—¿Y tú que haces aquí, maldita mocosa?
—¿Creíste que dejaría a mi mejor amigo a tu merced? —pregunté—. Simplemente hago mi trabajo como equilibrio del mundo de la hechicería.
Los tres bajamos por unas escaleras eléctricas.
—En medio del calor de la batalla con otro hechicero, a veces ocurre esta extraña conexión —dijo Sukuna—. Pensaba que ese fenómeno era una especie de efecto secundario debido a la energía maldita que proviene de las emociones humanas.
—Pero esto es diferente —objeté.
—Ya lo sé... ¿qué es? —gruñó—. ¿Acaso es tu dominio?
—Cállate, estaba desesperado por lograrlo que tampoco comprendo bien cómo funciona —respondió Yuji—. Todo lo que quería al activarlo era un poco de tiempo para hablar contigo, vamos, les mostraré algunas cosas.
Tiene razón... en los entrenamientos le costó mucho expandirlo, y era terriblemente incompleto, lo absorbí fácilmente con mi dominio, además, tuve que disminuir mi energía maldita para que no colapsara.
Salimos de la estación y vimos una peculiar estatua en las afueras.
—Miren, es el baile de espadas del demonio —nos dijo.
—No lo conozco —masculló Sukuna.
—No te preocupes, nadie aparte de los lugareños lo conoce.
A pesar de que yo estaba aquí para proteger a Yuji de Sukuna, estaba detrás de él, porque era un lugar que yo quería que me mostrara, de la misma forma en la que yo les mostré la verdadera naturaleza de mis ojos.
—Viví aquí hasta que regresamos a Sendai cuando tenía unos seis o siete años, Sendai es mi ciudad natal, pero nos habíamos mudado aquí por el trabajo de mi abuelo —nos contó—. Regresé para el funeral de un amigo de mi abuelo después de casi diez años y me sorprendió bastante lo despoblado que se había convertido el lugar, aunque tampoco es que estuviera completamente deshabitado.
Volvimos a bajar por otras escaleras mientras Sukuna mantenía una distancia considerable.
—No... en realidad no me sorprendió, para ser honesto, era algo que me esperaba, así que no sentí nada por ello —corrigió—. Si mi abuelo hubiera muerto primero, ¿creen que ese amigo suyo habría venido a su funeral?
Probablemente... eso hubiera cambiado el curso de su vida, tal vez no se habría convertido en el recipiente, no habría llegado en el momento en el que llegó.
—Tu abuelo sonaba como un gran hombre —musité.
Yuji me miró y me hizo una seña para que caminara a su lado, y luego de un rato, llegamos a un parque.
—Este era el parque donde más solía jugar, la mayoría de los juegos desaparecieron, una vez me tropecé y me golpeé el pie con el columpio —recordó—. Así que supongo que no lo extraño tanto, ahí se me cayó mi slime en la arena, intenté lavarlo, pero se me fue por el lavabo, lloré mucho esa vez.
Callé una risa porque por alguna extraña razón siempre supuse que Yuji era esa clase de niño.
Frente a nosotros estaban algunas jardineras con varias flores plantadas.
—Miren, una campanilla.
—Esa no es una campanilla, Yuji.
—Es una hortensia, idiota —espetó Sukuna.
—Cállate —lo reprendí.
—Vaya, me equivoqué —dijo apenado Yuji—. Aquí hay muchas flores, me di cuenta ya de grande, cuando me había mudado de vuelta a Sendai.
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Entre rituales | Megumi Fushiguro
FanfictionEn un mundo donde los hechiceros protegen las vidas de los demás, está siempre esa incertidumbre si lograrás salvar aquello que más amas, pero aquí no es ninguna opción, la única solución es hacerlo. Natsuki sabe la carga que lleva sobre sus hombros...