Capítulo 36

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Frente a mí, los ojos de Sukuna comenzaron a sangrar, y yo me sentía perfectamente bien.

—Mira a quién le afectó el cerebro mi vacío infinito —observé—. Mis amigos y familia están observando... no puedo defraudarlos.

Me aproximé a él y lo golpeé con fuerza en la cara.

Tienes que salir de ahí Megumi, por favor... recupera tu cuerpo, sé que tu alma es fuerte.

Me lancé contra él y lo estrellé contra los edificios de alrededor, sin perder de vista la rueda de Mahoraga que tenía encima de la cabeza.

En otro ataque de Sukuna, se envolvió dentro de una enorme esfera de escombros y arremetió contra mí, y mientras saltaba por encima de él, lo azoté con fuerza contra el suelo.

En ese momento me di cuenta de que la rueda había cambiado a un color negro.

Proyecté mi imagen con energía maldita varias veces para poder tener más tiempo de analizar la situación.

—Te tengo —dijo Sukuna bloqueando mi mano.

—Que rápido.

Bloqueé su puño que directo a mi cara y lo tomé como impulso para saltar hacia atrás y pararme encima de unas lámparas que había cerca.

Y fue cuando la rueda comenzó a girar.

Cuando usa la amplificación de dominio la rueda se vuelve negra, así que él no puede activar su dominio, pero puede usar la amplificación probablemente porque el área de su cerebro que golpee estaba a cargo de la técnica de la barrera.

A lo largo de toda la batalla, me había detenido a pensar por microsegundos si todo mi análisis y decisiones en batalla habían sido las correctas, si mi padre lo hubiera hecho diferente.

Ambos saltamos de nuestra posición y cuando iba a golpearlo, agarró un semáforo de la calle con la intención de lanzarlo contra mi cara.

Volvimos a alejarnos el uno del otro.

—¿Te has dado cuenta? —me preguntó.

—Necesitas cuatro giros en total ¿no? —deduje—. Tres giros más de la rueda hasta que Mahoraga se adapte a mi infinito.

—Parece que tenemos una cuenta regresiva —anunció—. Me sorprende lo calmada que estás en este momento.

—A diferencia de ti o de mi padre... jamás me atrevería a confiarme en una batalla —me limité a decir—. La meta es matarte a golpes antes de que llegues a las tres vueltas.

En medio del combate, la rueda volvió a girar, comencé a rodear la estructura del edificio para poder darle golpes certeros y seguir con la estrategia que tenía en mente.

Creé varias esferas de energía maldita que fueron en espiral directamente hacia Sukuna, mientras lo iba rodeando por debajo y algunos de mis ataques le dieron en las costillas.

La rueda giró una tercera vez.

Ahora es el momento de atacar, él piensa que solo puedo usar azul, así que no podría lidiar con esto.

—Ritual maldito inverso, rojo.

Apunté directamente hacia Sukuna y cuando recibió mi ataque, las heridas que le cause eran bastante superficiales.

Cómo lo esperaba, utilizó la amplificación para minimizar el daño, realmente es irritante que pueda neutralizar mis técnicas a este grado, pero... no durará mucho su sentimiento de victoria.

Varios fragmentos del edificio lo rodearon, pero se veían un poco inertes.

—Que descuidada eres —me dijo—. ¿Presionada por el hecho de que leyera tus movimientos?

Entre rituales | Megumi FushiguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora