Capítulo 23: Regreso A Casa

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- Sol, creo que no esto no es cariño. Me he enamorado de ti.

La distancia entre Bryan y Solanch se fue reduciendo, el sol comenzó a salir y estaba amaneciendo ya. Ella podía sentir la respiración de él acariciar sus labios. Bryan se acercó más para besarla, pero ella lo detuvo poniendo una mano en su pecho.

- ¿Qué pasa? - preguntó él.

- Es que yo también estoy enamorada de ti.

Solanch tiró de la camisa de Bryan y terminaron besándose mientras los rayos de sol chocaban en sus cuerpos.

Solanch separó sus labios de los de Bryan; y pensando en Alex, susurró:

- Te amo, estrellita.

¿Se puede estar enamorada de dos chicos a la vez? La respuesta es: sí. Sólo hay que saber que Solanch estaba muy enamorada de Bryan, pero que su corazón seguía perteneciéndole a ese chico que la enseñó a amar y al cual ella misma le prometió que estaría con él hasta el final de esta historia. Pero Solanch no ha roto su promesa, ya que la historia todavía no ha acabado. Aunque por ahora Alex no estaba presente, estaba Bryan. O sea que a esa hora de la mañana del 24 de octubre, ya no había estrellas en el cielo, ahora había un sol.

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- Vamos, Sophia. No quiero pasar un minuto más en este hospital del infierno. Y pensar que tuve que pasar mi cumpleaños en una cama y enyesado - el cumpleaños de Alex fue el 29 de septiembre, hace casi un mes atrás. En ese entonces él aún se encontraba bajo cuidados médicos.

- Sí, te entiendo. Sé lo tedioso que se hace estar en hospitales.

- Dímelo a mí que me he pasado 4 meses encerrado en una jodida habitación de hospital.

Ambos jóvenes seguían empacando las cosas de Alex mientras hablaban. Al terminar la labor, fueron junto con su maletín lleno de ropa de Alex a ver al médico que les daría el informe de alta clínica; o sea, que le daría de alta al muchacho. Mientras esto ocurría, Bryan y Solanch andaban pasando cerca de el hospital en el auto de él. Bryan debía pasar por esa calle, y ni siquiera lo pensó dos veces. Las puertas de la edificación se abrieron de par en par, dando paso a Alex y Sophia, quienes salían del lugar. Bryan redujo la velocidad del auto al ver a su hermano saliendo completamente recuperado de aquel sitio. Solanch también vio a Alex y a Sophia salir del hospital tomados de la mano. Alex miró hacia ambos lados de la calle para cruzar, y no pudo evitar desviar su atención al llamativo color rojo del auto de su hermano.

- ¿Es el coche de Bryan? - pensó y echó un vistazo hacia adentro del auto mientras el vehículo se acercaba cada vez más.

Solanch estaba mirando a Alex, su corazón palpitaba con ímpetu de sólo volver a ver a su pequeña estrella. En eso, Alex pasó la vista los asientos del auto donde estaban sentados Solanch y Bryan, pero se detuvo al darse cuenta de que Solanch se encontraba en el interior del coche de su hermano.

- No puede ser verdad. Mis ojos deben estar engañándome. Solanch no puede estar en el auto de Bryan. ¡Mentira, mentira!

Al darse cuenta de esto, Alex entrelazó su mano con la de Sophia.

- Oh, me ha visto. Y ahora tomó la mano de Sophia. No puede ser que todavía estén juntos. Alex, no sabes con quién te estás metiendo - se dijo Solanch a sí misma.

Acto seguido, la chica aprovechó que Bryan conducía a una velocidad segura y lo tomó por el rostro. Ella hizo que Bryan volteara y al hacer esto, tomó impulso y lo besó frente a Alex.

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