Extra Cinco

338 12 0
                                    

Samuel miró el mensaje emergente en la pantalla de su teléfono, interrumpiendo su juego y suspiró al leer lo que este decía, bostezó y se estiró como un gato sobre su cama. Realmente pensó que podría pasar todo el día en la cama ese domingo, pero al parecer no sería así.

Con pesar apartó las sábanas que lo cubrían y bajó de su cómoda cama, aún se encontraba en pijama pero no se importó con eso, dando los pocos pasos que lo separaban de la puerta y abriendo la misma, fuera de su cuarto no estaba en la silenciosa paz que tanto le gustaba, aunque hacía tres años que se había acostumbrado a ello, no era para menos con tres mocosos habitando la misma casa.

Pasó por la sala ignorando el desastre que sus hermanos estaban armando mientras hacían la simple coreografía de una canción infantil que enseñaba las partes del cuerpo y su papá aplaudía emocionado.

Digitó el código abriendo la puerta, encontrándose con la alfa recostada en el muro de su casa, mordiendo sus uñas ansiosamente, rodó los ojos, no podía ser que tuviera dieciocho años.

― ¿Vas a hablar o te quedarás allí parada? ― habló, llamando la atención de la menor.

La alfa se acercó a él, terminando con la distancia que los separaba.

― ¡Mamá se va a casar! ― exclamó, la preocupación tiñendo su voz. 

Samuel tuvo que contenderse para no reír, entendía que la mente de los alfas funcionaba de una forma que quizás nunca llegara a comprender, pero en serio le parecía tonto que la chica estuviera siendo tan dramática por algo como eso.

Sus padres habían pasado parte de su infancia pensando que sería un alfa por ciertas actitudes, hoy en día agradecía no ser uno.

Apretó los labios al oír en sus pensamientos la voz de sus papás burlándose del gran crush que tenía con Abril, la amiga de su mamá Samantha. Y no lo olvidaría nunca porque se encargaban de recordárselo cada que podían, incluso Sebastián se burlaba de él, aunque se avergonzaba mucho se sentía tranquilo, Abril se lo tomaba con humor y ternura, después de todo era un pequeño y adorable bebé en aquel tiempo. No podía decir lo mismo de Juan, quien no escatimaba en burlas.

― Wow Amelia, ¿Te acabas de enterar que existe el matrimonio? ― preguntó sarcástico, la otra le miró seria, no había nada de broma en su preocupación.

― No te burles de mí, Samuel, esto es...

― Es la decisión de tu mamá. ― cortó antes de que la chica siguiera si discurso ― Tu mamá lo ama y él ama a tu mamá, listo.

― ¡Pero! ... Mi mamá no... ― se quedó callada, no tenía nada más con lo que refutar. 

El omega rodó los ojos y se acercó a la dramática alfa, y palmeó su hombro.

De pequeño tenía cierta aversión hacía Amelia, no tenía clara la razón solo sabía que existía, luego de haber crecido se dio cuenta de lo tonto que era, aunque no se culpaba, era solo un niño probablemente celoso porque le estaban robando la atención de su madre. El punto era que sabía que Amairani merecía ser feliz y si él no siendo tan cercano a la omega lo entendía no había razón para que su propia hija no lo hiciera.

Quizás era cosa de alfas ser tontos.

Recordaba que hace tres años atrás Amelia había estado reclamando del nuevo novio de su mamá, pero él no pudo decirle demasiado porque en ese tiempo estaba más interesado en llorar porque su mamá estaba esperando un bebé, que resultaron ser en realidad tres, pero eso ya era otra historia, lo que importaba es que ahora Amelia volvía a reclamar, ahora porque se aproximaba una boda.
                           
Antes de que Samuel pudiera decir alguna palabra sintió los fuertes brazos de la alfa rodear su cintura, acercándolo a un abrazo donde recargó la cabeza en su hombro.

Baby Thoughts || Riverducción || Omegaverse || AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora