Trece

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El bebé en brazos del alfa permanecía con su adorable ceño fruncido y un pucherito que paulatinamente se llenaba de babita que era limpiada por su padre, no pueden culparlo aún no sabe cómo se manejan las glándulas salivales, pero lo que si sabe es que se sentía tan tonto con esa capucha con el diseño de la cabeza de un dinosaurio, cuando bajaron del auto su mami insistió en que así se veía más adorable, su papá Félix concordó, lo más probable es que fuera solo para complacer a su esposa.

"¿Por qué insisten en ridiculizar a su propio bebé?"

― Míralo, está molesto ― señaló Samantha, quien reía por la cara sería de su hijo, Félix de inmediato buscó la carita del pequeño en sus brazos teniendo la misma reacción que su omega.

― Es un bebé muy serio, siempre tiene esa cara ― comentó el mayor, que tomaba una de sus manitos para agitarla, con intenciones de hacerlo reír, pero no obteniendo ese resultado. 

"¿A caso crees que tengo cuatro meses? Porque era en ese tiempo que eso me hacía reír, papá"

― Es un amargado en miniatura ― dijo Félix, recibiendo un empujoncito de Samantha. Esta vez fue Samantha que con su dedo índice acarició la naricita del bebé y este soltó una pequeña carcajada. 

"Mami sabe que mi debilidad de este mes es la nariz, siento cosquillitas"

― ¡Oye! Creo que Samuel tiene favoritismo ― se quejó el alfa, mientras retomaba su caminata hasta la casa de en frente.

― Es un cachorrito Félix, ni siquiera sabe lo que es favoritismo.

"Eh..."

Apuraron su paso pues se estaban tardando en llegar a la casa donde harían su visita, al llegar― tocaron el timbre y después de hablar con Amairani en el intercomunicador la puerta les fue abierta automáticamente por el sistema de seguridad de la casa.

― Recuérdame instalar un sistema así en casa ― susurró el alfa, cambiando al bebé de brazo.

La pareja de inmediato fue recibida por la omega que vestía ropa bastante cómoda, las ojeras estaban presentes en sus ojos, pero aun así se mantenía una sonrisa radiante, añadiendo su increíblemente dulce aroma maternal, que hacía a Samuel acurrucarse en el pecho de su padre entre bajitos suspiros, estaba sintiéndose completamente arrullado.

"¿Qué es esto? Huele como a mami, pero más fuerte"

― ¡Amairani! ¿Cómo puedes estar parada ya? Apenas hace cuatro días fue el parto ― exclamó Samantha, no sabía si se trataba de exageración.

La omega se rio un poco por lo histérica de su amiga, desde que Samuel había llegado a su vida aquel lado protector envolvía a todo su grupo de amigos.

― Tranquila, ya me siento bien como para estar de pie, no estoy paralítica ― respondió la otra omega ― Pero claro, hace cuatro días que no sé lo que es dormir.

Samantha pudo concordar en eso.

― No subestimes el dolor del parto, fue lo peor que experimenté, sin ofender bebé ― tomo la manita del bebé acurrucado en el pecho de su papá.

"¿Qué yo qué?"

― Samantha estuvo alrededor de dos semanas levantándose ― contó Félix, Samantha casi que lo fulminó con la mirada, el alfa no sabía la razón. 

― Bueno, cada parto es diferente, supongo ― respondió la anfitriona ― Uh vamos ahora que el bebé este despierto, quiero que Samuel lo conozca. 

El bebé al escuchar su nombre levantó su cabecita interesado, ¿Conocería a su primito? Uh, de haber sabido eso no se hubiera cagado antes de venir para retrasar a sus padres, y si, justo después de que lo habían bañado.

― Oh, si si, Samuel nunca interactúa con otros bebés ― comentó la omega menor, siguiendo con emoción a su amiga.

La casa de Amairani era realmente bonita, muy moderna, pero sin dejar de lado un toque ameno y hogareño, pero claro, en solo cuatro días ya se había llenado de cosas de bebé regadas por diferentes partes del lugar, ropita, juguetes y demás.

Y lo que le espera ― pensaba Samantha.

Llegaron a una habitación que se encontraba con la puerta abierta, se podía reconocer como la habitación principal, allí en la gran cama se encontraba un muro de almohadas, en medio de ellas un pequeño bultito que respiraba con tranquilidad olía a leche y talco, era una escena que llenaba sus corazones.

― Oh, se durmió ― dijo la omega haciendo un puchero.

La familia se acercó lo suficiente para tener una mejor vista del cachorro, un pequeño cuerpecito, vestía un trajecito de color verde manzana, el gorrito le quedaba un poco grande haciendo que su ternura se destacara un poco más, era simplemente hermoso.

― Mira amor ― la típica voz aniñada de Samantha llamó la atención de Samuel, quien siguió el dedo de su mami que señalaba a la cosa que reposaba en la cama.

"¿Esto es mi primita? ¿No te pudieron dar otra Amairani? ¡está muy pequeña! No sirve de nada"

Félix casi de inmediato lo sentó justo dentro del cuadro formado por el muro de almohadas, muy cerca de la recién nacida, el alfa continuó con sus manos alrededor del pequeño, había que ser precavidos, nunca se sabe cómo reaccionará un bebé.

― Samuelito, esta es tu primita, la que estaba aquí ― habló con voz dulce Amairani y tocó su vientre vacío ― te presento a Amelia.

Por un momento el pequeño Samuel estudió al bebé frente a sus ojos, imposible era demasiado pequeña como para servirle, entonces esto de la prima había sido un fiasco.

Luego todo sucedió muy rápido, las traviesas manitos de Samuel habían tomado el gorrito verde que descansaba en la cabecita de Amelia, exaltando a la pobre bebé que de inmediato se soltó a llorar, escucharon el jadeo que soltó Amairani con preocupación, de un momento a otro la pareja estaba muy apenada, mientras el pequeño Samuel reía sacudiendo el gorrito en sus manos.

Baby Thoughts || Riverducción || Omegaverse || AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora