Capítulo 19

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—De acuerdo, entonces...

—Ni hablar, vendrás con nosotros —me interrumpió Nobara—. No hay opción.

No era que no quisiera hacerlo, simplemente quería que ellos lo hicieran solos, desde un inicio entendí que la mejor forma de convertirse en un mejor hechicero era por medio de la experiencia.

Jamás dejaría que su vida quedara en riesgo mientras yo estuviera viva, no como mi clan lo hizo conmigo, pero debían enfrentar batallas conforme aumentaba su nivel.

Así que todos entramos al área de la maldición y nos encontramos en una especie de bosque subterráneo, la energía maldita que emanaba era inminente, aunque era demasiado baja en comparación de otras maldiciones que he exorcizado.

—Ahí está —dijo mi amiga—. Este debe valer la pena exorcizarla.

—¿Ah?

Detrás de nosotros apareció otra maldición.

—¿Qué es esto? —rugió—. ¿Invitados?

—Megumi, esta es diferente ¿cierto? —pregunté.

—Si.

—Entonces ustedes concéntrense en el otro —dijo Yuji—. Yo me encargaré de este.

—Entendido.

Los tres comenzamos a eliminar la especie de topos que estaba por todo el lugar, sentía la técnica maldita de Nobara y el uso del arma maldita de Megumi.

Yo simplemente los destruía con golpes llenos de poder maldito.

—¿Deberíamos seguir destruyendo a los topos? —preguntó Nobara.

—Si, sigan aplastando las salidas por mi —respondió Megumi.

—En ese caso el cuerpo maldito principal no debería atacar —deduje.

—Lo más seguro es que... ¡Kugisaki!

Con un ligero movimiento de mi energía maldita me deshice del brazo que estaba por absorber a mi amiga.

La sostuve entre los brazos y se veía mareada y cansada.

Carajo, al rescatarla en medio de la absorción del dominio de esa maldición y el mundo terrenal tuvo un choque físico y mental.

—Megumi, jamás no te distraigas en una batalla —le dije—. En un momento te ayudaré, iré a...

—Estoy... estoy bien...

—Yuji, llévatela de aquí —ordené—. Cuida de ella hasta que se reponga.

—Entendido.

—No debe tardar mucho, el choque que tuvo en ambas dimensiones no fue tan largo —expliqué—. Diez minutos deben ser suficientes, yo me quedaré aquí con Megumi.

—Los vemos afuera.

Asentí y seguí cubriendo a Megumi en lo que él ideaba una forma de exorcizar a esta maldición.

Intenté no meterme mucho ni estorbarle mientras él usaba esa arma maldita, al no estar acostumbrado a usarla, quería que se sintiera libre de hacerlo.

Y a los pocos minutos, cientos de topos explotaron.

—No te relajes —le advertí—. Mira arriba.

Esperábamos que, con los topos destruidos, la maldición se esfumara y la señorita Tsumiki estuviera a salvo de nuevo.

Pero no fue así, una enorme masa por encima de nosotros comenzó a burbujear, y al hacerlo expulsó a una maldición de varias irregularidades en su cara.

Entre rituales | Megumi FushiguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora