20 de junio del 2019
Estoy a punto de entregar mi último examen y estoy agotadísima.
Casi no me levanto esta mañana, pero en cuanto tuve el examen delante, me concentré y lo terminé como una campeona. Jacobo estaría orgulloso de mí. Él acabó ayer por la tarde y está esperando por mí para celebrarlo. Está empeñado en que nos bebamos una botella de tequila.
Él sabe que yo no bebo y yo sé que él le prometió a Rafael que se controlaría con la bebida, pero le dejo que diga lo que quiera. Desde la vez que estuvimos en el karaoke, no ha estado con una chica y dice que necesita desviar esa energía acumulada hacia alguna parte. Al fin y al cabo, yo he tenido sexo más recientemente que él y tengo que consolarlo. Como tiene razón, no discuto, sino que le sigo el juego.
- Amiga, llevo aquí veinte minutos esperando. ¿Dónde te has metido? – se preocupa Jacobo, sentado en nuestra mesa habitual en la cafetería al lado de casa.
- Hoy he ido al examen caminando y como no tenía la bici, pues, he tardado un poco más de lo acostumbrado en regresar.
- Se te ve muy cansada, a partir de mañana todo será descansar y disfrutar. Te vienes a casa unos días, ¿verdad? – me dice un poco mimoso.
- Solo tres o cuatro días, mi abuela quiere que regrese ya. No la veo desde hace casi un mes – tengo muchas ganas de ir con Jacobo, pero también de ver a mi familia.
- Pues cuando te vea no te va a conocer. No me malinterpretes, estás guapísima, pero estoy seguro de que has subido dos o tres kilos en los últimos meses.
- Es que no he hecho, sino estudiar, comer y dormir. Casi no he ido al gimnasio y si te soy sincera, llevo semanas que ni me apetece..., ya sabes.
- No, Laurita, no sé – a Jacobo le gusta sacarme a veces de mis casillas.
- No tengo apetito sexual – le digo avergonzada.
- Lo has dicho y nadie ha venido a detenerte, ¿te das cuenta? – se burla de mí.
- Vale, lo que tú digas – me enfado.
- Pero eso de no tener apetito sexual es nuevo. Hace unos meses te lanzabas encima de mi amigo volviéndolo loco y ahora, que has conseguido lo que querías, quizás tu interés ha disminuido.
- ¿Tú crees? – me preocupo.
- Tranquila, cuando vuelva Rafael, seguro que lo encerrarás en tu cuarto durante tres días.
- Y tres noches – añado.
- Te has probado el traje para mañana.
- Sí, y me queda genial. Hasta el antifaz es precioso. Pero que sepas que no tengo ganas de ir – le digo como una niña pequeña.
- Como siempre, aunque también sé que vas a ir, porque se lo prometimos a Rafael. Quizás sea la última fiesta en la que él no esté. Además, necesito una noche de sexo salvaje.
- Si en la última fiesta te escaqueaste como un cobarde – le echo en cara.
- Es que la chica no me gustaba mucho – se excusa él.
- La chica era preciosa, supongo que el problema eres tú. Desde que tienes esa relación con Desirée, has dejado abandonadas a las demás chicas.
- ¿Qué relación con Desirée? – me responde molesto.
- Esa relación, en la que no estáis saliendo, pero estáis todo el día tonteando.
- Eso no es verdad – se defiende Jacobo.
- Pues claro que lo es, aun así, como es tu relación, yo no me entrometo, solo te digo lo que veo.
- Es que tu amiga tiene algo, ¿sabes? – me dice levantando las cejas.
- Sí, lo mismo que tú, ganas de llevarte a la cama – le digo descarada.
- Laurita, te has vuelto una desvergonzada.
- No, Jacobito, lo soy desde hace tiempo. Ya sabes que es típico en mí decir barbaridades cuando no debería.
- Sí, la mejor fue en tu pedida – se burla de mí riéndose.
- No me lo recuerdes. ¡Qué vergüenza! La próxima vez que vea a los padres de Rafael, no voy a poder mirarlos a la cara – con mucho que pasasen los días, el pudor que ese día me hace sentir no disminuye.
- En el fondo fuiste muy mona, un poco bruta, pero mona.
- No quiero ni pensarlo, Jacobo – le digo para que cambie de tema.
- Ya te he dicho que en unos meses te reirás de todo eso.
- Te reirás, tú, que no tienes corazón – le acuso poniendo cara de ofendida.
- Por cierto, casi me olvido de decirte que los de seguridad vienen con nosotros a la fiesta de mañana.
- ¿Por qué? – le pregunté contrariada.
- Órdenes de arriba.
- ¿De arriba? ¿Quién está arriba? – quiero saber.
- Imagino que tu hermano, o Rafael, no lo sé. Yo los dejo que jueguen a los espías y solo sigo órdenes.
- Pues yo también seguiré las órdenes. Por cierto, no me pidas lo de siempre. Me voy a tomar un té verde, a ver si me espabilo.
- El sábado nos vamos unos días a mi casa, pero cuando regreses a la tuya, prométeme, que te harás una analítica para que te miren el hierro. Con lo vital que tú eres, el estar tan cansada debe ser debido a algo más que los exámenes.
- Te lo prometo – le digo para que me deje tranquila y porque sé que tiene razón.
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ÍNGRIMO
Novela JuvenilPase lo que pase, ella seguirá siendo mi universo. Independientemente de la relación que podamos tener, estará siempre en mi corazón. Siempre seguirá siendo la primera chica que he querido, la primera que he besado y la primera que ha conseguido que...