PRÓLOGO UNO - LAURA

5 2 0
                                    

5 de diciembre del 2018

Por fin acabó la última clase. Los profesores han estado inaguantables. Imagino que pensaron que nadie aparecería hoy por el instituto, así no tendrían que enseñarnos nada y podrían tener vacaciones un día antes del puente de la Constitución.

Carlos no ha venido, al igual que más de la mitad de los alumnos. Todos se han ido a pasar el largo fin de semana a casa o planearon unas pequeñas vacaciones. Nosotros saldremos después de almorzar a ver a la familia de Jacobo. Incluso mi hermano viene el sábado a pasar dos días con nosotros.

La última vez que visité a los padres de mi amigo fue con Rafael. Por eso he intentado evadir este viaje, no obstante, ha sido imposible. Entre mi hermano y Jacobo no me han dejado tranquila. Al final tuve que aceptar. Carlos, uno de nuestros guardaespaldas, se viene con nosotros, aunque Roberto y la Yaya, no. Carlos viene para que Jacobo no tenga que conducir todo el camino y, además, no querían dejarnos sin escolta hasta el domingo. Al fin y al cabo, vamos a estar, contando con hoy, cinco días fuera de casa.

Jacobo quería que lo acompañase este fin de semana a jugar al paintball con sus amigos y yo me he negado en redondo. He hecho todo a lo que me han obligado mi hermano y mi amigo, pero en el paintball, definitivamente, no voy a participar.

Estoy intentando seguir viviendo una vida normal, sin pensar en todo lo que echo de menos a Rafael. A veces tengo días buenos y a veces, peores, no obstante, son mucho más llevaderos con Jacobo a mi lado. En el instituto también me cuidan, Carlos, por ejemplo, está todo el día pendiente de mí. Hasta Manuela se preocupa a veces por saber cuál es mi estado de ánimo. Yo lo agradezco enormemente, pero eso no hace que deje de echarlo tanto de menos.

El dormir en su cuarto, entre sus cosas, no ayuda a evitar que lo recuerde todos los días. Además, en este cuarto pasamos nuestra última noche, que también fue nuestra primera. Así que, a veces me pongo una camisa y un bóxer de Rafael para dormir, bueno, se puede decir que prácticamente todas las noches, y me siento más cerca de él.

Él dejó todas sus cosas aquí. Ni siquiera se llevó su portátil, solo lo puesto, el portátil de mi hermano y la mochila negra que llevaba la última vez que lo vi. Por eso no entiendo dónde está el CD que escuchamos la última noche que estuvimos juntos. Jacobo me prometió que no ha tocado nada y mucho menos lo ha escondido, pero yo quiero ser mal pensada y creo que lo ha hecho desaparecer para que no me deprimiera oyéndolo. El problema es que ni siquiera puedo comprar uno porque no sé quién cantaba. Le pedí a Santiago que le preguntase a mi novio, pero nada, aquí sigo sin el maldito CD.

Mi hermano no me quiere contar nada. Sé que intercambian información del proyecto que vamos a presentar en enero, lo que no sé es si se cuentan cómo están o lo que están haciendo o solamente hablan del proyecto. Santi me ha negado que sepa algo, según él, solo hacen el intercambio de información en la Dark Web y no suelta prenda. Lo que mi hermano no entiende es que toda esta espera, sin tener ninguna noticia sobre él, me está volviendo loca.

Jacobo también lo echa de menos, se le nota. Sigue siendo el mismo chico alocado y divertido, pero, a veces, sucede algo que hace que piense en él y los ojos se le ponen tristes.

La Yaya de Rafael llegó dos días después de que él se fuera. No le conté nada sobre mi relación con Rafael, sin embargo, desde el principio me ha tratado como si fuese la novia de su niño. Ella adora a Rafael y también lo echa de menos, por lo que me cuida a mí, ya que él no está.

La verdad es que es muy buena cocinera, aun así, en este caso, el alumno superó al maestro con creces. Casi todos los días comemos todos juntos, Jacobo, la Yaya, Carlos, Roberto y yo. Incluso los domingos nos quedamos un rato en la cocina después de almorzar y la Yaya siempre nos cuenta alguna anécdota de Rafael. Sobre todo, le gusta recordar historias de cuando mi Rafi empezó a limpiar o a cocinar y nos reímos muchísimo. Tuvieron que ser duros los comienzos en esa nueva vida de, como lo llama Jacobo, "puto amo", pero valió la pena, porque si mi Rafi fuese la versión original de Rafael, no estaríamos todos tan tranquilos en casa, al contrario, estaríamos todos por el peligro que estuviese corriendo.

Pero, por lo menos, las historias de los domingos nos hacen reír. Me recuerdan a los domingos de los años después de la muerte de mis padres, cuando mi hermano y yo siempre nos llamábamos y acabábamos hablando de anécdotas que nos habían pasado con nuestros padres.

A pesar de todo lo que lo echo de menos, intento seguir adelante. Ahora tengo en mente mi cumpleaños, que es el sábado de la semana que viene. Tengo la esperanza de que mi hermano y Rafael se pongan de acuerdo y me den una sorpresa para poder volver a ver a mi Rafi. Les he pedido que no me regalen nada material, solo alguna experiencia. Si mi hermano me trajese a Rafael, sería el mejor regalo de mi vida.

ÍNGRIMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora