Problemas

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Capítulo 3

Sorpresa, el militar Blake es una sorpresa, sí, lo admito. No pensaba que este joven sería toda una sorpresa, sí lo sé, estoy repitiendo mucho esa palabra.

Durante todo el trayecto no volvió a hacer apreciaciones ni preguntas incómodas, tan sólo respeto mi momento de silencio y reflexión, cosa que agradezco. Cuando llegamos al lago fue cuando realmente me sorprendió. El susodicho se quito la ropa que le quedaba, que tan sólo eran sus pantalones y LOS JODIDOS CALZONCILLOS, si, lo estáis leyendo, no os miento, Blake se ha despelotado en frente mía, dejando su trasero expuesto a mis ojos. Y aunque intentase ver si su miembro tenía el tamaño perfecto, este fue más rápido que yo y se introdujo en el agua en un abrir y cerrar de ojos.

No dijo nada, yo tampoco iba a decir nada, no podía evitar estar en estado de Shock al ver que el guaperas se había atrevido a tal hazaña, y más aún cuando se había espantado ante mis insinuaciones en la tienda de campaña.

Me quito y la ropa y me quedo en sujetador y bragas, los cuales no están conjuntados. Si, llevo un sujetador rosa fucsia y unas bragas naranjas horribles, pero es que son súper cómodos, y mi mente lo que menos esperaba era que me acabaría exhibiendo ante un macho man, seamos realistas.

Cuando voy a introducirme en el agua escucho su risa y me paro en seco.

—¿Qué pasa? — pregunto.

Este se ríe y niega con la cabeza.

—Que no esperaba que una mujer tan despampanante como tú, usase ropa interior de ese estilo.

Vaya, un piropo, que novedad. La última vez que había escuchado uno fue en el Campamento, hace unas cuantas semanas, y de la mano de aquel enfermo de Mystic, pero esas palabras que el consideraban piropos no lo eran en realidad, sino tan sólo babosadas de un viejo verde que realmente nunca llegó a respetar a ninguna mujer.

—Lo sé, tengo pinta de usar bodies de encaje o tanguitas alocados de acorde con sujetadores que dejan poco a la imaginación— hago una pausa y sonrío— bueno, a quien pretendo engañar, los uso, pero hoy no pretendía hacer ningún pase de lencería, por lo que opté por lo más cómodo.

Este comienza a reírse de nuevo.

—Eres graciosa, pero no tan atrevida como parecías hace unas horas— dice este sin quitarme los ojos de encima.

—No me conoces nada, soy muy atrevida

—Pues metete desnuda, aquí, ¿o acaso no es lo que ibas a hacer en un principio?

VAYA MENUDO DESCARADO RESULTÓ EL MILITAR. Bueno es evidente que soy una mujer sexy, y seguramente que a causa de mi atrevimiento de hace unas horas haya provocado las imágenes más sensuales en su cabeza, pero eso no significa que me vaya a despelotar frente a un desconocido, obviamente no.

—Cobarde— dice poco después de observar mi silencio.

¿COBARDE YO? La ha cagado. Sin previo aviso me desabrocho el sujetador dejando mis senos al aire y mis bragas al igual que la otra prenda, terminan sobre la tierrecita que se encuentra antes del lago.

Blake no me quita los ojos de encima, y me da igual que me vea desnuda. Es como cuando ibas a aquellas playas nudistas Mia, igual. Y sin dudarlo me zambullo en el interior para salir justo al lado del militar de los cojones.

—¿Sorprendido? — pregunto desafiante.

—La verdad es que sí, me había hecho una idea de cómo serías sin la ropa de voluntaria, pero la realidad siempre supera la ficción— dice este con picardía.

Sin fecha de caducidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora