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Extra Cuatro

― ¿Ya se fue Samuel? ― la voz grave del alfa tomó por sorpresa a la omega que estaba en la cocina, se exaltó un poco y el mayor se burló de su reacción, dejando fluir aquella risa tan característica de él.

Samantha lo miró seria unos segundos debido al susto, pero no aguantó demasiado antes de unirse a la risa de su esposo, era tan contagiosa; Volvió su mirada hacía el envase de yogurt de fresa que se encontraba vaciando en un biberón, con bonitos dibujos infantiles, y asas color verde manzana

― Sí, hace unos cincos minutos ― respondió, de inmediato escuchó un gruñido bajo proveniente del mayor y rodó sus ojos ― ¿Otra vez con eso?

― Claro que sí, no me agrada la idea de que pasa la noche fuera de casa.

La omega le colocó la tapa al biberón y se volteó a su esposo, encarándolo con sus brazos cruzados, Félix acababa de salir del baño y sus cabellos aún se encontraban mojados, se miraba inquieto mordiendo la punta de su dedo pulgar, lo cual la hizo suspirar.

― Se va a quedar con Sebastián, Amelia los irá a buscar, sinceramente yo prefiero eso a que se vengan a altas horas de la madrugada hasta aquí, ya sabes que es un poco lejos ― explicó por enésima vez a su esposo.

Ese día su hijo había ido a una fiesta de uno de sus compañeros y debido a que el hijo de su querido amigo también estaría presente le habían planteado la idea de quedarse en la casa del menor, que quedaba más cerca del local en donde estarían los chicos, Abril la llamó para confirmar y no le pareció una mala idea, pero Félix era otra historia.

Su esposo nuevamente gruñó e imitó su posición, cruzándose de brazos también.

― Te recuerdo que ella es una alfa.

― Son amigos, Félix ― rodó nuevamente los ojos, a veces no entendía al alfa, pero en otras ocasiones simplemente no podía, no podían retener a su hijo en esas cuatro paredes solo porque al alfa le molestaba la idea ― No seas dramático.

― También fui joven, ¿Recuerdas que cuando tu papá llamaba yo le decía que te llevaría hasta tu departamento? ¡Sabes muy bien que eso no pasaba en muchas ocasiones!

Sus mejillas se tiñeron de rojo en ese momento y sin pensarlo y por inercia le dio un golpecito al contrario, eso la causó gracia al mayor, no entendía porque a veces se avergonzaba de algo como eso, tan común.

Recordó brevemente muchos episodios de sus vidas cuando más jóvenes y una sonrisita cómplice se formó en su rostro. 

― ¡Ya! No estamos hablando de eso ― protestó la omega ― y en dado caso Samuel ya es mayor de edad, no puedes simplemente retenerlo o impedir que experimente, lo que debe saber ya se lo he explicado claramente; Deja de ser tan aguafiestas.

― Pero-

Antes de que Félix dijera alguna otra palabra quejándose, Samantha sintió como tiraban de su pantalón desde abajo, desviando rápidamente su atención al pequeño ser que estaba allí, sonriente en búsqueda de su mamá.

― Amor ― lo llamó el pequeño niño. 

Le fue inevitable no sonreír, agachándose para tomarlo en brazos.

― Hey, ¿Pasó algo, bebé? ― preguntó con cariño.

Félix no cambiaba su ceño fruncido, pero ahora también prestaba atención a la pequeña.

― Do do ― comenzó a decirle, Samantha le dio una rápida mirada al alfa y ambos salieron rápidamente de la cocina, dirigiéndose hacia la sala para averiguar qué sucedía.
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Cuando llegaron se encontraron con la imagen del otro niño pequeño saltando sobre el sofá, con el pañal tirado a un lado, Samantha suspiró dejando a la niña que cargaba para tomar al otro, quien reía escandalosamente como si estuviera demasiado divertido lo que estaba haciendo.