Diesiciete

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Los primeros años de un cachorrito son fundamentales para su desarrollo física, emocional y psicológico. Durante estos primeros meses, los cambios que experimentará son espectaculares y resultaba muy emocionante para los padres presenciar estas etapas. Aunque todavía es muy pequeño, en estos primeros meses de vida comienza a forjarse su personalidad, empieza a desarrollarse su inteligencia y aparecen las primeras bases de su comportamiento, lo cual resultaba ser muy importante y mucho de esto dependía de la crianza que le fuera dada.

Félix y Samantha daban lo mejor de sí para educar a Samuel de la mejor manera, que creciera siendo un niño muy feliz y bien portado, pero eso era algo que todavía no podían implementar, así que mientras tanto se ocupaban de enseñarle las cosas de acorde a su edad, y es por eso que cuando el pequeño Samuel aprendía una cosa nueva sus progenitores no cabían de la emoción, y pues como todo padre les encantaba presumirlo.

La omega vio una gran oportunidad cuando su buena amiga fue a visitarla, llevando a su pequeña bebé de dos meses consigo, entonces era la ocasión perfecta para mostrarle a alguien lo que su pequeño había aprendido recientemente.

― Bebé, dale un besito a mami ― la omega hizo un puchero que buscaba ser adorable, hablándole directamente al cachorro que estaba sentado en sus piernas, se inclinó un poco para acercar su cara a la del pequeño. 

Samuel la miró un rato, soltando risitas por lo graciosa que le parecía la mueca de su madre, pero como buen bebé hizo caso, dejando un baboso pero tierno beso sobre la nariz de su progenitora, no podía dejarla en ridículo en frente de la otra omega y su bebé.

"Tienes una mancha en tu nariz, mami"

― ¡Oh que tierno! ― Amairani, quien veía a Samantha limpiar la baba dejada en su nariz, se notaba enternecida por la acción del cachorro.

"Si si, como sea!

Ese era el tipo de reacciones que a Samantha le gustaba recibir sobre su cachorro así que orgullosa le regaló una sonrisa a la contraria, ya le llegaría el momento de presumir sobre su bebé, pero por ahora ambos eran la estrella del momento. 

Samuel no entendía porque su tía lo miraba de esa forma, pero poco le importaba, era más interesante para él mirar al bultito en sus brazos, si antes le parecía raro ahora más, es que habían estado allí por un rato y esa bebé casi no se había movido lo cual le traía mucha curiosidad a su pequeña y precoz mentecita, ¿Será que siempre está durmiendo?

― Dile que me dé uno a mí ― pidió la otra omega, con ojos brillosos, empalagado por la ternura del bebé gruñón.

― A ver, dame a Amelia para que puedas cargarlo ― dijo Samantha, extendiendo sus brazos para tomar al otro cachorro, en cuanto Amairani tomaba a un enfurruñado Samuel de las piernas de su madre.

"¿Es en serio? ¿Me estás cambiando por la bebé que no hace nada?"

Para expresar su rabia comenzó a patalear, dejando claro que la idea no le hacía nada de gracia, Amairani intentaba conternelo, no se daría por vencida, no entendía porque Samuel la odiaba así que quería cambiar eso, demostrarle al bebé que podía ser una buena tía. 

― Samuel no seas así ― regañó su madre, aunque aun manteniendo la voz dulce que utilizaba para hablarle ― dale un besito a tía Amairani.

"¡No quiero! ¡Amairani no me gusta!"

Sus pequeñas patadas continuaban, resaltando la incomodidad de estar lejos de los brazos de su mami, pero en ese momento Amairani lo acercó hacía su pecho de forma repentina, comenzando a sisear muy bajito, el sonido resultaba bastante relajante y los bebés no eran susceptibles a este, por supuesto Samuel no era la excepción dejando de patalear a los pocos segundos, esto conjunto a las feromonas maternales que había adquirido luego del parto lograron calmar al pequeño mimado que por primera vez en sus meses de vida se dejó hacer por Amairani, casi ronroneando del gusto.

"¿Qué? ¿Por qué hueles a mami?"

Samantha miraba sorprendida a su bebé, estaba realmente tranquilo recostado en el pecho de Amairani, pero notablemente confundido, pasando su naricita al rededor y olfateándolo.

― Vaya, has aprendido bastante en solo dos meses ― felicitó la menor, sonriéndole con empatía, orgullosa de su amiga, definitivamente sería una buena mamá. 

Amairani asintió con orgullo, tomando una de las manitas de Samuel para dejar pequeñas caricias en ellas.

― Pero creo que Amelia tiene hambre ― señaló divertida Samantha, la pequeña cachorra se removía en su pecho buscando desesperadamente alimentarse.

Una escena que a Samuel no le gustó, sacándolo inmediatamente de su mundo de paz. 

"¡¿Qué está haciendo esa cosa horrorosa?! ¡Esa es mi leche! ¡Mía!"

El bebé se mostró nuevamente indignado, ¿Quién se creía Amelia? Mostraba una fachada de bebé tranquilo que no rompe ni un plato pero en la primera oportunidad intenta robarle su leche, no se podía confiar en nadie más. Molesto comenzó su lucha de balbuceos que pretendían ser reclamos y pataletas en búsqueda de volver a los brazos de su mamá.

― Ma... ma ― balbuceó al borde del llanto.

― Oh, creo que se puso un poco celoso ― comentó Amairani con gracia, no tenía ni siquiera tamaño para las acciones que realizaba.

Samantha asintió, tomando con cuidado al bebé hambriento para devolver a los brazos de Amairani, necesitaba tomar nuevamente a su pequeño terremoto, porque así como aprendía cosas buenas, también adquiría hábitos poco agradables, como morder por ejemplos, y tenía algo de miedo que alguien resultara herido, la otra vez tuvo que tomar a su cachorro con rapidez, el instinto materno de Amairani estaba muy a flor de piel y quien sabe cómo podía reaccionar ante el llanto de su bebé, mucho menos al causante de dicho llanto.

"MI mami, mi leche"

Baby Thoughts || Riverducción || Omegaverse || AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora