Veinte

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La puerta se abrió ante los ojitos adormilados del pequeño bebé, esa vez no aplaudió ante la tecnología como era de costumbre, tenía varias razones detrás de eso, primero había cumplido otro mesecito hace algunos días, es decir, ya había crecido, segundo tenía algo de sueñito, por último su papá lo había regañado y eso lo ponía de mal humor, es decir, ¿Qué había de malo con lanzarle tierra a otro bebé?

Bien, quizás no había sido muy amable de su parte, ¡Pero en su defensa ese otro bebé quería morder su manita! Bueno el otro no tenía dientes, pero eso no le daba derecho a babearlo, sólo él babeaba su manita.

― Y eso que ni siquiera sabes caminar pequeño engendro ― murmuró el alfa, entrando a la casa.

"¿Engendro? ¿Qué quisiste decir con eso? Estás grosero papá, le diré a mami... Bueno cuándo aprenda a hablar"

Solo unos cuantos pasitos más dentro de su dulce hogar y su mami estaba allí para recibirlo entre sus acogedores brazos, así lo prefería el bebé, en ese momento estaba molesto con su papá, cuando estuvo seguro en la calidez de los brazos de su mami se acurrucó como siempre le gustaba hacer, listo para echarse una siesta de algunas horitas.

"Pero primero la leche mamá, vamos quita esa tela entrometida del camino, hoy prometo no morder"

― ¿Cómo les fue? ― preguntó la omega, mirando directamente a su esposo, quien no lucía muy feliz luego del paseo con su único y hermoso bebé.

Félix suspiró un poco dramático, pero no se asusten, así era él.

― Samuel le lanzó tierra en la cara al hijo del jefe ― contestó brevemente el mayor, cruzándose de brazos.

Samantha abrió sus ojos debido a la sorpresa, desviando la mirada al bebé que tenía su cabeza recostaba en su hombro, este le sonrió con los pocos dientes que tenía, como si supiera que hablaban de él, aunque en efecto lo sabía bastante bien.

― Cachorro... ― le dijo como si fuera una advertencia, su pequeñito podía lucir como un angelito, pero sabía muy bien que ese bebé travieso se alejaba un poco de ese concepto ― Eso no se hace, Samuel.

"Si, si, ya, la leche ahora por favor"

― ¿De quién será que lo sacó, uhm? ― dijo el alfa con un tono que intentaba sonar divertido, pero la omega rodó sus ojos, pasarían años y Félix no lo superaría.

Félix esperaba que su jefe no fuera de esos riquillos delicados con sus bebés, porque quedarse sin trabajo no sería para nada bueno, de todas maneras, sería un poco infantil despedirlo por algo como eso.

La omega comenzó a mecerse un poco al observar el comportamiento adormecido del bebé, para ayudarlo así a conciliar el sueño.

― Oh, ¿Llegó Samuel?

Esa voz hizo que los sentidos del cachorro estuvieran alerta otra vez, ¿Podría ser...? Levantó la mirada encontrándose exactamente a la única que le dejaba invadir su hogar con sus gustos, era suficiente para disipar todo rastro del malhumor y sueño, uhm, pero había otro aroma.

Fue cuando miró bien, escaneando la silueta de la omega, dándose cuenta de que en sus brazos descansaba la tonta bola de grasa que era obligado a ver más veces de las que hubiera querido.

"Ahora sí te la rifaste bola de grasa"

Sus padres miraron sorprendidos de la forma en la que su hijo pasó de estar casi dormido a concentrar toda su atención sobre la omega sonriente frente a ellos, aunque de todas maneras no se les hacía extraño debido a quién se trataba.

― Es tan descarado ― dijo su padre alfa, riendo un poco.

Todos sabían lo mucho que a Samuel le gustaba Abril, pero siempre era gracioso ver como este se comportaba al rededor de la omega, siendo tan pequeño solo alcanzaba a hacer reír y enternecer a los adultos, intentando llamar su atención todo el tiempo.

Pero en ese momento Samuel se sentía traicionado por la mayor.

"Es aquí cuando suena, todo se derrumbó dentro de mí"

Y pudo haber llorado como siempre lo hacía, así había obtenido todo en su corta vida, pero esta vez tenía algo mucho mejor, algo que la bola de grasa no podía hacer, al menos no todavía.

―Abi ― soltó, su tierna voz captando la atención de los adultos, atónitos ante lo que acababa de salir de sus pequeños y delgados labios.

Oh bien, estaba funcionando, tenía la atención de todos como siempre tuvo que haber sido.

― ¿Qué dijiste, bebé? ― preguntó su mamá omega, mirándolo directamente, nunca dejaba de sorprenderlos.

― Abi ― repitió sin ningún problema.

"Pero cierren la boca, hay moscas"

Samantha no evitó soltar una carcajada que también hizo reír a Félix, besó la frentecita de Samuel, no pudiendo creer que su hijo comenzaba a aprender más palabras, pero menos podía aprendido a decir esa palabra en específico.

La atmósfera se tornó un poco más dulce desde ese momento, pues las feromonas de ambas omegas podían sentirse ligeramente en el ambiente, debido a la ternura que les brindaba el momento.

― Awww, ¿Me estás llamando, Samuel? ― esa misma ternura llenó el corazón de la omega que se acercó a el bebé para apretar una de sus regordetas mejillas.

"Obvio"

― Ese es mi cachorro, todo un galán como su padre ― bromeó el mayor seguido de una de sus contagiosas risas.

Segundos después apareció otra omega limpiando sus manos en sus pantalones negros, preguntándose el porqué de tanto alboroto en aquella sala, podía escucharlo desde el baño.

― ¿Me perdí de algo?

"Oh Amairani, de mucho pero ahora puedes tomar a tu hija de los brazos de mi tía, por favor y gracias"

El cachorro casi chilló contento cuando Abril le pasó el otro bebé a su madre siendo bastante cuidadosa, y casi de inmediato estiraba sus brazos hacía él invitándolo a acurrucarse sobre su pechito, y eso para él era la gloria.

Triunfó el mal.

Baby Thoughts || Riverducción || Omegaverse || AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora