32. Final inesperado.

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[ 4 de Diciembre, 2:10 pm ]


Chantelle apretó la Glock entre sus manos y con un movimiento ligero, presionó el gatillo del arma. Un disparo. La bala se enterró en la madera de un tronco grueso y el sonido de esta provocó un eco en medio de la naturaleza.

Al costado, Tom negó con la cabeza sin poder evitar sonreír ligeramente.

—Atraerás a los animales. —Tom alzó la voz.

—A eso le llamo puntería. —le dijo la rubia, también devolviéndole la sonrisa. Y, en un vaivén de caderas, se posicionó frente a él. —¿Ahora ya me dejarás besarte? —preguntó, para después pasar a estampar su boca sobre la de él sin previo aviso. Derritiéndose entre sus labios. Abrazándole del cuello.

Un beso en medio de la selva, y una tormenta que se aproximaba.

[ 4 de Diciembre, 2:30 pm ]


Brook bajó al gimnasio. Era la primera vez que empezaba a explorar la residencia con más cautela. Y la verdad es que nunca había entrado al gimnasio antes, así que la curiosidad había podido con ella está vez.

Como había supuesto, el lugar estaba equipado con todo tipo de máquinas. Cardio, piernas, etc... Pero lo que no pensó encontrarse ahí dentro, era a Bill Kaulitz sudando bajo una sudadera blanca sin mangas que dejaba ver sus bíceps. Definitivamente era algo que no iba a encontrar en ningún otro gimnasio.

Cuando lo vió, se ruborizó en el instante. Porque él estaba tan inmerso en su faena. Sudando mucho, moviendo sus brazos contra esas grandes pesas y con los ojos clavados en un punto en medio del lugar que le proporcionaba concentración.

—Oh, joder... Lo siento. —susurró ella, cubriéndose la vista en un acto desesperado por no parecer interesada en... mirarlo.

—No pasa nada. —le contestó él, soltando las pesas y provocando que cayeran al suelo.

El sonido invadió el lugar.

—Sí, vale... Volveré después.

—Oye, no... Brook. —el chico se puso de pie de inmediato cuando ella trato de volver a la puerta.

Brook intentó pasar por alto su mirada. Lo impactante que era. Un color marrón tranquilizador pero a la vez... sexy.

—¿Si? —ella tragó saliva.

—Quería disculparme.

Vaya, al menos alguien en esa casa sí sabía disculparse...

—Por lo de ayer, en el viaje. Lo lamento. —realmente parecía afligido. Es decir, su rostro lo estaba de verdad. No era el mismo Bill de ayer; misterioso, enfadado y de mal carácter.

—Esta bien...

—No, no lo está. —una pequeña sonrisa se formó en los labios del muchacho. A penas un indicio, pero era algo. Bastante lejano a lo que Brook pensó que vería alguna vez de parte de él. —Quizás deberíamos empezar a llevarnos bien, ¿no crees?

—Créeme, es lo único que quiero. —respondió ella con cierta ironía. —Ya hay... bastante gente aquí con la que no me estoy llevando nada bien... —las últimas palabras le causaron cierto regocijo en el corazón. No podía, aunque quería, evitar sentirse de esa forma.

—No pienso correr con la misma suerte.

[ 4 de Diciembre, 11:12 pm ]


Tom se abrochó los pantalones e hizo a un lado las sábanas de su cama. Chantelle dormía cómodamente dándole la espalda, en ese precioso conjunto que formaba su piel desnuda. Aquel polvo había estado fenomenal. Ella, moviéndose sobre él con desenfreno, gritando, corriéndose... Había sido suficiente para tener a Tom al menos unos segundos fuera de estrés.

𝑨𝒏𝒕𝒊𝒅𝒐𝒕𝒆 ; 𝐓𝐨𝐦 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora