Mañana podras ir a casa.

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Otro día más, con la angustia y los nervios a flor de piel. Roier ya estaba estable de la operación, habían Sido unas largas doce horas, pero ya se encontraba perfecto.

No había abandonado el hospital, más que para ir a bañarme y buscar algunas cosas para roier en su casa. Sus padres estaban presentes, aunque no habíamos intercambio muchas palabras. Estaban angustiados y preocupados como yo y podía entenderlos.

Me encontraba en la habitación de roier, sentada en una silla, junto a el, con mi cabeza apoyada junto a la camilla, con una de nuestras manos entrelazadas. Observaba como dormía. Es justamente la paz que Nadia había logrado transmitirme. Aunque roier estaba en estás condiciones, sus ganas de vivir, su paz y tranquilidad, eran únicas. Sabía que el tenía miedo, de quizá algún día, no despertar. Pero sus ganas de vivir, eran aún más grandes.

Lo había conocido un día frío, como cualquier otro, pero ese día, fue diferente. Me topé con su mirada llena de frialdad, más que el que hacía en el ambiente. Pero eso solo era una mirada rota... El sabía lo que le sucedía y tenía que no lo amaran, pero aquí estoy yo. Entregándole todo,amándolo y no me arrepiento. Cada latido de mi corazón le pertenece a el, cada suspiro y cada pensamiento. Se supone que nos perteneciamos cuando nos empezamos a amar sin ninguna atadura, cuando mi cabeza y mi corazón dejaron de pelear por si era o no el "indicado". Cuando mi cabeza y mi corazón se pusieron de acuerdo para amarlo.

Sentí que se removía en la camilla, estaba empezando a despertar. Al verme, Sonrió-Hola, cariño-su voz se escuchaba algo ronca a causa de sus horas se sueños. Era hermoso ver cómo podía verlo despertar cada mañana. Ese hecho me estrujaba el corazón.

-Hola, cielo-Le si un beso en el dorso de su mano.

Nos quedamos en un silencio, pero uno cómodo, de aquellos que no necesitaban ser interrumpidos, porque decían mucho. Aquellos silencios de reflexión, aquellos silencios que inhalaban pensamientos y exhalaban palabras.

Roier dibujaba circulos imaginarios en mi mano, acción que me hacía sonreír y a la vez me enternecia.

El silencio fue interrumpido por el sonido de la puerta, que fue tocada dos veces y acto seguido se abrió, dejando ver al doctor de roier.

-Hola roier, ¿Cómo te encuentras? Los resultados de la operación fue exitosa, si sigues así con la recuperación, mañana mismo podrías ir a casa.

La sonrisa de roier se expandió por toda su cara. Mañana mismo podría estar en casa, eso era genial.

-Me siento muy bien doctor. Estoy muy bien cuidado-su sonrisa ladina apareció.

-Excelente-Te dejara unos minutos más, por cierto ¿Clark?-Asentí-Deberías ir a descansar un poco. Ya es hora. Roier estará bien-Y el doctor Lizarraga desapareció por la puerta.

Roier volteo a mirarme y en su mirada vi un poco de pena-Clark ¿No has abandonado el hospital? Debes ir a desc... Me acerque a el e interrumpí sus palabras con un pequeño beso en sus labios-Se que debo descansar, pero es imposible conciliar el sueño sabiendo que estás aquí, prometo salir de aquí e ir a casa-. El asintió.

Hablamos un poco más y luego nos despedimos. Quería que roier y su familia se vieran, creo que era necesario. Ellos tampoco la han pasado muy bien.

Salí del hospital, para dirigirme a tomar un taxi a casa. Estaba exhausta, mi cabeza dolía como si tuviera una construcción adentro de ella y mis ojeras ya se estaban tornando a un color verdoso. Una ducha no me haría mal y unas cuantas horas de sueño,tampoco.

Camine un poco y logré llamar la atención de un taxista. Le di la dirección de casa y enseguida se puso en marcha. Podía ver las calles llenas de parejas, niños, jóvenes atascados en el tráfico y otros que disfrutaban de caminar. Personas caminando muy rápido para llegar a su destino y otros que simplemente no tenían rumbo alguno. Allí me di cuenta que cada quien vivía la vida a su tiempo, a su modo. Lo importante es vivirla, disfrutarla, apreciarla y valorarla.

Llegué a mi destino, le pagué al señor y me baje del taxi.

Lo primero en hacer cuando llegue a casa fue despojarme de mi ropa y ducharme, luego preparar algo para comer y dormir.

Y allí en mis sueños, podía ver el rostro más angelical, jamás visto. Aunque en mis sueños puedo verte, Roier.

cuando te conoci (Roier)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora