Capítulo 6: Lluvia De Estrellas

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- No, lluvia no. Lo que me faltaba - decía Solanch a sí misma angustiada.

En unos minutos, las pequeñas gotas se convirtieron en una intensa lluvia, y la chica comenzó a correr desesperadamente para poder refugiarse de aquel aguacero. Solanch logró permanecer bajo un pequeño techo fuera de una vivienda. Las luces de aquella casa estaban todas apagadas, las ventanas estaban cerradas y había mucho silencio dentro. Solanch no sabía qué hacer, ya era casi media noche, sólo pensó en una persona a la cual llamar: Alex.
Ella no quería molestarlo a esa hora, de seguro ya estaría durmiendo; pero estaba borracha y muy mareada, y estaba sola a esas horas de la noche con una intensa lluvia que no la dejaba continuar su camino. ¿Qué más podía hacer? La chica sacó su teléfono y abrió WhatsApp, luego de esto, le envío a Alex la ubicación exacta en la cual ella se encontraba. Aprovechando que tenía su celular, llamó a Alex, pero no él respondió. Lo llamó 2 veces más, sin embargo todo fue en vano, ya que Alex no atendió ninguna llamada. Y cuando Solanch se disponía a guardar su celular en el bolso, éste comenzó a sonar. Ella ni siquiera leyó el nombre de la persona que la llamaba, sólo contestó con la esperanza de que al otro lado de la llamada, estuviese él.

- ¿Alex? Dime que eres tú por favor.

- No, soy tu nuevo vecino, tonta.

Solanch sonrió y dejó escapar una tierna lágrima al oír la voz de Alex. Aún así no sé si la lágrima que le salió fue por oír la voz de él o porque estaba borracha.

- ¿Qué quieres? Es medianoche y está lloviendo. Espero que sea algo importante, niña fea.

- Disculpa, es que estaba en una discoteca con mi mejor amiga, tomamos mucho, las luces parpadeaban y los chicos estaban buenos, ella me dejó sola, luego un chico me subió el vestido pero le pegué y le dije que se fuera, pero comenzó a llover y estoy mareada, estoy empapada, en esta casa ya duermen, y te estoy llamando desde la oscuridad de la calle - decía ella descontrolada.

- Solo entendí que estás borracha y necesitas que te recoja.

- Te envié mi ubicación por WhatsApp. Estoy afuera de una casa y bajo un techo. La lluvia toma cada vez más fuerza y ya me estoy salpicando, si no llegas pronto me mojaré en este aguacero, y yo estoy hecha de azúcar.

- Te dije que ya voy, pesada. Sólo hay que oírte para darse cuenta de que no sabes lo que estás diciendo.

- Date prisa, sí? Tengo miedo y estoy sola, un monstruo vendrá a comerme.

- ¡Dios, qué borracha estás! Sólo dame unos minutos.

- Alex...

- ¿Qué pasa ahora?

- Te quiero mucho - decía Solanch perdiendo el control de sus palabras.

Al escucharla, Alex se quedó callado y colgó.

- ¿Alex? ¿Alex? No puede ser, colgó - decía Solanch a sí misma con sus ojos humedecidos sin poder creerlo.

El tiempo pasaba y Alex no llegaba, la calle seguía oscura y solitaria como Solanch, y la lluvia no cesaba. Ella empezó a desesperarse, ya habían pasado 20 minutos desde la llamada y Alex todavía no aparecía. Solanch sacó su celular de el bolso nuevamente y volvió a llamar a Alex pero el nunca le respondió. Cuando lo estaba llamando por segunda vez, vio una pequeña luz en la carretera bajo la lluvia que se acercaba cada vez más. El corazón se le aceleraba, ella sabía quién era el conductor. Pronto se escuchó el sonido de la motocicleta. Ésta frenó repentinamente frente a ella, Alex se quitó el casco y apagó la moto sin decir una palabra. El chico aparcó su vehículo y caminó hacia Solanch, pasó el brazo de ella por detrás de su cuello y la sostuvo.

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