Veintiséis

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El alfa encendió el televisor, bufando cuando de primera plana apareció aquella serie infantil que estaba cansado de ver, pero el cachorrito en sus piernas comenzó a agitarse en cuanto la vio, no había remedio, si la quitaba justo ahora el berrinche sería épico. Suspirando con resignación se echó para atrás, dejando que su espalda chocara contra el respaldo del sofá, lo mismo hizo Samuel, recostándose sobre el torso de su padre.

Félix tomó un sorbo de su cajita de bebida achocolatada, cosa que Samuel imitó llevando su biberón con el mismo contenido a su boca, inmerso en el dibujo animado que se reproducía en el televisor, pero agradecido con el de arriba porque su mami le dejaba tomar la dulce bebida de vez en cuando.

― ¿Está rico? ― preguntó el alfa hacía el cachorro, pero este ni siquiera se inmutó ― No entiendo porque te gusta tanto ver esto, creo que ya me sé hasta la canción del inicio.

"¿De qué hablas? Paw patrol es lo de hoy, es buenísima"

― Paw patrol, paw patrol al instante llega... ― en efecto se la sabía.

Así no era como Félix había planeado pasar ese feriado, hace pocas horas se había levantado con dolor de cabeza luego de haber bebido un poco más de lo planeado el día anterior, poco después cuando Samuel se levantó desayunaron y tomaron un baño que le ayudó bastante con la resaca, llegando justo hasta ese momento sentados en la sala, con sus cabellos húmedos y tomando leche achocolatada mientras miraban el canal infantil.

Samantha por su parte se encontraba en la habitación, totalmente concentrada respondiendo los innumerables mensajes de personas interesadas en algún producto, la verdad era que la gran mayoría ni siquiera compraba luego de cuestionarla hasta el cansancio, pero ya se había acostumbrado, trabajar desde casa no era precisamente un trabajo fácil.

Minutos más tarde Félix estaba casi dormido sobre el sofá hasta que el llanto de su hijo lo hizo despertarse repentinamente, asustado lo tomó de la cintura dejándolo de pie sobre sus piernas, revisando que todo estuviera bien con él, pero al parecer su llanto no era motivado por algún dolor físico.

― Pa ― sollozaba señalando con su pequeño dedito hacía el televisor, donde claramente se miraba que su programa favorito había terminado.

Félix soltó el aire retenido, pensó que algo pudo haberlo pasado mientras estaba distraído.

― Cachorro, ya el programa terminó ― intento explicarle a su hijo.

"Pero yo no quiero que termine"

― Luego puedes verlo otra vez.

― No ― respondió el niño.

Félix rió por ello, a veces Samuel era un bebé difícil de tratar.

― ¿Sucedió algo? ― escuchó a Samantha preguntar para verla poco después asomarse en la sala, verificando que todo estuviera bien.

"¡Si!"

― No, solo es este pequeño malcriado, no acepta que su programa ya terminó ― le explicó a su esposa, que también rió ante la situación, acercándose hacía donde ambos estaban sentados.

Se inclinó a tomar a su hijo, quién rápidamente colocó sus manos alrededor de su cuello abrazándose a su madre omega, quién lo recibió dejando un besito sobre su coronilla, encantando con el aroma de su nuevo champú, que olía a bebé.

Al alfa observó como su esposa era capaz de calmar al cachorrito en cuestión de segundos, y entendía muy bien por qué Samuel podía dejar sus rabietas de lado cuando se recostaba contra su pecho, su omega era poseedora de un aroma relajante con dejes de dulzura, el mismo podía sentirse a gusto solo con dejar su nariz sobre el cuello de la menor, para su fortuna era algo que Samantha le permitía hacer cada noche.

Aclaró su garganta, sabiendo que el día anterior no terminó para nada bien.

― Samantha... ¿Estamos bien? ― se atrevió a preguntar, llamando la atención de la omega que estaba concentrado a mimar al bebé que reía totalmente cómodo en sus brazos.

― ¿De qué hablas? ― preguntó esta, caminando para sentarse al lado del alfa sobre el sofá.

La mayoría de sus problemas ni siquiera necesitaban una conversación, podían discutir un día y al otro hablar como si nada hubiera ocurrido, pero esta vez el alfa no quería dejarlo pasar.

― Ya sabes, anoche estabas muy molesta.

― Oh ― Samantha bajó un poco su mirada, encontrándose con la inocente de Samuel, con su dedo picó su naricita, recibiendo una risita a cambio ― ya sabes, me molesté porque no me avisaste que vendrías tarde, uh, ¿Fui muy dura? Porque reitero, tu familia te esperaba en casa y me preocupaba que algo te hubiera pasado, quizás exageré un poco, pero verte llegar tan despreocupado y encima borracho me descolocó un poco.

El mayor asintió, comprendía la preocupación de su esposa, desde que Samuel había llegado a sus vidas el sentido de familia había cambiado, ya no eran solo Félix y Samantha, había alguien que dependía de ellos, ambos deseaban hacer todo lo posible para no tener que ausentarse de la vida del pequeño ser producto del amor que ambos se profesaban.

― Lo sé, fue mi error, pude pedir un teléfono prestado para avisaste que estaba bien y que solo llegaría un poco más tarde ― admitió el alfa.

― Bueno, pero ya pasó, estás bien y es lo que importa ― respondió la contraria.

― Entonces ¿Si estamos bien?

La omega asintió dejando que la presión en el pecho de ambos disminuyera, a veces no era fácil admitir lo mucho que necesitaban del otro.

― Félix, sé que a veces soy un poco obstinada, y tiendo a exagerar los pequeños problemas ― admitió la omega esta vez ― lo siento si alguna vez fui demasiado brusca al decir las cosas.

Félix sonrió hacía ella pasando su mano sobre sus hombros, acercándola más a él en un abrazo.

― Lo sé, es normal, somos un matrimonio y conozco todas tus versiones, ¿Está mal amarlas todas? Porque no existe algo que odie de ti, aunque suene loco, ni cuando estás tan molesta que tus mejillas se vuelven rojas y tus ojos parecen echar chispas ― respondió, yendo directo hacía el corazón de la contraria, causando esas típicas sensaciones que solo puede causar a la persona que amas.

― Y todas mis versiones aman las tuyas, tonto ― respondió, guiando sus labios hacía las mejillas del contrario dejando tantos besos como podía.

El corazón de Félix se aceleró al oírla, volteando su cara para que esta vez fueran a sus labios los que recibieran el afecto de su omega, no solían decírselo muy seguido, porque ambos eran conscientes de que su amor era mutuo, pero de vez en cuando no estaba nada mal...

"Muy bonita la familia, pero mientras yo esté aquí no es el momento"

Samuel aprovechó a sollozar cuando sintió que sus papás estaban tan cerca que si seguían así terminarían aplastándolo.

La omega se alejó de su esposo, pensando que habían lastimado al pequeño, cosa que no era para nada cierta.

― Creo que lo aplastamos ― dijo la menor, pero el alfa negó.

― No le gusta que no le prestemos atención, eso es todo.

"Jum papá, a veces me sorprendes"

Samuel aplaudió con sus manitas gorditas, endulzando la vista de sus papás, podía sonar tan egoísta, pero era así, de vez en cuando le gustaba ser el centro de atención.

― Oye un día de estos hay que dejarlo con tu mamá ― sugirió Félix.

"JAJAJA, mami dile algo"

― Estoy de acuerdo ― respondió la omega sonriente.

"JAJAJ- ¿Qué?"

Baby Thoughts || Riverducción || Omegaverse || AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora