientes la omega.

Baby Thoughts || Riverducción || Omegaverse || AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora