CAPITULO CATORCE - LAURA

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                                            15 marzo del 2019

Lo primero que visitamos al llegar a la feria es el laberinto. Rafael no quiere entrar y nos espera por fuera, mientras nosotros nos reímos de las tonterías que nos encontramos dentro de la atracción.

Imagino que, como dice él, está reconociendo o asegurando el perímetro y así tener alguna vía de escape o un lugar para escondernos si sucediese algo. Lleva años viviendo con la posibilidad de que alguien intente matarlo o secuestrarlo como algo cotidiano y estoy segura de que ya lo hace casi sin darse cuenta.

Nada más salir, Rafael nos enseña las entradas que había comprado para ir a ver el circo. Empieza en cinco minutos, por lo que nos vamos directamente.

No es un circo cualquiera, no existe una puesta en escena, sino un sitio de preparación, donde puedes ver los entrenamientos de los artistas e incluso intentar hacer lo que ellos hacen luego en el escenario.

Al llegar al lanzamiento de cuchillos, Jacobo, que le encanta hacer el tonto, reta a Rafael.

- Vamos, hermano, seguro que esto de lanzar cuchillos se te da muy bien.

- Demasiado bien, Jacobo, y ya sabes que no me gusta presumir – le sigue mi novio el juego.

- Pues que te parece si ponemos a tu princesa con una manzana en la cabeza y e intentas no matarla – continúa Jacobo.

- Sabes que eso no lo haría nunca. Pero puedes lanzar una manzana y yo le tiro un cuchillo detrás para clavárselo – le contesta Rafael un poco chulito, aunque me encanta verlo tan seguro de sí mismo, como siempre, pero, además, intentando provocar a los chicos.

Lo conozco bien y a quien está pinchado es a mi hermano que, al igual que yo, no puede decirle que no a un reto o a una apuesta, lo llevamos en la sangre.

- No sabía que fueseis tan gallitos. Eso no se lo cree nadie, estáis hablando de un imposible – interviene mi Santiago.

- ¿Apuestas algo, Friki? – le sonríe Rafael.

Conozco a mi novio desde que tenemos seis años y le he oído hablado así siempre que quiere desafiar a alguien.

- ¿Qué quieres, cuñado? – mi hermano tiene los mismos padres que yo y no puede decirle que no a un reto.

- A tu hermana, hasta mañana a las ocho de la mañana.

- ¿Estáis hablando en serio? – intervengo yo incrédula.

- Si tú quieres, claro – me susurra Rafael.

- Pero solo un intento – le desafía mi hermano y afirmando que está de acuerdo con la apuesta.

Yo estoy tan nerviosa que no puedo ni respirar, pasar una noche con Rafael a solas es mucho más de lo que esperaba hace unas horas.

- Dos manzanas a la vez, con dos cuchillos, y en tres semanas nos volvemos a ver los cuatro en un hotel que yo reserve, con tres habitaciones – dice Rafael, dejándome con la boca abierta, sin entender cómo puede comprometer el estar las próximas doce horas juntos y, sobre todo, solos.

- ¡Rafael! Estás arriesgando mucho, es mejor una noche juntos que nada – le riño enfadada.

- ¿Confías en mí? – me dice suavemente.

- Sí – le contesto con una seguridad que no siento.

- ¿Qué me dices, Friki? Dijiste que era imposible – lo pica todavía más Rafael.

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