CAPITULO TRECE - JACOBO

4 2 0
                                    

15 marzo del 2019

Se nota que Rafael ha echado de menos a Laura. No para de mirarla, sonreírle y cogerle la mano. Cuando se encuentran, él se acerca como siempre, como ya he notado antes. Como decía mi amiga, se queda atrapado por su campo gravitatorio y parece que va a besarla en cualquier momento. Sin embargo, cuando él se da cuenta, le aparta algún mechón de pelo que suele tener siempre cruzándole la cara y se separa un poco.

¿Qué habrá hecho mi amiga que tuvieron que irse de aquí? Seguro que la hizo gritar porque mi hermano sigue siendo el puto amo. Cuando lleguemos a nuestro piso, haré que me lo cuente, sin detalles, claro.

Rafael tiene que estar muy cansado. No es normal que se quede en la piscina, si tenía algo planeado. Nos hemos pasado toda la mañana sin hacer realmente nada y hablando de lo sucedido estos últimos meses. Rafael no ha contado mucho de su vida actual, él siempre ha sido muy reservado, aunque ahora que conozco un poco su historia, es normal que lo fuese y que lo siga siendo.

Nosotros hablamos de todo. Santiago y Rafael discuten sobre el proyecto que hemos entregado, sobre el edificio que ya está construido y, luego, sobre el futuro de nuestra nueva empresa.

Laura le pregunta a Rafael sobre el otro socio, que solo hemos visto una vez y no en el mejor escenario, pero Rafael no quiere dar demasiados detalles, y yo le cuento las tonterías que hemos estado haciendo Laura y yo desde que se fue.

Así pasamos toda la mañana y también después de almorzar, hasta que mi padre nos invita a escalar a todos. Santiago es el más entusiasmado que está. A pesar de ser tan bajito, le gustan los retos.

Rafael nos da un teléfono Nokia a cada uno y nos pide que tengamos cuidado. Creo que hacer algo que no haya planeado él, significa que no puede calcular los riesgos y, por lo tanto, se vuelve un poco paranoico.

- Rafael, ¿de verdad que tengo que llevar el teléfono conmigo mientras escalamos? – se queja Santiago.

- ¿Quieres que disfrute de la tarde o no? – le contesta él acabando la discusión.

- Está bien, pero opino que estás un poco maniaco – le echa en cara el pequeñajo.

- Seguro que sí, pero por ahora me ha ido bien así, por lo que no pienso cambiar de estrategia. Y no te quejes tanto, Friki, que vas a subir con Jacobo y te toca ahora – le responde mi amigo.

***

Cuando Santiago baja, está alucinado. Le ha encantado. Después suben Laura y Rafael. Se lo estaban pasando genial y de vez en cuando se echan esas miradas, con las cuales se comen con los ojos. Estos dos tienen las hormonas fatal y si no hacen algo pronto para remediarlo van, literalmente, a explotar.

Mis padres están al otro lado del rocódromo con unos amigos que se han encontrado y, de repente, todo sucede muy rápido.

Dos tipos grandes que no conozco de nada agarran a Santiago por detrás, sin dejar que pueda moverse, y yo, que estoy debajo de Laura y Rafael, también soy sorprendido por dos de esos orangutanes.

A la milésima de segundo Rafael ya está en el suelo y ha bajado a Laura, deja sin conocimiento a los dos tipos que me sujetan y agarrándonos a Laura y a mí por las manos, nos mete en el baño de señoras.

- Este baño tiene salida por el otro lado. Id al bar más cercano que encontréis, os llamo en unos minutos. Ahora tengo que volver a por Santiago – solo dice esto y se va rápidamente tras cerrar la puerta, sin darnos la oportunidad, siquiera, de responderle.

Laura y yo nos miramos sin entender nada y hacemos lo que nos dice sin dudar. Esperamos noticias de Rafael en bar que se encuentra a cincuenta metros del rocódromo y no puedo entender cómo han podido localizar a Rafael tan rápido.

ÍNGRIMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora