Blake
3 años después
—Mamá— dice Mía sobre mis piernas señalando a la foto que sujeto entre mis manos.
—Mamá— respondo.
Han pasado 3 años, 3 años del fatídico momento que cambió nuestra vida, 3 años de su muerte, 3 años de su ausencia.
A veces me castigo pensando que actué como un egoísta y que no le di esa parte racional a Mía que tanto necesitaba, la realidad era la que era, y todos sabíamos que el final podría ser desastroso. Primer embarazo, a una edad más avanzada de la normal, y aún por encima una malformación uterina que complicaba todo el proceso, el final estaba siendo demasiado evidente, pero las ilusiones y el amor nublaban nuestro juicio.
Coloco de nuevo la foto sobre la chimenea de nuestro salón y cuando dejo a Mía en el suelo esta sale despavorida hacia la cocina para comer con Hirut unas cuántas galletas.
Sí, ahora Hirut también forma parte de esta familia, pero de una manera completamente desconocida a la esperada. Para que lo entendáis mejor, durante sus meses de embarazo Mía se dedicó a escribir cartas, para todos, como manera despedirse y que siguieran adelante con sus vidas, sin miedo a plantearse nada.
Nunca supe lo que le escribió a los demás, por tanto no se que aparecía en la carta de Paul, lo que si sé es que unos meses después de aquello el comenzó a preparar los trámites para poder adoptar a Hirut y darse la oportunidad de formar una familia.
Nunca pensé que diría esto, pero a pesar de que ambos amábamos a la misma mujer y la rivalidad estaba presente, Paul, comenzó a formar parte de mi vida y de la mi hija, siendo un miembro más de la familia. Me ayudó a criarla, buscó consejo a mi lado para criar a Hirut, lloró sobre mi hombro muchas noches embriagado por el recuerdo de Mía; limpió también mis lágrimas cuando yo también me acordaba de ella, convirtiéndose al final en un buen amigo.
Caroline e Ian se vinieron las primeras semanas del nacimiento de Mía a ayudarme, cosa que agradecí, ya que pensaba que nunca me perdonarían el hecho de no haber evitado su muerte, aunque siempre me dijeron que no había nada que hacer.
Y aunque me castigué y aún me castigo demasiado, la realidad es que Mía ya había dejado todo perfectamente cerrado y claro, ya había hablado con los médicos y firmado los papeles pertinentes de acorde a lo que podía suceder en el parto, ya había tomado una decisión.
— Tú no tienes la culpa de nada Blake, Mía había pasado toda su vida deseando ser feliz, deseando ser querida y deseando tener una familia de verdad, era visto que no iba arriesgar esa oportunidad, aunque eso significase perder su propia vida, ella, lo habría vuelto a hacer.
Me dijo un día Caroline.
Sus padres se presentaron en el entierro. Se mostraron sorprendidos en un principio al conocerme, parecían no tener conocimiento alguno acerca de la vida personal de su hija, lo único que si sabían eran sobre el nacimiento de su nieta, y aunque en un principio se mostraron fríos y distantes, finalmente, cuando el entierro terminó su madre se acercó a mi con tristeza.
— Nunca le hicimos sentir querida, nunca estuvimos demasiado pendientes de ella, y aún así, tuvimos una hija maravillosa, una pena que no pudiéramos decírselo como lo necesitaba.
—Nunca es tarde— le dije mientras sujetaba a mi hija entre mis brazos.
Las manos temblorosas de aquella señora viajaron hasta el rostro de mi hija y lo acariciaron despacio.
—Nunca dudes en decirle te quiero, nunca dudes en apoyarla en todo, nunca dudes de todo lo que vale— se quedó en silencio y siguió observando a aquella pequeña— es igual a ella.
Desde aquel día, todos los sábados vienen a verla, a mi hija, pasan tiempo con ella y le compran todo lo que ella deseé y yo no puedo evitar quejarme de que la consientan demasiado.
De todas maneras me alegro, y sonrío ante esa estampa familiar, ya que pienso que a Mía le habría encantado ver a sus padres siendo cariñosos.
Cuando llego a la cocina las niñas juegan alrededor de la encimera escapando de un supuesto monstruo protagonizado por Paul, el cuál las persigue mientras intenta hacer ruidos extraños. Le indico que voy a salir un momento y el me hace una señal con la mano tratando de decirme que no preocupe.
Cojo el ramo de flores y me meto en el coche en dirección al cementerio. Cuando llego allí comienzo a limpiar la lápida, quitando las antiguas flores que la adornan, las mismas que hace unos días trajo Paul, y deposito las nuevas sobre la misma.
—Nuestra pequeña crece demasiado rápido y no deja de parecerse cada vez más a ti— digo mirando el nombre de Mía sobre la lápida.
Mis ojos comienzan a soltar lágrimas de nuevo e intento aguantarlas pero me resulta imposible.
—Otro año sin ti, y se siente como una eternidad— comienzo a decir— sólo espero que te sientas orgullosa de como la estoy criando, de los valores que le enseño, y de lo mucho que la quiero mi amor, ojalá pudieras estar aquí.
Beso la palma de mi mano y después la acerco hasta la lápida.
—Te amo cariño, y este amor, es sin fecha de caducidad, porque aunque no estés aquí, siempre estarás en mi corazón, hasta que me muera.
FIN
Vale, se que este no es el final que esperabais, y se que os habría gustado un final feliz, pero la realidad es que todo era demasiado complicado en la vida de Mía, y supe desde el principio que la novela iba a tener un final así. El personaje de Mía siempre fue un personaje implicado, que priorizó siempre a las persona que quería ignorando incluso sus propios sueños, pero por primera vez ella decidió ser egoísta y priorizar aquello que por un momento parecía arrastrarla a la parte más triste de su existencia.
Así que no os preocupéis, habrá más novelas y con finales más alegres, pero a esta le tocó ser así. Muchas gracias por vuestro apoyo, y de verdad que siento haberme tirado tanto tiempo para finalizarla, han sido épocas difíciles y a veces me he sentido demasiado estancada.
Espero seguir encontrando vuestros mensajes y apoyo en mis otras novelas que aún siguen en curso, muchas gracias por todo, sois personas maravillosas.
PD: Vosotras y vosotros no tenéis fecha de caducidad, eso está claro <3
ESTÁS LEYENDO
Sin fecha de caducidad
RomanceLa vida de Mia nunca ha sido del todo fácil, a pesar de las comodidades de su familia. Pero que su vida no fuese fácil y acabase en un campamento militar acabó siendo una oportunidad única para conocer a sus nuevos amigos, aquellos que estarían a su...