Capítulo 4: Lágrimas Y Un Hermano

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Amaneció, Solanch había dormido muy poco y el día se hizo normal hasta un punto. Ella despertó, tomó una ducha, cepilló sus dientes, se vistió, tomó su desayuno y se despidió de su madre como cualquier otro día. Salió de su casa, y decidió ni siquiera voltear a ver la casa de Alex. Siguió su camino a la escuela, normal. Al haber caminado 3 calles, sintió que su celular vibró. Al encenderlo, en la pantalla de bloqueo había una notificación de una persona bajo el nombre de "Psicópata". Ella se dio cuenta velozmente que se trataba de Alex. Sacó su teléfono y siguió caminando mientras revisaba los mensajes. Solanch se engañaba a sí misma, ella sólo se repetía que no quería saber de él, mas en el fondo si quería.

<<Psicópata>> - Buenos días, niña fea.
- ¿Dormiste bien?

Ella sonrió. Aún así, sin querer saber nada de él, lo extrañaba y ni ella misma sabía el por qué.

<<Solanch>> - Sí, dormí bien.
- Espero que tú también, Alex.
- Te veo en la escuela.

En ese momento, sintió un sonido conocido. Alex venía conduciendo su motocicleta por la calle y en un momento, él frenó la moto justo al lado de Solanch.

- ¿Te llevo? - preguntó el joven.

- Nunca negaría una ayuda, pero no he olvidado lo que pasó anoche.

- Fue un impulso, vale?

- No me refería a eso. Hablo de cuando me dejaste tirada y me amenazaste nuevamente.

- Ah, sí. Sobre eso...lo siento.

- Ya no sé ni qué creerte, Alex.

- No tienes que creer en nada que no quieras. Solo sube.

Él se notaba más calmado, tranquilo. Solanch, al darse cuenta de esto, se subió a la motocicleta. Él empezó a conducir mientras ella lo abrazaba por el mismo lugar.

- ¿Qué te pasa? Estás muy callado.

- No hagas tantas preguntas.

Inmediatamente, la chica notó que le pasaba algo, así que decidió no molestarlo. Llegaron al instituto como el día anterior. Alex aparcó su vehículo en el estacionamiento y se dirigieron al salón. Al entrar al aula, todos los miraban, pero nadie tuvo el valor de decir nada. Alex tomó su lugar y Solanch también mientras la clase de Idioma Extranjero comenzaba. Llegó el recreo, y el día hasta ahora había sido tranquilo.

- ¿Qué pasó ayer en la tarde?

- ¿Alex te devolvió el celular?

- ¿Ahora son novios?

- ¿Por qué llegaron juntos en la mañana?

Las amigas de Solanch disparaban preguntas a la chica, preguntas las cuales, ni ella misma tenía idea de cómo responder. Solanch empezó a contar a sus mejores amigas la historia acerca de lo que en realidad había pasado con Alex, el problema de la grieta en la cocina de su casa, y sobre la prohibición de su madre. Alex, por su parte estaba sentado con Michael platicando. Michael se dio cuenta de que su amigo se veía un poco deprimido, y corriendo el riesgo de que Alex lo tratara mal, preguntó:

- ¿Qué te pasa, amigo? Puedes contarme, de todas maneras soy tu único amigo en esta aula.

Michael tenía razón. Tanto él era el único amigo de Alex, como Alex era el único amigo de él; ya que Michael era un muchacho muy marginado, y era rechazado por todos.

- No lo entenderías, bro - dijo Alex mientras suspiraba y se rascaba la cabeza.

- Si no te comprendo, trataré de hacerlo. Solo quiero que hables conmigo sobre lo que te preocupa.

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