Estás en todas partes, incluso a miles de kilómetros de ti.

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Capítulo 2

Camino a lo largo del campamento y me siento desubicada, no termino de sentirme integrada en este lugar. Todo el mundo me observa como si fuera la típica rica con demasiados remordimientos de cabeza y que lo que busca es desconectar un poco y sentirse filantrópica.

Y para terminar con esta situación de mierda, está el hecho de que este lugar tiene demasiada carga emocional, demasiadas situaciones que te hacen pensar que el mundo es una jodida mierda injusta, mal repartida, y que solo causa dolor.

Uno de los niños del lugar golpea una pequeña pelota de fútbol y esta llega hasta mis pies. Sonrío y le doy una pequeña patada a lo que el responde con una sonrisa y un pequeño gracias avergonzado, volviendo de nuevo con sus amigos.



Flashback

Paul juega con el pequeño Arthur por el jardín, dan toques al balón y se deja meter goles intentando fingir cara de fastidio. Arthur lo celebra como las mayores de las victorias y levanta su camisetita para enseñar su pequeña tripita.

—A ver cuando os animáis Paul y tú— dice Ian mientras me ofrece una cerveza fría.

—Ganas no nos faltan, míralo, será un padre estupendo, estoy segura— digo totalmente orgullosa.

—Tu también serás una buena madre Mia— dice Ian sorprendiéndome.

—Oh dios mío! Pellízcame, por favor no me creo que este hombre me esté haciendo un cumplido.

Ian me saca la lengua y ambos nos reímos a carcajadas. Vuelvo a mirar a Paul y ahora sujeta a Arthur en brazos y comienza a darle un montón de besos en sus regordetas mejillas y Arthur enrosca sus pequeños bracitos alrededor de su tío.

Mi corazón late deprisa al ver esa imagen, y sin dudarlo agarro el colgante que mi madre me regaló cuando era pequeña y que me ha protegido desde entonces y pido en voz baja mi mayor deseo.

—Por favor, tan sólo quiero una familia con el amor de mi vida, tan sólo eso.



**



Agarro con fuerza la mano de Paul mientras caminamos hasta casa, vivimos cerca de nuestros amigos porque nos encanta estar con ellos, y el pequeño Arthur, quién se ha convertido en nuestra persona favorita.

—No podía dejar de mirarte cuando jugabas con él en el jardín, era una imagen tan preciosa...— digo mirándolo a los ojos.

Paul ríe formando esas pequeñas arruguitas que me vuelven loca.

—Tu si que eres preciosa mi amor, y el día que lleves en tu vientre a nuestro bebé, entonces ahí sí que veré a la mujer más hermosa de este mundo.

Me tiro a sus brazos y comienzo a besuquearlo en toda la cara.

—Hazme ya ese bebé Paul, házmelo ya

Este aprieta con fuerza mi trasero y a mí se me escapa una carcajada.

—A la orden mi reina.

Fin del flashback.




Sin fecha de caducidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora