De regreso en casa, era todo a lo que estaba aspirando desde que salió del hospital. Ni Jisung ni Jeongin estaban en el primer piso, no le daba ganas buscarlos, entonces se fue directo a la cama.
En los pensamientos que tenía mientras se quedaba dormido solo estaba Hyunjin con esa cara de desprecio que lo vio cuando ambos se fueron, esos revoltijos en el estómago lo invadieron, no sabía que era lo que sentía, en especial cuando esos oscuros ojos cafés lo miraban, a veces eran solo un corto contacto de uno o dos segundos que le hacían sentirse especial, pero otras veces (la mayoría) eran unas miradas con odio, como si desearía que no estuviera ahí, no sabía cómo describir el sentimiento que le producía, era una mescla entre enojo, nostalgia, tristeza. No tenía idea.
Intento justificar lo que hizo, pero no podía, la pelea inicio por una estúpida iniciativa del mismo, ni siquiera tenía un propósito claro para hacerlo, era un impulso para llamar su atención, aunque sea de una forma negativa.
Al principio tenía tanto sueño, pero ahora lo único que quería hacer era desahogarse, cuando le pasaba algo malo solía recurrir a su madre llorando, ella lo consolaba hasta que las lágrimas que caían de sus ojos color miel y terminaban en su pantalón estaban completamente secas.
Esa mujer era como un ángel, lo era todo para él, cuando se fue no quedo nadie para secar sus lágrimas y aconsejarlo, tampoco tenía a su novio, le quedaba solo su padre y no era como que no confiara en él o algo por el estilo, simplemente no era lo mismo. Decidió no dejar que esas lágrimas cayeran, no dejarse afectar por nada y nadie, hizo en sí mismo un muro, que impedía que alguien más pudiera meterse tanto en su corazón como para llegar a destruirlo.
Pero él, al igual que todos, es un humano, uno roto, que como cualquiera se rompía, hoy era el día de hacerlo, no recordaba la última vez que lloró, seguramente fue en el hospital psiquiátrico, ahí recibía tratos inhumanos, cada vez que hacía algo mal, podía recibir desde castigos pequeños, hasta castigos como golpes o dejarle sin comida días enteros.
Esa noche de viernes lloró tanto como pudo y tanto como su triste corazón quiso, no sabía la razón exacta de su llanto, ¿Sus recuerdos en el psiquiátrico? ¿Su madre? ¿Su vida en sí? O talvez ¿El desprecio de Hyunjin?
No lo sabía, pero sabía que por lo menos el último se lo merecía.Por su mala por no decir horrible experiencia en el psiquiátrico aprendió a llorar en silencio, lo único que sonaba eran sus pesadas respiraciones.
La puerta sonó, alguien había entrado, se escondió en las sábanas para que no lo vieran, no estaba en su mejor momento.
—Lix, te traje comida— era Jisung, no tenía la costumbre de tocar la puerta.
Nadie le contesto por lo que se adentró en la oscura habitación y saco las cobijas.
Se encontró con Félix hecho bolita y la cara toda roja. Era obvio lo que había pasado. Le extraño mucho, nunca lo había visto llorando.
—Oh Lixxie, mi vida, ven aquí— aunque el menor era más alto, se las arreglo para apoyarlo en su pecho.
Estaban sentados en la cama con la espalda apoyada en el respaldo de la cama, apenas el cuerpo de Félix se apoyó en el suyo, sintió como los brazos del rubio se aferraban a él con fuerza y como escondía su cabeza en su hombro. Sentía los temblores y espasmos que tenía Félix, no tenía idea de lo que le estaba pasando, pero no era el momento de preguntar, por lo que se limitó a sobarle la espalda y repetirle “todo va a estar bien” en voz baja.
La parte de la camiseta que usaba Jisung dónde la cabeza de Félix estaba apoyada estaba totalmente empapada, habías pasado 20 minutos y los sollozos no parecían terminar, de vez en cuando aumentaban o disminuían.
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Médico Cirujano [Hyunlix]
Teen FictionDonde Felix de casualidad empieza a trabajar en el mismo hospital que Hyunjin. Tuvieron una relación hace años dónde las cosas no terminaron nada bien, por lo que su convivencia es muy difícil, aun así las cenizas del amor siguen estando ahí. ¿Podr...