Septiembre, 2020

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UNA CARTA PARA DIOS (UN GRITO DE AYUDA ENTRE LETRAS)

Qué pasa si te digo que estoy cansada, que me quiero rendir, que no puedo más. Qué pasa si te digo que me siento profundamente sola, triste, rota y vacía. Qué pasa si te digo que me duele mucho el pecho, me cuesta respirar, siento que me asfixio, tengo miedo de tantas cosas y se me vienen un montón de pensamientos negativos que me consumen, ahogan, me sumergen, pero que lucho por ahuyentarlos y cambiar esa manera de pensar por cosas más positivas y agradables que me animen a seguir adelante. 

Qué pasa si te digo que estoy harta de fingir que estoy bien, cuando realmente me siento un desastre emocional y sentimentalmente, pero que temo a decirlo, no quiero que me vean tan vulnerable, odio mostrarme frágil, que ya de por sí me cuesta demasiado escribir todo esto y me asusta el cómo puedan reaccionar mis seres queridos. Qué pasa si te digo que a veces pareciera que la vida no tuviera sentido, pero acudo a ti y encuentro paz, el aliento y la fortaleza que necesito para vivir, sobrevivir. 

Qué pasa si te digo que, muchas veces pienso en la muerte, en lo mucho que en ocasiones, casi constantemente, desde mi niñez para ser exactos, he deseado no haber nacido o no existir nunca más. Porque creo que así muchas personas serían más felices sin mí, ya que, en realidad, me siento como un maldito estorbo que sólo arruina todo. 

Qué pasa si te digo que, varias veces en el pasado atenté contra mi vida, que una parte de mí no quiere volver a hacerlo jamás, pero otro lado de mí, una voz desde el interior aparece de vez en cuando y navega por toda mi mente, repitiéndome que debería morir, y ya sabes lo que eso significa si le presto demasiada atención, entonces una parte de mí no teme a nada que pueda pasar, pero a la vez, tengo miedo de cometer una estupidez...

Qué pasa si te digo que también hay una fuerza interior que me dice que no, no me rinda, que esa no es la manera, que todo estará bien, podré superar las cosas malas del pasado que aún me atormentan, podré sanar todas las heridas y ser feliz, que sólo debo confiar en ti Dios y en mí misma, que podré salir adelante, mejorar como persona y lograr cualquier cosa que me proponga. Y por eso es que día a día sonrío diciéndome un montón de veces que todo mejorará, que no deje de creer. Por eso es que me ves, por dentro con el alma desbastada o aporreada, pero por fuera, fuerte y alegre. 

Qué pasa si te digo que siento como si hubiera dos personas peleando por mí, por quién toma mi alma o por quién se la lleva primero, que me siento entre la espada y la pared. Estoy demasiado confundida, que no sé qué hacer con todos mis sentimientos y pensamientos contradictorios, que terminaré volviéndome loca y ya, ya estoy cansada de mí, de ellos, del mundo, de todo. Que sí alguien tiene que ganar esa batalla, por favor, que seas tú y no me dejes tomar la peor decisión, sólo porque me siento agotada, atormentada, debilitada. 

¿Qué pasa si te digo que deseo que me abraces, me digas que todo estará bien, que me ayudes, por favor o simplemente me lleves? I'm dying inside, help me...

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