Tom:Tengo la certeza de que de todos los momentos que vivimos en la vida, las personas elegimos un par de estos para llevarnoslos hasta la muerte, o hasta donde sea realmente nuestro siguiente punto de parada.
Momentos que permanecen en nuestra memoria como recordatorios de que vivimos en esta tierra.
Momentos.
Aquí, ahora, este es uno de ellos. Quizás el más importante.
Y aunque me gustaría contar a ciencia cierta que fue uno de los peores, eso no va a ser exactamente lo que escucharás de mí. Porque incluso cuando el infierno parece ser hondo, desgarrador e infinito, hay algo que le hace ser atractivo. Algo que hace que quieras quedarte, o al menos, que quieras permanecer por unos segundos más. Que quieras seguir intentándolo.
Para mí, ese "algo", había empezado a tener nombre y apellido desde hace mucho.
Tendido en el suelo frío y deteriorado, mi brazo y abdomen sangraban. Sangra por dos cosas: uno, porque una bala a traspasado mi carne velozmente y dos, porque el acero del proyectil continúa dentro de mí.
Pero hay muchas cosas más que influyen en medio de un disparo. Mis párpados empiezan a agotarse, y comienzan a cerrarse de tanto en tanto mientras trato con todas mis jodidas fuerzas que el aire siga llegando a mis pulmones.
El impacto de los proyectiles ha hecho que mi cabeza entre en un estado inerte. En un estado de relajación que no puedo controlar. Me siento débil. Me siento adormecido. Y de un momento a otro el tono de las cosas pasa a ser inteligible.
No puedo ver nada con exactitud, más que un buen puñetero de cosas borrosas que se expanden en toda mi vista y que se mueven una sobre otra. Al mismo tiempo, el sonido de mi alrededor pasa a ser lejano, denso, inalcanzable. Todo tiene un eco. Todo parece estar sucediendo a muchos metros lejos de mí, aunque en realidad si alguien pudiese verme, sabría que todo está pasando justo en mis narices... Pero no puedo sentirlo, no puedo ser participe de ello... Porque estoy prácticamente muerto sobre el maldito cemento.
Sin embargo, mi mente no puede dejar de trabajar aún. Y mucho menos, y por suerte, mi corazón.
Pienso en Brook. Y mi mente se nubla de inmediato en ideas que pueden ayudarme a salir de aquí. Quizás arrastrándome, quizás cojeando, conduciendo en mi coche. Necesito hacer algo. Se tanto como el hecho de que aún estoy vivo, que no puedo quedarme en la espera de que la muerte venga por mí a sacarme de este jodido mundo en el cual aún tengo mucho por hacer.
Pienso en Brook, y no puedo evitar despertarme... Mis puños se aprietan tanto que logro hacerme daño y debilitarme aún más. Pero eso no evita que use la misma fuerza para desgarrar un pedazo de tela para atar la herida de mi brazo en un nudo fuerte que logra controlar la hemorragia, y que probablemente solo me durará algunos minutos más.
Necesito moverme.
Mis brazos empiezan a temblar una vez que los uso para intentar ponerme de pie. La herida en mi abdomen es aún más profunda y dolorosa. No solo hace que me falte la respiración en el acto, si no también que todo mi organismo se paralice en un solo segundo que parece estar colgando de una cuerda floja.
Pero lo hago. Me pongo de pie. Y de inmediato todo lo que tengo a mi alrededor es aún más confuso. Estoy temblando y no logro estirarme del todo, pues mi cuerpo vuelve a caer sobre el suelo en un intento fallido. Mi espalda se golpea, el sonido retumba en mis oídos y tengo la ligera sensación de que la herida se ha abierto un poco más.
—Maldita sea... —logro articular con el reflejo rápido de coger un poco más de aire. Mi vista se nubla cuando intento buscar alguna otra salida. Pero no hay nada. Nada. Estoy completamente solo, viéndolo todo desde la peor perspectiva que alguien podría imaginar. Mi espalda arde, mis heridas sangran y golpean duro en cada parte de mi cuerpo y no encuentro una salida... No encuentro una salida...
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𝑨𝒏𝒕𝒊𝒅𝒐𝒕𝒆 ; 𝐓𝐨𝐦 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳
FanfictionBrook Taylor lleva en su sangre el antídoto para salvar a la humanidad de una próxima pandemia que acabaría con la raza humana. Por ese motivo, el gobierno de los Estados Unidos contrata los servicios de Tom Kaulitz y su equipo especializado, quien...