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Toda esa comodidad que le brindaban las cálidas piernas del chico logró hacerlo dormir, algo que era muy difícil para él, no le daba ni un poco de vergüenza el hecho de haber tomado una siesta en el sofá de su trabajo, estaba con la persona indicada, lo último que tendría era pena.

No sabía con exactitud cuánto tiempo llevaba dormido hasta que la dulce voz de Lix lo despertó.

— Jinnie, ~despertaste~...—. eso le salió con un tono feliz, completamente adorable ante los ojos de Hyunjin.

— ¿Pasó algo?— los pequeños dedos del rubio acariciaban su rostro, desde hace tiempo sabía que tenía esa costumbre, no le molestaba ni un poquito, de hecho le parecía hermoso un gesto así.

— Me tengo que ir a trabajar.... Hoy tengo turno nocturno.

— Yo quería pasar más tiempo contigo...— en todas esas horas que pasaron en el sofá no habían cambiado de posición, uno sentado y el otro acostado con su cabeza sobre las piernas del primero.

— Lo haremos en otro momento, ¿Sí?, ¿qué te parece si el miércoles me invitas a comer algo?— el semblante triste de Hyunjin pasó a uno feliz después de esas palabras.

— ¿Y qué le gusta comer a Lee Félix? Me aseguraré de prepararlo correctamente, no es por nada, pero soy buenísimo cocinando, debería ser chef.— esto hizo que Félix riera, su sonrisa era la definición de precioso, haría todo lo posible en lo que le quedaba de vida para poder verla todo el tiempo.

— Hmm... Déjame pensar... Oh, me encantan las alcachofas, son mis favoritas.— Hwang realmente no podía creer que hubiera gente en el mundo a la que le gustarán ese tipo de alimentos.  — ¡Oye! ¿Por qué me miras así? ¿Acaso no te gustan?

— En absoluto, son asquerosas, además de difíciles de comer, y peor que eso saben a iglesia.— la risa del rubio era muy contagiosa.

— ¿Cómo qué a iglesia?, es lo más tonto que me han dicho.— Hyunjin por fin alzó su torso y le dio un leve empujón a Lix. Después de ese tomo su mano con cariño.

— Saben a iglesia... Ya sabes cómo... a viejita religiosa.— Para Félix era la comparación más rara que habían hecho.

— Bueno, a comparación tuya, no sé a qué sabe una iglesia o una viejita religiosa. Que buena imaginación tienes, eres adorable— esta vez fue el rubio el que apoyo su cabeza en el hombro del castaño. — ¿Entonces qué te gusta? ¿Las zanahorias?— negó— ¿Berenjenas, brócoli, batata?

— Las batatas si son horneadas a la antigua, en esos hornos de abuela.

— ¿Entonces que comes a diario Hwang Hyunjin? No me digas que comes chatarra a diario— lo miró acusadoramente.

— Claro que no lo hago, normalmente como...— era verdad, su alimentación no era muy saludable —¡Arroz con estofado de kimchi!, esa es mi comida favorita. Pero a diario normalmente como sanduches con diferentes rellenos o lentejas, no me encantan, pero saben bastante bien.

— Tienes el paladar de un niño pequeño... Dulce.— ambos se quedaron en silencio, no era incómodo al contrario. — Me sorprende que hace apenas unas horas estuvieras llorando a mares y ahora estés así de feliz.— esas palabras no se suponía que tenían que ir con ningún tipo de malicia.

El agarre que tenía en la mano del rubio fue disminuyendo hasta que fue soltada. — Oh... Supongo que tienes razón.— su mirada se veía triste. —Quisiera hablar con la madre de Haneul, seguro está pasando un infierno.— Lee se arrepintió totalmente de lo que dijo.

— Oh Jinnie... Yo no quería que lo recuerdes así, perdón.— abrazó el pecho del chico.

— Todo está bien, no hay nada de que preocuparse. La niña está en un lugar mejor.— ahora el que estaba dando las caricias en el cabello contrario era Hyunjin. — Debes ir a trabajar, ¿no, lindo? Apura llegarás tarde.

Médico Cirujano [Hyunlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora